El resurgimiento del estoicismo: cómo la filosofía antigua puede ayudarnos a navegar la era de la desinformación y el estrés moderno

En un mundo inundado de noticias falsas, desinformación y comparaciones constantes en redes sociales, la filosofía antigua, en particular el estoicismo, está experimentando un renacimiento. Donald Robertson, filósofo y terapeuta cognitivo-conductual, autor de libros como Piensa como un emperador romano y Piensa como un filósofo griego, explica por qué las enseñanzas de los antiguos filósofos son más relevantes que nunca en el siglo XXI.

La filosofía como herramienta terapéutica
Robertson destaca que, en sus orígenes, la filosofía y la psicología no eran disciplinas separadas. Para figuras como Sócrates, la búsqueda de la sabiduría y la terapia del alma estaban intrínsecamente ligadas. “La filosofía nos brinda herramientas, como el método socrático, para evaluar y refinar nuestro razonamiento. Esto tiene grandes beneficios psicológicos, ya que muchos de nuestros problemas emocionales surgen de creencias irracionales”, explica.

El experto señala que el pensamiento y la emoción están más conectados de lo que se creía. “Trabajar en nuestras creencias a través del razonamiento puede mejorar significativamente nuestro bienestar emocional”, agrega. Este enfoque, que combina filosofía y psicoterapia, es especialmente útil en una era dominada por la incertidumbre y la sobrecarga de información.

El auge del estoicismo en la era digital
El estoicismo, una filosofía que promueve la resiliencia emocional y el enfoque en lo que podemos controlar, ha ganado popularidad en los últimos años. Robertson atribuye este resurgimiento a varios factores, incluyendo su influencia en la terapia cognitivo-conductual (TCC) y su representación en la cultura popular, como en la película Gladiator (2000), que revivió el interés en Marco Aurelio y sus Meditaciones.

“El estoicismo ofrece una visión práctica y racional de la vida, algo que muchas personas buscan en tiempos de incertidumbre y desinformación”, afirma Robertson. Esta filosofía enseña a no sobrevalorar cosas externas, como el dinero o el estatus, y a centrarse en valores internos como la sabiduría, la justicia y la autodisciplina. “Si nos enfocamos en lo que podemos controlar –nuestro carácter y nuestras acciones–, podemos volvernos más resistentes emocionalmente”, explica.

Lecciones de los estoicos para el mundo moderno
Robertson destaca que los estoicos nos animan a responsabilizarnos de nuestras emociones, reconociendo que estas están influenciadas por nuestros pensamientos. “La ira proviene de pensamientos de ira, la ansiedad de pensamientos de miedo. Al cuestionar estas creencias, podemos empezar a liberarnos de emociones dañinas”, señala.

El filósofo también resalta la importancia de la “flexibilidad cognitiva”, la capacidad de adaptar nuestra forma de pensar para manejar mejor el estrés y resolver problemas. “Sócrates y los estoicos nos enseñan a ser abiertos de mente, reflexivos y dispuestos a cuestionar nuestras propias suposiciones. Esto es clave para la salud mental”, afirma.

Cómo detectar falsos gurús y evitar la trampa de la autoayuda superficial
Robertson advierte sobre los peligros de los falsos gurús y los libros de autoayuda que prometen soluciones rápidas pero carecen de fundamentos científicos. “Muchos consejos de autoayuda contradicen la investigación basada en evidencia y pueden empeorar los problemas emocionales”, explica. Compara a estos falsos gurús con los sofistas de la antigua Grecia, quienes priorizaban la persuasión sobre la verdad.

“Sócrates creía que la verdadera sabiduría no consiste en un montón de opiniones, sino en la capacidad de pensar por uno mismo”, dice Robertson. El método socrático, que fomenta el cuestionamiento y la reflexión, es una herramienta poderosa para desarrollar resiliencia emocional y evitar caer en creencias irracionales.

Conclusión
En un mundo cada vez más complejo y lleno de incertidumbre, las enseñanzas de los antiguos filósofos, especialmente los estoicos, ofrecen una brújula moral y emocional. Como señala Robertson, “la filosofía no solo nos ayuda a entender el mundo, sino también a vivir mejor en él”. En una era dominada por la desinformación y el estrés, volver a estas raíces puede ser más necesario que nunca.

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