La filosofía para niños es una metodología educativa que no solo se enfoca en el desarrollo de habilidades cognitivas y metacognitivas, sino también en la formación ética, creativa y democrática del pensamiento. En México, este enfoque se perfila como una herramienta indispensable para fortalecer el modelo de la Nueva Escuela Mexicana, que promueve una educación basada en la resolución de problemas prácticos, el humanismo y el pensamiento crítico.
Maximiliano Grego, filósofo mexicano que ha recorrido el país impartiendo talleres, destaca que este paradigma no busca simplemente la transmisión de conocimientos, sino el desarrollo de habilidades como la reflexión, el cuestionamiento y la capacidad para tomar decisiones éticas y bien fundamentadas. “El pensamiento filosófico desde la infancia no se trata de acumular datos, sino de proporcionar herramientas que permitan a los niños desarrollar un pensamiento autónomo y crítico”, explica Grego.
El origen de la filosofía para niños: de Sócrates a Lipman
Grego subraya que la filosofía para niños tiene raíces profundas en la historia del pensamiento, desde los diálogos socráticos hasta la propuesta contemporánea de Matthew Lipman, considerado el pionero del método. Lipman se preguntó si las herramientas filosóficas estaban reservadas solo para adultos y concluyó que los niños también pueden beneficiarse del pensamiento crítico y reflexivo. A partir de esta idea, desarrolló un método basado en la dialéctica socrática, la pedagogía pragmática de John Dewey y la indagación experimental de Charles Sanders Peirce.
“Lipman diseñó novelas filosóficas para introducir a los niños en el pensamiento reflexivo desde preescolar. La idea es convertir el aula en un laboratorio de indagación, donde los estudiantes no solo aprenden, sino que también cuestionan y exploran conceptos”, señala Grego. Este enfoque ha sido respaldado incluso por la Unesco, que hace 20 años publicó un documento justificando la necesidad de integrar la filosofía en la educación básica.
La conexión con la Nueva Escuela Mexicana y la educación rural
La metodología de filosofía para niños también se alinea con la visión humanista y democrática que promueve la Nueva Escuela Mexicana. Grego destaca que en el pasado, durante el gobierno de Lázaro Cárdenas, México ya había implementado un modelo educativo inspirado en la pedagogía pragmática de filósofos como Dewey, especialmente en las escuelas rurales y normales.
Hoy en día, el país busca retomar la educación crítica y ética, en un contexto donde la formación integral abarca tanto la inteligencia socioemocional como los valores democráticos. “La filosofía para niños podría jugar un rol clave en este nuevo modelo al fomentar individuos creativos, éticos y autónomos”, sugiere Grego. Sin embargo, cuestiona si al Estado le conviene realmente tener ciudadanos que piensen de forma crítica y cuestionen el sistema.
Llevar la filosofía a todos los rincones de México
Desde 2019, Grego ha impulsado un proyecto para expandir el pensamiento filosófico en el país, estableciendo alianzas con instituciones públicas y privadas, como bibliotecas, museos, fundaciones y organizaciones sociales. Entre sus más recientes logros se encuentra la colaboración con la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) en Ixtepec, Oaxaca. En esta institución, ha sido invitado a impartir el seminario “Pensamiento Filosófico desde la Infancia” a futuros maestros de educación preescolar y primaria en comunidades indígenas.
Esta iniciativa busca capacitar a los docentes en la promoción del pensamiento crítico y ético desde las primeras etapas educativas, fomentando un enfoque más humanista e inclusivo en las aulas mexicanas. Grego enfatiza que, al involucrar a las comunidades indígenas y rurales, se garantiza que el proyecto tenga un impacto duradero y significativo en el tejido social del país.
Un futuro esperanzador para la educación en México
La visión de Maximiliano Grego es clara: la filosofía para niños puede ser un motor de cambio profundo en el sistema educativo mexicano, alineado con los principios de la Nueva Escuela Mexicana. Si se integran formalmente estos métodos en los programas educativos, el país podría formar generaciones más reflexivas, críticas y comprometidas con su entorno social.
Con una trayectoria que sigue creciendo, Grego espera que esta metodología no solo sea una herramienta pedagógica, sino también un vehículo para transformar la educación y la sociedad mexicana hacia un futuro más consciente y ético.