La reina Isabel II, de 96 años, falleció este jueves en el palacio de Balmoral, Escocia, donde estaba residía desde hacía semanas. Desde temprano se conoció que su salud estaba delicada y toda la familia real viajó hacia el lugar para acompañarla en sus últimas horas.
Si bien la salud de la monarca había sido tema de interés en Reino Unido desde octubre pasado, la noticia de su muerte tomó por sorpresa al país que, en los días previos, la había visto hacerse cargo de sus funciones como jefa de Estado al aceptar la renuncia de Boris Johnson y encargar a Liz Truss la formación de un nuevo gobierno el martes.
El miércoles, mientras presidía un consejo, se retiró intempestivamente aduciendo molestias, pero que todos los expertos refirieron a sus problemas de movilidad. Sin embargo, a la luz del desenlace crece la teoría de que allí fue el desencadenante de sus complicaciones médicas.
Isabel II, que este año cumplió 70 años en el trono británico, estuvo acompañada en su lecho de muerte por todos sus hijos y sus nietos. Incluso Enrique y Meghan, con quienes se rompió la relación, viajaron de inmediato hasta Escocia.
La prensa especializada en realeza en Reino Unido destacó que la reina eligió para sus últimos días el palacio Balmoral, una de sus propiedades predilectas y en donde había afirmado “siempre fue feliz”.
El trono británico quedará ahora en manos del príncipe Carlos, quien este año ya reemplazó a su madre en el importante discurso de inicio del periodo legislativo ante el Parlamento. Esa ruptura del protocolo fue entendida por todos como el inicio de una transición progresiva en la Corona.
Fuente: Anbito, Argentina.