Mientras el Gobierno de Javier Milei celebra el inminente levantamiento del cepo cambiario y la concreción de nuevos acuerdos financieros con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y China, un dato inquietante emerge del panorama económico: el consumo masivo cayó un 5,4% en marzo, profundizando una tendencia que ya lleva 16 meses consecutivos en retroceso.
Aunque el dato representa una leve mejora respecto a los primeros meses del año —cuando el desplome alcanzó el 8,6%—, el consumo de bienes esenciales, como alimentos y productos de primera necesidad, continúa en descenso en el contexto de una recesión cada vez más marcada.
De acuerdo al último informe de la consultora Scentia, la caída no impacta de igual modo en todos los canales de venta. “La situación entre canales es distinta, dado que los supermercados sufren una contracción de 7,1%, mientras que los autoservicios lo hacen en menor medida, retrocediendo 3,7%”, señala el relevamiento.
El ciclo de caídas comenzó en enero de 2024, tras la primera devaluación dispuesta por la administración libertaria en diciembre. Desde entonces, el consumo no logró recuperarse. El pico de la crisis se registró en septiembre de ese mismo año, con una caída interanual del 22,3%, reflejando el fuerte impacto de la inflación en los precios de góndola.
Ahora, con la inminente liberación del tipo de cambio y una nueva devaluación en puerta, se prevé un nuevo ajuste en los precios. Los principales proveedores estiman subas que oscilarán entre el 5% y el 9% en los próximos días, lo que podría volver a deteriorar aún más el poder adquisitivo de los consumidores.