Este martes se conmemora el centenario del nacimiento de Yukio Mishima (1925-1970), uno de los novelistas japoneses más influyentes y polémicos del siglo XX. Aunque su legado literario fascina a lectores de todo el mundo, su vida, marcada por el nacionalismo extremo y su dramático suicidio ritual, sigue generando divisiones en Japón.
Celebraciones discretas para una figura incómoda
A pesar de su renombre internacional y su candidatura al Premio Nobel en cinco ocasiones, el centenario de Mishima no ha sido motivo de grandes homenajes públicos en su país natal. Instituciones como el Museo de Literatura Japonesa Moderna y editoriales como Shinchosha y Kawade Shobo Shinsha lideran las iniciativas con exposiciones, reediciones limitadas y eventos centrados en su obra.
Entre los actos destacados se incluye la reimpresión de “Confesiones de una máscara”, la novela que consolidó su fama en 1949, explorando temas como la homosexualidad y la identidad en la posguerra.
Una vida entre la literatura y el espectáculo
Bajo el pseudónimo de Yukio Mishima, Kimitake Hiraoka construyó una carrera literaria brillante que lo llevó a escribir 34 novelas, 50 piezas teatrales, 25 libros de cuentos y una película. Sin embargo, su vida personal, marcada por su búsqueda de reconocimiento y su ideología radical, lo llevó a un final trágico.
En 1970, tras completar su tetralogía “El mar de la fertilidad”, intentó dar un golpe de Estado que culminó con su suicidio ritual por harakiri, dejando un legado tan teatral como sus propias obras.
Un legado literario eterno, aunque controversial
Aunque su ideología nacionalista genera rechazo en Japón, su obra literaria es reconocida como un reflejo del Japón de su tiempo: un país en transición entre la tradición y la modernidad. A 100 años de su nacimiento, Mishima sigue siendo un ícono cultural cuya obra invita a la reflexión sobre los dilemas de identidad, poder y estética que trascienden generaciones.