Debate y Convergencia

Las dificultades de un “casting” entre candidatos perdedores

A veinte días del cierre de listas, el peronismo sigue sin definir sus candidatos, fenómeno atribuible a causas diversas, pero con una predominante: todo depende de lo que decida una sola persona, Cristina Kirchner, por sí y ante sí, porque ningún otro dirigente está a su altura, ni tiene su poder dentro del Frente de Todos.

A ese factor subjetivo, que agrega incertidumbre y fomenta las especulaciones, se agrega el hecho de que la tarea que tiene enfrente es delicada porque debe optar entre candidatos poco atractivos, Axel Kicillof y Eduardo de Pedro, un “casting” restringido por el fracaso de la gestión y lo reducido del entorno del que dispone. Los nombres son pocos y la clave está en qué lugar de la boleta ocuparán.

Hay además otro factor determinante: el candidato que elija será más para perder que para ganar. Las encuestas que le acercan en el Instituto Patria dan prácticamente por segura una derrota en las presidenciales. Esto no cambiaría aunque se evitase una corrida cambiaria y Sergio Massa contara con dólares para aguantar hasta diciembre.

Otro dato es que el fracaso en atenuar la inflación fue el último clavo en el ataúd de la candidatura del ministro de Economía. Su imagen negativa ya era altísima (superior a la de CFK) antes de asumir y su capacidad de “lobbyng” ante las corporaciones no cambia el panorama.

Hay unos veinte puntos entre el caudal propio del kirchnerismo y el 48% que obtuvo Alberto Fernández en 2019. Esos votantes hoy andan perdidos y una manera de ofrecerles una salida para que vuelvan a votar peronismo sería no expulsar a Massa, aunque las expectativas que creó en torno de la reducción del costo de vida hayan terminado jugándole en contra.

En suma, Cristina Kirchner lo mantiene en el “casting” para evitar una ruptura, pero su candidatura a presidente hoy parece tan inviable como la de Máximo Kirchner, su actual compañero de andanzas por el Lejano Oriente.

Estas circunstancias hacen que le queden sólo dos opciones: Eduardo de Pedro y Axel Kicillof. Pero ella no es la única que se ve venir un desastre nacional. También Kicillof manda a hacer encuestas. Por eso quiere repetir en la provincia y escaparle como sea a la candidatura presidencial (ver Visto y Oído).

Con ese propósito el jueves dijo públicamente que “en principio” la fórmula con él como candidato a gobernador y Verónica Magario a vice estaba “cerrada” y al día siguiente tempranito se vio obligado a reconocer que no había fórmulas confirmadas dentro de FdT. En pocas palabras lo encuadraron y debió retroceder. El pánico no es buen consejero.

Lo ocurrido con un Kicillof que no gana para sustos confirmó que Cristina Kirchner mantiene firme la alternativa de De Pedro para la provincia. Ese y no otro es el sentido de su metáfora acerca de la necesidad de que dé un paso al frente la “generación diezmada”.

En este punto al escenario mental de la vice en el que se definirán las listas del oficialismo es necesario agregarle una complicación adicional. La irrupción del peronismo “no alineado”.

Victoria Tolosa Paz anunció su voluntad de ser candidata a gobernadora de Buenos Aires en la lista en la que está trabajando Daniel Scioli. Tolosa Paz responde a Alberto Fernández, lo que le asegura fondos para la campaña, y, más allá de la decisión final acerca de si competirá o no, Scioli complica los planes de la vice.

En ese sentido las encuestas presenciales de las que dispone el Patria son abrumadoras. Según trascendió, en los números que maneja CFK, Javier Milei va primero con 24 puntos, lo siguen Patricia Bullrich con 16 y Horacio Rodríguez Larreta con 13. Eso explica mejor que ninguna especulación la furibundia de la vice contra el libertario.

Los dolores de cabeza, sin embargo, no terminan allí. Sin las candidaturas de CFK ni Massa, el que encabeza las preferencias de los votantes peronistas es Daniel Scioli con 32 puntos, Axel Kicillof con 30, Eduardo de Pedro con 6, Guillermo Moreno con 3, al igual que Grabois. El porcentaje de indecisos es del 24%.  Scioli es la mejor alternativa para captar el voto moderado, pero la vice no lo quiere. Por eso Axel se preocupa y a “Wado” lo pusieron a recorrer de apuro provincias e intendencias. Kicillof no sólo capta más votos que su colega de Interior, sino que tiene además otro activo: no pertenece a la Cámpora, facción oficialista muy desprestigiada.

Las mediciones de opinión pública son de todas maneras sólo uno de los factores presentes en el escenario mental de Cristina Kirchner. En su decisión final pesarán sin duda la imagen que ella tenga de su legado político, su vínculo con De Pedro y Kicillof y la carga emocional con que maneje esas variables. Un escenario montado sobre el viento que nadie puede saber hoy cómo quedará configurado.

Sergio Crivelli

Fuente: La Prensa.

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