Urgido por fortalecer las reservas del Banco Central en medio de un contexto de tensión cambiaria, el Gobierno intentará que las cerealeras exportadoras aceleren las liquidaciones de divisas en las próximas semanas. Por la incertidumbre cambiaria, esas ventas se han desacelerado, en un escenario en el que los productores de soja también se muestran mucho más conservadores.
Según la estimación oficial, los sojeros guardan en los silobolsas alrededor de u$s10.000 millones. De ese total, la mitad -unos u$s5.000 millones- ya debió venderse si no fuera por el escenario de gran incertidumbre a nivel cambiario. Los chacareros retienen la mercadería, ante la duda de una devaluación inminente.
Por eso, y como ya hizo antes Martín Guzmán, se abrió un canal de negociación para intentar que los productores y las cerealeras aceleren las liquidaciones. La idea es consignar una ventana de tiempo en la cual quienes vendan la soja tengan un beneficio fiscal.
El problema que existe ahora es que el escenario luce tan complica, con una brecha superior al 130% -en el inicio de la semana, el contado con liquidación trepó a los $304-, que los dueños de la soja querrán poner condiciones muy fuertes para acceder a liberar gran parte de su producción.
Un informe de la Ieral dio cuenta de la desaceleración en las liquidaciones de la producción de soja: “De venderse casi 800 mil toneladas semanales de soja en mayo, se pasó a 540.000 en las últimas cinco semanas (cuatro semanas de junio y una de julio), es decir se redujeron en un 32% los volúmenes comercializados. Nótese que a fines de junio sólo el 27% de la cosecha de soja estaba comercializada, cuando el patrón histórico ubica este porcentaje en el 45% para esa misma fecha”.
Más incertidumbre, menos dólares
Los últimos números dan cuenta de lo que está sucediendo: el último viernes, las cerealeras liquidaron en el Banco Central, poco menos de u$s72 millones. Hasta hace algunas semanas, el ritmo promedio diario era de unos u$s200 millones.
La súbita merma en el nivel de las liquidaciones se vincula con la disparada de la brecha cambiaria en los últimos 40 días. Primero con la corrida contra los títulos de deuda en pesos y luego tras la renuncia de Guzmán.
La retracción en la oferta de divisas se combina con otra cuestión, tanto o más grave: los fuertes pagos de energía que el Gobierno debe hacer a diario para asegurar el abastecimiento de gas y combustibles en pleno invierno.
La energía se está llevando importaciones por u$s2.000 millones mensuales. Ayer mismo, en el inicio de la semana, el Banco Central giró unos u$s200 millones.
Dólar: el plan para “pasar el invierno”
Según Miguel Pesce, titular del BCRA, los pagos de energía se irán apaciguando con el correr de las semanas. Del actual pico se pasaría a un volumen menor para dentro de un mes. Para septiembre y octubre, los pagos de energía deberían estar más cerca de los u$s1.000 millones mensuales.
“Todo dependerá de las temperaturas de la segunda quincena de agosto y de septiembre”, refiere una fuente del equipo económico a iProfesional.
Para tener un pasaje seguro desde ahora y hasta ese momento, el Gobierno intentará acrecentar el caudal de billetes verdes que llegan al Banco Central. Por eso se prevé una urgente negociación con las cerealeras.
Está claro que ya no queda margen para lo que hizo Guzmán antes de salir eyectado del Gobierno: el exministro bloqueó todas las importaciones del país, lo que le permitió al Banco Central acaparar u$s1.500 millones en cuatro días.
Esa medida extrema tiene costos que aún se están pagando: sin la entrada de las importaciones, los empresarios se volvieron más celosos de sus stocks, a los que cuidan tanto como los dólares. El costo de la incertidumbre, aunque intangible, también se paga con más inflación.
Es lo que se nota en algunos rubros, en especial. Los electrodomésticos y también algunos insumos para la construcción registraron alzas superiores al 50% en las últimas dos semanas ante la incertidumbre cambiaria y los faltantes de mercadería.
En las empresas se vive de cerca la incertidumbre
Algunas compañías decidieron, intempestivamente, la suspensión de las ventas a sus clientes. Sucedió entre las que, básicamente, venden productos importados.
Hubo otras que, directamente, aplicaron subas de precios, que en algunos casos puede calificarse de “violentas“, en relación a la dinámica que venían mostrando.
Por fuera de la comida, algunos rubros dependientes de las importaciones también están mostrando alzas notables.
Señales al sector privado: ¿alcanzan?
Desde la asunción de Silvina Batakis, el Gobierno se jugó a que los anuncios de la ministra de la semana alcanzarían para estabilizar el frente cambiario. Transcurrida una semana desde, ninguna variable mejoró. Más bien, todo lo contrario.
El desborde inflacionario de las últimas semanas suma presión al Gobierno.
El mercado cambiario está más tensionado y el frente de la economía real también aparece más problematizado, con un recalentamiento notorio de los precios.
Hasta el momento, Alberto Fernández desistió en el anuncio de un plan integral, en el cual conste la hoja de ruta del Gobierno hasta el fin del mandato.
Está claro que la sola mención de las intenciones -emprolijamiento fiscal y compromiso con las metas del acuerdo firmado con el FMI- no alcanzan para estabilizar las variables cambiarias y financieras.
Las presiones continúan en aumento, y eso queda en evidencia en el salto de los precios. La inflación podría acercarse al 8% este mes, de acuerdo a las previsiones de la consultora de Orlando Ferreres, una de las referentes para el mercado.
Fuente: Iprofecional, Argentina.