El Papa Francisco y la literatura: un puente hacia la espiritualidad y la humanidad

El 4 de agosto, el Vaticano publicó una carta del Papa Francisco titulada Sobre el papel de la literatura en la formación, dirigida especialmente a los futuros sacerdotes. Este texto, convertido en un vibrante elogio a los libros, destaca la capacidad de la literatura para nutrir el espíritu, sensibilizar al lector y ofrecer un espacio de reflexión sobre la condición humana.

En su misiva, el Papa subraya que la literatura, tanto sacra como profana, es una herramienta invaluable para descubrir la riqueza de las experiencias humanas, recuperar la serenidad y fomentar la “escucha del otro”. Incluso cita a autores como Jorge Luis Borges, Marcel Proust y C.S. Lewis para reforzar su argumento sobre cómo las obras literarias pueden conectar al lector con su interioridad y con el mundo.

Literatura como alimento espiritual
La carta no discrimina entre obras religiosas y profanas, sino que reconoce su capacidad universal para revelar verdades profundas sobre la existencia. “La literatura educa la mirada a la lentitud de la comprensión y a la humildad de no simplificar la realidad”, escribe Francisco, destacando el valor de la lectura en un mundo acelerado y superficial. Esta perspectiva ha generado interés entre académicos como William Marx, quien prologó la reciente edición francesa del texto, Louée soit la lecture, afirmando que este documento pontificio es relevante para todos los educadores, lectores y escritores.

Una herramienta para futuros sacerdotes (y más allá)
El Papa también insiste en que la literatura es esencial en la formación sacerdotal porque enriquece la sensibilidad necesaria para conectar con la humanidad de Jesús. “La fe no es solo creer en doctrinas, sino emocionarse ante Dios, la creación y los otros”, afirma Francisco. En este contexto, la lectura de clásicos como Dante, Shakespeare o Dostoievski es una forma de comprender la complejidad del alma humana y el mensaje evangélico.

El impacto de las palabras del Papa
El llamado del Papa a valorar la literatura no es nuevo, pero sigue teniendo eco. Su mención previa a Joseph Malègue, conocido como el “Proust de los católicos”, rescató del olvido a este autor, destacando cómo la literatura puede dialogar con la fe. Ahora, con esta carta, Francisco da un paso más al reivindicar la lectura como un acto de contemplación, escucha y trascendencia.

La carta no solo es una guía para seminaristas, sino también una invitación universal a redescubrir el poder transformador de los libros. Como sugiere el Papa, leer no es solo un ejercicio intelectual, sino una puerta a lo divino y lo humano, capaz de cambiar nuestra forma de ver y sentir el mundo.

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