Rafael Narbona: “Sin amor no somos nada”

El filósofo español reflexiona sobre el poder transformador del amor y su impacto en la salud mental y el bienestar personal.

“El amor es la fuerza más poderosa del universo y de la vida en común entre los seres humanos”. Así lo sostiene Rafael Narbona, profesor de filosofía y crítico literario, quien en su nuevo libro Elogio del amor ofrece una mirada profunda sobre este sentimiento y su rol esencial en la existencia humana.

En una charla íntima con Lecturas, Narbona comparte algunas de las ideas que atraviesan su obra: “Nada es comparable a la dicha de amar”. Para él, el amor no es solo una emoción, sino una herramienta vital con un poder incluso curativo. Desde su experiencia personal, lo describe como una luz que guía en los momentos más oscuros: “El amor nos aporta esperanza, una dirección, un lugar hacia el que ir y compartir experiencias. Sin amor prácticamente no se vive”.

Narbona ha dedicado años a reflexionar sobre la influencia del afecto en la salud mental y emocional. “Sin amor no somos nada”, repite, y lo dice desde un lugar vivido. Durante años enfrentó una profunda depresión causada por la pérdida de su hermano —quien se suicidó— y de su padre cuando él tenía apenas nueve años. “A los 20 ya había atravesado dos duelos devastadores”, recuerda. Pero fue el acto de cuidar a su madre con Alzheimer, junto a su esposa, lo que marcó un antes y un después: “Ese acto de amor me ayudó a salir de la depresión. Me obligó a salir de mí mismo, a descentrarme, y me transformó en una mejor persona”.

En su mirada, amar no solo nos mejora, sino que nos completa. “El que no ama lleva una vida incompleta, insuficiente, pobre y triste”, afirma con convicción. También insiste en ampliar la visión limitada del amor romántico: “Los objetos del amor son casi ilimitados. Podemos amar a una persona, pero también un paisaje, la música, el arte, los animales, incluso a Dios”.

Sin embargo, no se trata de un camino fácil. Amar —advierte— implica entrega, generosidad y compromiso. “Requiere olvidarse un poco del propio ego, salir de uno mismo y cuidar del otro. No es algo instantáneo ni gratuito, es una tarea”.

El amor, entonces, es también clave para alcanzar la felicidad, aunque Narbona la define lejos de la euforia o la satisfacción inmediata. “La felicidad verdadera se basa en una vida fructífera, con metas, una conciencia tranquila por el deber cumplido y un compromiso ético con los demás. Y en todo eso, el amor es central. Es una fuente de riqueza y una oportunidad de crecimiento que sana y alivia las heridas”.

Así, frente a una sociedad que a menudo subestima lo intangible, Narbona levanta la voz con una certeza firme: el amor no solo transforma, también salva.

Tags

Compartir post