Debate y Convergencia

“Muchos escritores la van de irreverentes, pero cuando los llaman de la Feria y les ponen un micrófono, se mojan”

El escritor Guillermo Saccomanno dialogó con Jorge Fontevecchia en Modo Fontevecchia, por Radio Perfil (FM 101.9), y se refirió al alcance que tuvo su discurso de apertura de edición 46 de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.

¿Qué balance hacés sobre las repercusiones de sus palabras?

Estoy algo desacostumbrado como escritor a verme inmerso en esta marea mediática, donde se te vienen los cinco minutos de fama encima. Tengo 73 años, vengo de una generación que se formó bajo dictaduras, fue perseguida, masacrada y tuvo como profesores e ideólogos a figuras pesadas de nuestra literatura, a menudo olvidadas, como David Viñas. Estoy acostumbrado porque empecé a militar y trabajar desde muy chico, en mi adolescencia, y esa formación me dio una estructura de pensamiento y sentimiento queno me permite aguantar la mentira. No fue extraordinario lo que dije, pero hablé de lo que nadie habla en el mundo de lo políticamente correcto y la cortesía. En este tiempo estamos viviendo una crisis de representación tan fuerte, especialmente en el lenguaje. Muchos escritores no hicieron mi planteo porque la van de irreverentes, pero cuando los llaman de la Feria y les ponen un micrófono, se mojan. Se me cae la cara de vergüenza si no lo digo, en una sociedad que miente, cuando tengo la oportunidad de decir lo que pienso y siento.

¿Qué pasó con tus amigos editores? ¿Qué te dijeron?

Después de la Feria, desbordado y nervioso, me reuní con mis hijas y unos amigos editores. Me dijeron que el discurso había sido bueno y me elogiaban, pero no los sorprendió porque me conocen. Con ellos tuve discusiones, momentos de coincidencias y diferencias. Estaban Ignacio Iraola (ex de Planeta) y Juan Boido (Random House), que son mis amigos, y sé que Ignacio se la tuvo que jugar y editar menos libros para conservar los puestos de trabajo durante la pandemia. Para mí, eso no es ser solo un editor, es un gran gesto, de una persona noble. En estos tiempos está muy difícil conseguir trabajo en el mundo editorial, porque está muy golpeado con la crisis del papel. Son amigos que conozco desde hace muchos años, eran chicos cuando ya estaba publicando y estamos acostumbrados a hablar francamente. No creo que “editor” sea una mala palabra.

¿Te dijo algo Tristán Bauer después de tu discurso?

Me comentó que había sido muy buena la actitud y corajuda. Pero no es valentía, es decir lo que pienso. Pasa que no estamos acostumbrados a hablar con lo que uno siente y piensa, en un momento de crisis de representación. Es más importante quedar bien que decir la verdad.

JL

Fuente: Perfil, Argentina

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