El retorno de El Niño: se prevé un aumento de las temperaturas y condiciones meteorológicas extremas en todo el mundo

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) pronostica un aumento en las temperaturas globales debido al regreso del fenómeno meteorológico de El Niño en el Pacífico tropical después de siete años. El Niño, caracterizado por el calentamiento de las aguas superficiales del océano Pacífico oriental y central, está asociado con eventos climáticos extremos como ciclones tropicales, lluvias torrenciales y sequías severas. Según el secretario general de la OMM, Petteri Taalas, la aparición de El Niño aumentará significativamente la probabilidad de establecer récords de temperatura y desencadenará olas de calor más intensas tanto en tierra como en el océano.

La OMM ha declarado que existe un 90% de probabilidad de que El Niño persista durante la segunda mitad de 2023 y se espera que sea de intensidad moderada o superior. Esta afirmación respalda un informe previo del Centro de Predicción Climática de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, el cual también confirmó el regreso del fenómeno.

Es importante destacar que el año 2016, considerado el más cálido registrado hasta la fecha, coincidió con un El Niño fuerte. Sin embargo, los expertos señalan que el cambio climático ha incrementado las temperaturas extremas incluso en años sin la presencia de este fenómeno.

Además de las implicaciones climáticas, la Organización Mundial de la Salud ha advertido sobre un posible aumento en la propagación de enfermedades virales como el dengue, el zika y el chikungunya, las cuales están relacionadas con El Niño.

Durante El Niño, los vientos que soplan hacia el oeste a lo largo del ecuador se debilitan, permitiendo que el agua caliente se desplace hacia el este, generando un aumento en la temperatura de la superficie oceánica.

La frecuencia promedio de este fenómeno es de dos a siete años, y su duración puede variar entre nueve y doce meses. Se asocia comúnmente con un incremento en las precipitaciones en algunas áreas del sur de Sudamérica, el sur de Estados Unidos, el Cuerno de África y Asia Central. En el pasado, ha causado graves sequías en Australia, Indonesia, partes del sur de Asia, Centroamérica y el norte de Sudamérica.

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