A medida que el tiempo ha transcurrido, la Posmodernidad ha sido objeto de malentendidos que han llevado a cuestionar los discursos políticos, las corrientes de pensamiento predominantes y las pautas tradicionales en la concepción del conocimiento. Destacados exponentes de esta corriente, como Jean-François Lyotard, Michel Foucault, Gilles Deleuze, Jean-Paul Sartre y Jacques Derrida, han desafiado las ideas preconcebidas, explorando minuciosamente los detalles y desmantelando en busca de nuevas formas de alcanzar el conocimiento y una verdad más precisa. La hermenéutica ha desempeñado un papel crucial al descifrar las ideas, explorando los pensamientos ocultos en el ser humano, los significados subyacentes en su contexto, prejuicios y miedos.
Un momento clave se dio cuando Martin Heidegger, en el siglo pasado, planteó cuestionamientos sobre la existencia del ser y su ocultamiento, lo que generó una corriente de pensamiento que exploraba cómo el ser humano accede al conocimiento de sí mismo y de su entorno. Esto dio lugar al existencialismo militante de la década de los sesenta.
Michel Foucault, por su parte, revolucionó la búsqueda de la verdad al analizar el micro-poder, aplicando este concepto a los aspectos más íntimos de la vida de las personas, como sus hogares y lugares de trabajo. También examinó la política desde la perspectiva de la biopolítica, centrándose en el cuerpo y su evolución dentro de una sociedad de control.
Este cambio de enfoque puso en duda la verdad establecida hasta entonces, al introducir nuevos métodos de conocimiento, como la hermenéutica y la revelación del ser. Como Jean-Paul Sartre sostenía, el ser humano está condenado a la libertad, lo que se basaba en la idea de Nietzsche sobre la muerte de Dios y la consiguiente soledad del individuo, obligado a tomar las riendas de su propio destino.
Sin embargo, muchos pensadores que intentaron interpretar estos conceptos a menudo tergiversaron sus significados, socavando el valor de las palabras y de los conceptos. A veces, parece que la representación de estos significados se vuelve borrosa y está expuesta a la duda, lo que lleva a contradicciones que debilitan aún más las herramientas de la comunicación.
Hoy en día, los candidatos políticos pueden hablar de crecimiento económico y control de la inflación sin mostrar vergüenza, lo que sugiere que cualquier cosa es posible. Las referencias que solían ayudarnos a interpretar y juzgar las palabras y acciones de los candidatos parecen haber perdido la lógica que la humanidad desarrolló a lo largo de siglos de trabajo epistemológico.
Es fundamental esforzarnos por entender el sentido de las cosas y su relación con la realidad. La casuística nos demuestra que los actos tienen consecuencias inevitables. Como ciudadanos, sabemos que el control de precios no funciona, que la emisión monetaria y el déficit fiscal provocan inflación, y que el problema radica en la mala gestión y la incapacidad de las autoridades actuales para aprender de la experiencia y cambiar sus políticas fallidas.
La Posmodernidad ha contribuido al avance en la profundización del conocimiento y en la comprensión de nuestra condición humana, permitiéndonos diseñar nuestro futuro. No obstante, parece que la estrategia de los políticos se basa en el engaño, desafiando la lógica, el conocimiento y la experiencia. Debemos recordar que estas herramientas nos guían para no caer en la confusión, y nos ayudan a tomar decisiones informadas en los próximos procesos electorales. La Posmodernidad, lejos de ser un obstáculo, puede ser una herramienta valiosa para entender y enfrentar las artimañas de los políticos y garantizar que no subestimen nuestra inteligencia.
Osvaldo Gonzalez Iglesias – Editor