¿Quién fue Homero? El misterio detrás del genio (o los genios) que crearon la Ilíada y la Odisea

Por lo general, los comienzos son torpes. Aprender a andar en bicicleta, por ejemplo, suele dejarnos con moretones y caídas. Bajo esa lógica, esperaríamos que los primeros pasos de la literatura occidental fueran titubeantes, inmaduros. Pero sucede algo extraordinario: los dos primeros textos que nos llegan desde esa lejana antigüedad —la Ilíada y la Odisea— no solo están lejos de ser rudimentarios, sino que rozan la perfección.

¿Cómo es posible que, en los albores de nuestra tradición literaria, hayan surgido dos obras tan magistrales? ¿Quién fue Homero? ¿Un poeta prodigioso? ¿Un mito construido sobre el trabajo de muchos?

El poeta ciego y la teoría del autor único

La visión tradicional sostiene que ambas epopeyas fueron creadas por una única mente brillante: Homero. La coherencia interna de los textos, su estilo pulido, la profundidad de los personajes y la forma en que abordan temas universales como la furia, el honor o el destino, refuerzan esta idea. Hay una lógica narrativa unificada, como si una sola voz, inconfundible, hablara desde el corazón de los poemas.

Homero, sin embargo, es más leyenda que figura histórica. Las fuentes lo describen como un poeta ciego que recitaba sus versos de forma oral. De hecho, su nombre podría traducirse como “el que no ve”. Más allá del mito, lo cierto es que no hay pruebas firmes de su existencia. Y, aún así, su sombra atraviesa siglos.

La fuerza de la tradición oral

En el otro extremo, muchos académicos sostienen que la Ilíada y la Odisea no son obras de un solo autor, sino el resultado de una larga y rica tradición oral. Estas historias habrían sido contadas y recontadas durante generaciones por aedos (poetas orales), hasta que finalmente fueron escritas y organizadas en los textos que conocemos hoy.

Esta teoría encuentra sustento en las fórmulas repetitivas, los patrones narrativos y las inconsistencias internas de los poemas: contradicciones, genealogías cambiantes, episodios que parecen añadidos posteriores. Todo ello apunta a una composición colectiva, hecha a muchas voces, y pulida con el tiempo.

¿Una síntesis posible?

Quizás no haya una respuesta definitiva. Tal vez Homero fue un poeta brillante que logró poner por escrito una herencia oral compleja, dándole forma, estructura y belleza imperecedera. Una figura, real o simbólica, que encarna la transición entre la oralidad y la escritura, entre el mito y la historia.

Lo que sí sabemos es que, sea quien sea (o quienes sean), nos dejó una cumbre literaria insólita para su tiempo. Y eso, quizás, es lo más fascinante del enigma homérico: que nunca deje de inspirar preguntas.

Fuente: Ethic


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