El presidente francés, Emmanuel Macron, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, acordaron en una llamada telefónica hoy domingo la necesidad de encontrar una solución diplomática a la crisis de Ucrania, según difundió la oficina del líder de Francia. Los cancilleres de los dos países se reunirán a tal efecto y trabajarán en organizar una cumbre al más alto nivel con Rusia, Ucrania y aliados para establecer un nuevo orden de seguridad en Europa, dijo el Palacio del Elíseo.

Ambos mandatarios expresaron serias preocupaciones por el empeoramiento de la situación en Donbás, en el Este de Ucrania, mientras que el presidente ruso responsabilizó a las fuerzas ucranianas de la escalada del conflicto, denunciando la militarización de Ucrania por parte de la OTAN.

Siguiendo las indicaciones de ambos presidentes, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov; y su homólogo francés, Jean-Yves Le Drian, mantendrán una llamada telefónica mañana lunes.

La mediación francesa en busca de una salida llega mientras Ucrania se hunde en el mismo ambiente bélico de 2014. Este domingo, los medios informaron de explosiones en el centro de Donetsk, la principal capital de la zona oriental de Donbás controlada por los separatistas respaldados por Rusia, además de fuertes bombardeos en otras partes de la región.

Los augurios más pesimistas llegan un día más desde Washington. Según dijo el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, todo indica que Rusia está al borde de invadir Ucrania. Aun así prometió que Washington aprovecharía todas las oportunidades hasta el último minuto para ver si la diplomacia disuade a Moscú de seguir adelante con sus planes bélicos. Diversos líderes occidentales han estado advirtiendo sobre una inminente intervención rusa en Ucrania, calculando que más de 150.000 soldados rusos han rodeado el país.

El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, que habló con Macron ayer sábado, pidió hoy un alto el fuego inmediato en la parte oriental del país.

En Ucrania, la tensión llega también del otro lado de la frontera. Bielorrusia anunció a primera hora que los ejercicios militares conjuntos con Rusia que se llevan a cabo en su territorio desde hace 10 días, y que debían haber terminado este domingo, continuarán. La justificación: las crecientes tensiones con Occidente y el conflicto en la vecina Ucrania.

La OTAN denuncia que Rusia tiene hasta 30.000 soldados en Bielorrusia y podría usarlos como parte de una fuerza de invasión para atacar Ucrania. Rusia lo niega, a pesar de los despliegues de tropas, que asegura estar retirando parcialmente. Pero insiste en que la arquitectura de seguridad de Europa del Este ha de ser renegociada y amenaza con una respuesta técnico militar si no se atienden sus demandas.

LOS SOLDADOS RUSOS NO SE VAN

Bielorrusia, que es el principal aliado de los rusos en esta crisis, argumentó que Minsk y Moscú están tratando de evitar una guerra. Según el ministro de Defensa de Bielorrusia, Viktor Jrenin, durante los simulacros las tropas se ejercitaron en repeler una agresión externa mediante una operación defensiva, hacer frente al terrorismo y defender los intereses de Rusia y Bielorrusia. Jrenin denunció que a los países fronterizos con Bielorrusia y Rusia les “están atiborrando de armas avanzadas”, sobre todo, armas ofensivas, y que amasan en su territorio tropas numerosas.

Además, se ha multiplicado el número de “maniobras y operaciones poco claras que se llevan a cabo cerca de las fronteras” y “apuntan claramente contra Rusia y Bielorrusia”. “La idea de una guerra inminente con los ‘vecinos del este’ ha calado hondo en la conciencia colectiva de Occidente”, según el análisis de Jrenin.

En la misma línea, según el comunicado del Kremlin sobre la conversación, Putin denunció en su charla con Macron que Kiev se decanta por la resolución militar del conflicto y que, como resultado, “sufre la población civil de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, que se ven obligadas a evacuar a Rusia para salvarse de los ataques que se intensifican”.