En un contexto de relativismo moral, donde las antiguas convicciones éticas se desmoronan, surge la necesidad de buscar explicaciones y, en consecuencia, justificaciones para todo. Sin embargo, este relativismo plantea un peligro latente al llevarnos a vivir en la penumbra moral que caracterizó al siglo XX, permitiendo la proliferación de monstruos como el fascismo y el comunismo.

El artículo aborda el peligro de banalizar el mal, recordando cómo Hitler logró convencer a millones de alemanes de justificar actos atroces contra los judíos. Del mismo modo, señala la influencia ideológica del marxismo en la actualidad, vinculándolo a problemas actuales y cuestionando su impacto en la decadencia de la civilización occidental.

El autor destaca la importancia de reconocer la existencia del bien y del mal, rechazando la idea de que el mal sea simplemente la ausencia de bien. Argumenta que ignorar esta realidad lleva a confusiones morales y justificaciones indebidas de actos criminales. Además, critica la falta de dignidad otorgada a las víctimas en el sistema judicial, destacando la necesidad de encontrar un equilibrio entre los derechos de los criminales y las víctimas.

El artículo concluye con una comparación entre la situación en El Salvador, bajo el liderazgo de Nayib Bukele, y la creciente preocupación por la criminalidad en España. Destaca la urgencia de tomar medidas decisivas y la importancia de tener líderes fuertes dispuestos a enfrentarse al establishment para cambiar la política criminal. El autor aboga por un enfoque desproporcionado a favor del bien en la lucha contra el mal, resaltando la necesidad de actuar con determinación ante los desafíos sociales.