Debate y Convergencia

Kicillof Busca Reforzar su Posición Política en Medio de un Escándalo: Estrategia y Desafíos

La Casa de Gobierno es testigo de la creciente indignación de Axel Kicillof. Sus colaboradores lo han visto en momentos de tensión extrema, con gestos de frustración evidentes, como agarrarse la cabeza con ambas manos o notar su pierna derecha temblar en un sutil signo de impaciencia, incluso mientras permanece sentado. Todo esto debido a la sorprendente imagen de Martín Insaurralde, su exjefe de Gabinete, disfrutando del yate “Bandido” en Marbella, en la etapa final de su campaña por la reelección.

Kicillof mantiene conversaciones casi diarias con Cristina Fernández de Kirchner y Sergio Massa, lo que refleja un vínculo sólido con el candidato presidencial. Sin embargo, su relación con Máximo Kirchner, quien facilitó la llegada de Insaurralde al gabinete bonaerense, se ha enfriado. El gobernador se encuentra en una situación de alta tensión, tratando de desentrañar varias teorías de conspiración detrás de esta crisis, pero al mismo tiempo, busca una estrategia para fortalecerse.

La estrategia de Kicillof implica un enfoque audaz. En respuesta a las propuestas de eliminar la Legislatura bicameral y reemplazarla por una unicameral, él propone una reforma en los organismos de la Constitución bonaerense, especialmente el Tribunal de Cuentas, la Fiscalía de Estado y la Contaduría General, argumentando que esto aumentaría la “transparencia” en la gestión. Esta es su respuesta al escándalo relacionado con su exjefe de Gabinete. Además, planea proponer la discusión de una ley de financiamiento de partidos políticos para distanciarse del caso “Chocolate” Rigau, que reveló presuntos pagos ilegales en la Legislatura. Kicillof insiste en que no tiene control sobre los gastos de la Legislatura ni puede vetar el presupuesto.

En medio de la tormenta que afecta al peronismo bonaerense, el gobierno destaca que presentó un proyecto de ley de Ética Pública y Transparencia hace un año, pero lamentablemente ha quedado estancado en la comisión de Reforma Política del Estado de la Cámara de Diputados, controlada por la oposición. Kicillof planea enviar el proyecto de ley para eliminar la jefatura de Gabinete a este cuerpo parlamentario, como su primera respuesta oficial al escándalo de Insaurralde en el yate de lujo en el Mediterráneo.

En la provincia, afirman que Insaurralde no había solicitado vacaciones ni había notificado su salida del país. El gobernador tuvo que llamarlo para averiguar si estaba en Argentina o en España, mientras Insaurralde paseaba con Sofía Clerici frente a Marbella.

A pesar de la idea de eliminar la jefatura de Gabinete, Kicillof no tiene previsto desmantelar toda la estructura de segundas y terceras líneas hasta después de las elecciones. Por ahora, los mismos secretarios que gestionan la coordinación, el gobierno digital, las relaciones internacionales e institucionales, así como las áreas técnicas, administrativas y legales del gobierno, seguirán en sus roles.

Con menos de tres semanas hasta el 22 de octubre, la burocracia no es su principal preocupación en este momento. La firma de Insaurralde ha sido reemplazada por Pablo Lopéz.

La permanencia en el poder más allá del 10 de diciembre es la máxima urgencia de Kicillof. Busca defenderse a través de ataques a la oposición y, bajo esta estrategia, espera recuperar el terreno que fue su principal capital político durante la campaña que lo llevó a la gobernación: la austeridad. Su capital político está en juego.

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