En algún momento tendremos que abandonar nuestro sistema solar. En nuestro caso particular, tenemos aún unos 5 000 millones de años (hasta que el Sol entre en fase de gigante roja y acabe con todo lo que nos rodea en nuestro vecindario galáctico). Antes de este trágico destino y que nuestra estrella se transforme en una nebulosa planetaria visible a millones de años luz, el ser humano ya debería haberse convertido en una especie que sea capaz de moverse por el universo como pez en el agua.
Aunque quede mucho para este planteamiento, el problema es actual. Ahora mismo no tenemos posibilidad de abandonar el sistema solar, pero la clave está en la temporalidad: ahora mismo. Nuestra tecnología, a día de hoy, es inviable para tal menester, ya que no poseemos naves espaciales capaces de superar los escollos que suponen estos viajes espaciales e incluso el planteamiento de naves generacionales en las que generaciones entera de humanos vivirían y morirían el trayecto hasta la estrella o planeta objetivo se torna poco alentador, pero… ¿y si pudiéramos viajar por el espacio sin una nave espacial?
Nuevo planteamiento
Este es el punto de partida del estudio de Irina Romanovskaya, profesora de Física y Astronomía del Community College de Houston quien ha propuesto “que las civilizaciones extraterrestres pueden usar planetas que flotan libremente como transporte interestelar para alcanzar, explorar y colonizar sistemas planetarios”, expone en su estudio publicado en la revista International Journal of Astrobiology.
La investigadora propone también, para encontrar a esas civilizaciones, una estrategia para la búsqueda de sus tecno firmas y artefactos. Concretamente, “propongo posibles firmas tecnológicas y artefactos que pueden ser producidos por civilizaciones extraterrestres que utilizan planetas que flotan libremente para la migración interestelar y la colonización interestelar, así como estrategias para la búsqueda de sus firmas tecnológicas y artefactos”.
Planetas errantes
¿De dónde vienen los planetas errantes? Es probable que la mayoría sean expulsados de sus sistemas solares debido a eventos gravitacionales, pero algunos pueden formarse por acreción como lo hacen las estrellas. Aunque también podrían venir la nube de Oort.
Cabe la posibilidad de que estos planetas vagabundos o errantes, de los que se ha teorizado que podría haber 50 000 millones de planetas errantes viajando por nuestra galaxia, lleven su propia vida con ellos en los océanos subterráneos que se mantienen calientes por la descomposición radiogénica.
La idea que plantea Romanovskaya es que, en teoría, es posible que una civilización lo suficientemente avanzada se apodere de uno de estos objetos y los use para salir del planeta. Si bien los muchos planetas de este tipo son asteroides errantes estériles e incapaces de sustentar la vida humana, la investigadora teoriza que algunos pueden contener océanos superficiales y subterráneos. Junto con una atmósfera sostenible y una fuerza gravitacional confiable, esto podría convertirlo en un recurso útil para los viajes interestelares.
Eso sí, aparte de la necesidad de que el planeta errante tenga el agua necesaria para una existencia humana sostenible, también tendría que acercarse lo suficiente a nuestro sistema solar para que sea factible subirnos a bordo. Y luego estaría la cuestión de si podría ser dirigido de alguna manera (utilizando velas solares, por ejemplo, una tecnología que también es en gran medida teórica) o si los humanos simplemente supiéramos el destino de este planeta y nos subiéramos a él cual autoestopista -galáctico- al estilo de la novela de ciencia ficción de Douglas Adams.
Sea como fuere, este trabajo de investigación no está postulando que utilizar un planeta rebelde para viajes interestelares sea algo remotamente posible dado nuestro nivel actual de tecnología. Pero sí sirve para conceptualizarlo como una posibilidad y plantea la idea de una civilización alienígena avanzada que utilizaría este método de viaje sin nave espacial.
06/06/2022
En algún momento tendremos que abandonar nuestro sistema solar. En nuestro caso particular, tenemos aún unos 5 000 millones de años (hasta que el Sol entre en fase de gigante roja y acabe con todo lo que nos rodea en nuestro vecindario galáctico). Antes de este trágico destino y que nuestra estrella se transforme en una nebulosa planetaria visible a millones de años luz, el ser humano ya debería haberse convertido en una especie que sea capaz de moverse por el universo como pez en el agua.
Aunque quede mucho para este planteamiento, el problema es actual. Ahora mismo no tenemos posibilidad de abandonar el sistema solar, pero la clave está en la temporalidad: ahora mismo. Nuestra tecnología, a día de hoy, es inviable para tal menester, ya que no poseemos naves espaciales capaces de superar los escollos que suponen estos viajes espaciales e incluso el planteamiento de naves generacionales en las que generaciones entera de humanos vivirían y morirían el trayecto hasta la estrella o planeta objetivo se torna poco alentador, pero… ¿y si pudiéramos viajar por el espacio sin una nave espacial?
Nuevo planteamiento
Este es el punto de partida del estudio de Irina Romanovskaya, profesora de Física y Astronomía del Community College de Houston quien ha propuesto “que las civilizaciones extraterrestres pueden usar planetas que flotan libremente como transporte interestelar para alcanzar, explorar y colonizar sistemas planetarios”, expone en su estudio publicado en la revista International Journal of Astrobiology.
La investigadora propone también, para encontrar a esas civilizaciones, una estrategia para la búsqueda de sus tecno firmas y artefactos. Concretamente, “propongo posibles firmas tecnológicas y artefactos que pueden ser producidos por civilizaciones extraterrestres que utilizan planetas que flotan libremente para la migración interestelar y la colonización interestelar, así como estrategias para la búsqueda de sus firmas tecnológicas y artefactos”.
Planetas errantes
¿De dónde vienen los planetas errantes? Es probable que la mayoría sean expulsados de sus sistemas solares debido a eventos gravitacionales, pero algunos pueden formarse por acreción como lo hacen las estrellas. Aunque también podrían venir la nube de Oort.
Cabe la posibilidad de que estos planetas vagabundos o errantes, de los que se ha teorizado que podría haber 50 000 millones de planetas errantes viajando por nuestra galaxia, lleven su propia vida con ellos en los océanos subterráneos que se mantienen calientes por la descomposición radiogénica.
La idea que plantea Romanovskaya es que, en teoría, es posible que una civilización lo suficientemente avanzada se apodere de uno de estos objetos y los use para salir del planeta. Si bien los muchos planetas de este tipo son asteroides errantes estériles e incapaces de sustentar la vida humana, la investigadora teoriza que algunos pueden contener océanos superficiales y subterráneos. Junto con una atmósfera sostenible y una fuerza gravitacional confiable, esto podría convertirlo en un recurso útil para los viajes interestelares.
Eso sí, aparte de la necesidad de que el planeta errante tenga el agua necesaria para una existencia humana sostenible, también tendría que acercarse lo suficiente a nuestro sistema solar para que sea factible subirnos a bordo. Y luego estaría la cuestión de si podría ser dirigido de alguna manera (utilizando velas solares, por ejemplo, una tecnología que también es en gran medida teórica) o si los humanos simplemente supiéramos el destino de este planeta y nos subiéramos a él cual autoestopista -galáctico- al estilo de la novela de ciencia ficción de Douglas Adams.
Sea como fuere, este trabajo de investigación no está postulando que utilizar un planeta rebelde para viajes interestelares sea algo remotamente posible dado nuestro nivel actual de tecnología. Pero sí sirve para conceptualizarlo como una posibilidad y plantea la idea de una civilización alienígena avanzada que utilizaría este método de viaje sin nave espacial.
Newsletter de Muy Interesante.