Tensión comercial sin tregua: la escalada arancelaria entre EE.UU. y China golpea a los exportadores chinos

La guerra comercial entre Estados Unidos y China volvió a intensificarse en los últimos días, luego de que Washington elevara los aranceles sobre productos chinos hasta un 145%. En respuesta, Beijing impuso un nuevo paquete de gravámenes que elevó al 125% la carga sobre las importaciones estadounidenses. En el medio, las empresas exportadoras ubicadas en China empiezan a sentir con fuerza el impacto y presionan por una solución diplomática urgente.

Una de las voces que ilustra el malestar del sector es la de Candice Li, gerente de marketing de Conmo Electronic Co., una empresa dedicada a la fabricación de dispositivos médicos. “Es una cuestión de vida o muerte, podríamos decir. Entre el 60 % y el 70 % de nuestro negocio proviene de clientes estadounidenses, por lo que la presión que soportamos es extremadamente alta”, afirmó en diálogo con Reuters. Desde el anuncio de la administración Trump, las órdenes de compra provenientes de EE.UU. prácticamente desaparecieron, aseguró.

Li participa de la Feria de Cantón, uno de los eventos comerciales más importantes de China, que se celebra dos veces al año y reúne a miles de empresas y compradores de todo el mundo. En esta edición, la primera desde la entrada en vigor de los nuevos aranceles estadounidenses, el conflicto bilateral domina las conversaciones. “Lo que más nos preocupa es un estancamiento prolongado, donde ninguna de las partes ceda. En última instancia, somos nosotros, la gente común, quienes sufrimos”, advirtió.

Impacto visible y advertencias desde Beijing

Los organizadores de la feria informaron que hasta el 8 de abril se habían registrado unos 170.000 compradores extranjeros, una caída significativa respecto a los 253.000 de la edición anterior. Solo el 10% proviene de Estados Unidos y Europa, una baja notable frente al 20% del año pasado.

Desde distintos sectores, los testimonios apuntan en la misma dirección. Amy Ye, empleada de un stand de exportadores de máquinas recreativas, reveló que varios clientes estadounidenses “suspendieron sus planes de pago” tras los últimos cambios arancelarios.

En este contexto, el gobierno chino emitió un comunicado en el que acusa a Washington de haber “ignorado deliberadamente el orden económico internacional” construido tras la Segunda Guerra Mundial. El texto advierte que las decisiones recientes de la Casa Blanca “representan una amenaza directa a los intereses fundamentales de China” y remarca que la paciencia de Pekín “tiene límites”. Si EE.UU. insiste en infligir daños sustanciales, China “responderá con firmeza y lo acompañará hasta el final”, asegura el mensaje oficial.

Una escalada sin precedentes

El conflicto, que comenzó con medidas aisladas, alcanzó esta semana su punto más álgido. Las nuevas tarifas impuestas por Estados Unidos llevan la carga total sobre productos chinos a un inédito 145%. La reacción china fue proporcional: aranceles del 125% sobre importaciones estadounidenses, como medida espejo.

Este enfrentamiento comercial, entre las dos economías más grandes del mundo, genera preocupación por su posible impacto global. La desaceleración del comercio, el freno a inversiones y el riesgo de aumento del desempleo aparecen en el horizonte como consecuencias inevitables si no se alcanza un acuerdo que frene la escalada.


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