En el quinto mes desde el inicio del mandato de Javier Milei, la Confederación General del Trabajo (CGT) convocó el jueves 9 de mayo a su segundo paro nacional contra el gobierno. La medida contó con la adhesión mayoritaria de los sindicatos, quienes han estado enfrentando una serie de tensiones con la administración libertaria debido a las políticas de ajuste implementadas para superar el déficit.
El trasfondo de este paro se encuentra en el debate de la Ley de Bases en el Senado, donde se discuten temas “sensibles” para los líderes gremiales, como las iniciativas de flexibilización incluidas en la reforma laboral propuesta por Milei.
Durante la jornada del paro, la actividad aérea en el Aeroparque Jorge Newbery fue nula, mientras que en el aeropuerto internacional de Ezeiza solo operaron algunas líneas aéreas. Además, se registró una paralización de actividades en trenes, subtes y la mayoría de las líneas de colectivos en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA).
La adhesión de gremios de diversos sectores también generó complicaciones en el funcionamiento de hospitales, escuelas, universidades, supermercados, así como en actividades portuarias y bancarias, entre otras.
La CGT consideró el paro como un “rotundo éxito”, destacando la alta adhesión en todo el país, especialmente en la industria, el comercio y el sector público. Por su parte, el ministro de Economía, Luis Caputo, respondió a las críticas del gremialista Pablo Moyano, destacando la alta adhesión al paro como una muestra de rechazo a las políticas de Milei.
En medio de la jornada de paro, la Policía de la Ciudad detuvo a doce personas acusadas de amenazar y extorsionar a trabajadores de empresas de transporte que no adhirieron al paro convocado por la CGT.
El jefe del bloque de diputados del PRO, Cristian Ritondo, calificó el paro como “un fracaso”, criticando a los líderes gremiales por acompañar al “peor gobierno de la historia” y por plantear dos paros generales en cinco meses contra el presidente Milei, quien está llevando adelante la agenda propuesta y votada por los argentinos.
En contraposición, el gobernador de Tucumán, Osvaldo Jaldo, cuestionó la medida de fuerza convocada por la CGT, afirmando que se trató de una excusa para “seguir durmiendo” y que la Argentina no se sacará adelante descansando.
