Aunque suene impensable cuestionar el tejido mismo de nuestra realidad, así como el marco en donde basamos nuestra propia existencia, hay una nueva línea de pensamiento que sugiere que la inexistencia del tiempo es, de hecho, una posibilidad abierta que debemos tomar en serio.
¿Cómo es esto posible?
Según explica el filósofo matemático Sam Baron, profesor asociado de la Universidad Católica de Australia, en un artículo publicado en The Conversation, para entender el concepto, necesitamos adoptar una perspectiva radical de lo que significa existir.
Por ejemplo, asegura Baron, la existencia de las sillas y las mesas, o las mismas personas, no pueden ser validadas por ninguna teoría de la física, pero aun así seguimos aceptando que las mesas, las sillas y las personas existen. ¿Por qué? Porque suponemos que esas cosas existen en un nivel superior al descrito por la física, afirma Baron.
¿Cómo podemos suponer que existe?
Esto se debe a que “emergen de una física subyacente de partículas que zumban por el universo”. En cambio, continúa el profesor experto en metafísica, el tiempo no puede surgir de nada fundamental en el universo. Por lo que todavía no tenemos claro cómo surgió el tiempo, así que ¿cómo podemos suponer que existe?
“A menos que podamos encontrar una buena explicación de cómo surge el tiempo, no está claro que podamos asumir simplemente que el tiempo existe”, dice Baron. “El tiempo podría no existir a ningún nivel”, agrega.
“Crisis en la física”
La base de la idea de Baron surge de la “crisis en la física”, que, durante el último siglo ha explicado el universo con dos teorías físicas: la relatividad general y la mecánica cuántica.
La mecánica cuántica es el campo de estudio que indaga cómo se comportan las cosas en el mundo increíblemente diminuto de las partículas y las interacciones entre ellas, con cualidades como la superposición, donde una partícula puede estar en dos o incluso en “todos” los lugares posibles al mismo tiempo.
Ideas como la superposición cuántica entran en conflicto con la relatividad general, que describe, por su parte, el panorama general de la gravedad y el movimiento de los objetos, y que se ha integrado en el modelo estándar de la física desde que Einstein la articuló por primera vez a principios del siglo XX.
“No se preocupe: aunque el tiempo no exista, nuestras vidas seguirán como siempre”, afirma Baron.
Unificar los dos modelos de física
Así, a pesar de que ambas teorías funcionan muy bien por sí mismas, parecen estar en constante conflicto, por lo que científicos, explica Baron, están generalmente de acuerdo –aunque el tema sigue siendo ampliamente debatido– en que ambas teorías deben ser sustituidas por una nueva teoría más general.
Entre los intentos anteriores de unir esta brecha se encuentran la teoría de cuerdas –que propone que el universo está formado por infinitas cuerdas vibrantes, más pequeñas que los átomos, que tienen efectos en varias dimensiones– o la gravedad cuántica de bucles –que propone que el tejido del espacio y el tiempo está hecho de una red de bucles discretos extremadamente pequeños–, aunque ambas se han quedado cortas, a su manera, en poder unificar los dos modelos de física.
Ausencia del tiempo como concepto fundamental
Aun así, según escribe Baron, uno de los aspectos notables de la gravedad cuántica de bucles es la curiosa ausencia del tiempo como concepto fundamental de la realidad. En otras palabras, la teoría parece eliminar el tiempo por completo. “Supongamos que dicha teoría resulta ser correcta. ¿Se deduce que el tiempo no existe?”, se pregunta Baron, aproximándose a la cuestión tanto matemáticamente como ontológicamente.
Así, explica el filósofo, en medio del conflicto en la física por buscar una nueva teoría para explicar el universo, podríamos muy bien contemplar que esta nueva teoría podría no incluir el tiempo; una hipótesis de orden superior donde el tiempo simplemente puede no ser un factor.
Muy temprano para llegar a conclusiones
Aunque este matrimonio entre filosofía y física se limita a los supuestos teóricos y a la materia intelectual, la teoría ofrece posibles caminos a nuevas fronteras del entendimiento del universo.
“Si bien la física puede eliminar el tiempo, parece dejar intacta la causalidad: el sentido en que una cosa puede provocar otra. Tal vez lo que la física nos está diciendo, entonces, es que la causalidad y no el tiempo es la característica básica de nuestro Universo” dice Baron, quien agrega que, de todas formas, el eventual descubrimiento podría no tener un impacto directo en nuestras vidas.
“No se preocupe: aunque el tiempo no exista, nuestras vidas seguirán como siempre”, afirma Baron.
Editado por Felipe Espinosa Wan