Estoicismo en tiempos de crisis: la filosofía que nos enseñan a adoptar

En un mundo marcado por guerras globalizadas que, aunque lejanas, impactan en la economía y la estabilidad de todos los países; en una sociedad donde el empleo precario y mal remunerado impide a las personas acceder a una vivienda digna, planificar el futuro o incluso aspirar a la felicidad; en un contexto dominado por una clase política corrupta, insensible y ajena a las verdaderas necesidades de la gente, la recomendación predominante ya no es ser realista, pragmático o soñador. Ahora, lo que se nos exige es ser estoicos.

Pero, ¿qué es realmente el estoicismo y por qué se ha convertido en la actitud sugerida para afrontar los desafíos actuales? Se trata de una escuela filosófica nacida en el siglo III a.C., con Zenón de Citio como su principal exponente. Su propuesta consistía en mantener el control sobre los hechos y las emociones, evitando que las pasiones dominen la vida. La clave de esta filosofía reside en la tolerancia, el autocontrol y la sabiduría para aceptar la adversidad sin que nos consuma.

El estoicismo ha ganado adeptos a lo largo de la historia porque se presenta como un escudo contra los males que nos acechan. Más allá de Zenón, otros pensadores contribuyeron a su desarrollo, como Crisino de Solos, quien veía el destino como algo inalterable y defendía la resignación ante lo inevitable. Sin embargo, fueron el hispano-romano Séneca y el emperador Marco Aurelio quienes popularizaron esta corriente. Séneca advertía sobre la codicia y afirmaba que el amor verdadero es la mayor fortaleza, mientras que Marco Aurelio promovía la indiferencia ante la injuria, la gratitud por la vida y la contemplación de la belleza del universo.

Para el estoicismo, vivir bien no depende de las circunstancias externas, sino de nuestra capacidad para aceptar el orden natural. Nos enseña a reconocer nuestros errores, a practicar la empatía, a no sufrir por el pasado ni temer el futuro, a valorar la conexión con la naturaleza y a consumir solo lo necesario. En un mundo obsesionado con la acumulación y el poder, estas enseñanzas parecen más relevantes que nunca.

Sin embargo, en una sociedad donde la inteligencia y la sabiduría han sido relegadas, y donde el engaño y la manipulación imperan, el estoicismo enfrenta un desafío adicional: la indiferencia de una humanidad que ha olvidado que la mayor resistencia a la desgracia radica en el conocimiento y la virtud.

Tags

Compartir post