“Imposible decir adiós: Han Kang explora el trauma, la memoria y los fantasmas de la historia en su nueva novela”

En su más reciente obra, Imposible decir adiós, la galardonada con el Premio Nobel Han Kang teje una narrativa profundamente conmovedora que entrelaza el pasado y el presente, lo personal y lo histórico, a través de una prosa poética y una estructura fragmentaria. La novela comienza con una súplica aparentemente simple: la cineasta Inseon, recuperándose de un accidente en Seúl, le pide a su amiga Kyungha que viaje a su casa en la isla de Jeju para alimentar a su pájaro. Sin embargo, lo que parece una tarea rutinaria se transforma en un viaje surrealista y emotivo cuando Kyungha, tras desafiar una tormenta de nieve, encuentra a Inseon en su taller, lejos del hospital donde debería estar. ¿Es un espíritu? ¿O es Kyungha quien ha cruzado al otro lado?

A medida que la historia avanza, Kang guía a los lectores a través de un laberinto de recuerdos, traumas y secretos familiares. Inseon, obsesionada con el pasado de Jeju, dedica su vida a desenterrar las historias olvidadas de las víctimas de la masacre de 1948, en la que el gobierno de Corea del Sur, con apoyo estadounidense, asesinó al 10% de la población de la isla. La madre de Inseon, testigo de la masacre en su infancia, lucha contra la demencia mientras revela fragmentos de su pasado en su lecho de muerte. Estas confesiones, cargadas de dolor, resaltan el impacto intergeneracional del trauma y los silencios que persisten durante décadas.

Kang utiliza la nieve como un símbolo central en la novela. Al principio, es descrita con belleza lírica, pero gradualmente se transforma en una metáfora del aislamiento, la represión política y los recuerdos enterrados. La nieve cubre, separa y, finalmente, revela el pasado a medida que se derrite. Para la madre de Inseon, la nieve es un recordatorio constante de la noche en que su aldea fue masacrada: “No podían distinguir a nadie debido a la nieve”, recuerda. “La nieve permanecía en sus mejillas, y una fina capa de hielo ensangrentado se posaba sobre sus rostros”.

Kyungha, por su parte, llega a Jeju cargada con sus propios fantasmas. Autora de un libro sobre la violencia de Estado, similar a la obra de Kang Actos humanos (2014), Kyungha sufre pesadillas recurrentes sobre atrocidades humanas: huesos secos, ampollas por quemaduras, sangre viscosa. Estas visiones la persiguen a lo largo de su viaje, donde se embarca con Inseon en una búsqueda de la verdad a través del cine, la literatura y los archivos.

La novela, que toma su nombre de una colaboración artística entre Inseon y Kyungha, explora la creación artística como una forma de resistencia y supervivencia. A través de la écfrasis y la documentación obsesiva, Kang subraya la necesidad de dejar huella en un mundo donde las pruebas históricas han sido sistemáticamente enterradas.

Imposible decir adiós plantea preguntas incómodas pero necesarias: ¿Dónde está la línea entre el sufrimiento histórico y el personal? ¿Cómo se procesa la pérdida cuando esta se convierte en una nota al pie en los libros de historia? Los fantasmas de Kang no son meras apariciones etéreas; son de carne y hueso, con un dolor visceral que persiste a través del tiempo. Al final de la novela, la línea entre los vivos y los muertos se desdibuja, dejando al lector con una sensación de inquietud y reflexión sobre cómo el pasado continúa moldeando el presente.

Con esta obra, Han Kang reafirma su lugar como una de las voces más potentes de la literatura contemporánea, capaz de transformar el dolor en arte y de recordarnos que, a veces, decir adiós es imposible.

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