l homenaje al escritor Mario Vargas Llosa, fallecido el pasado 13 de abril, reunió a unas 120 personas en la sala Carlos Gorostiza. El acto comenzó con un emotivo minuto de silencio y estuvo atravesado por un intenso clima político. Sin embargo, su hijo, Álvaro Vargas Llosa, recordó a la prensa que su padre debe ser evocado, ante todo, como un gran narrador y creador.
Álvaro destacó que, aunque su padre también fue un líder cívico, su verdadera pasión fue siempre la literatura y su incansable lucha por la libertad. “Él se batió por la causa de la libertad”, subrayó, reivindicando esas dos dimensiones como ejes fundamentales de su vida.
Durante la presentación del libro sobre Vargas Llosa, el académico peruano Pedro Cateriano estuvo acompañado por el economista Alberto Benegas Lynch. Este último resaltó el trabajo de investigación llevado a cabo por Cateriano, quien, según dijo, realizó una “tarea detectivesca” para explorar las distintas facetas del Nobel peruano. Benegas Lynch añadió, con humor, que “mejor que perdió las elecciones, porque de lo contrario hubiéramos perdido la pluma extraordinaria de Vargas Llosa”.
El libro analiza la evolución ideológica del autor, destacando su defensa de principios liberales como la oposición a la pena de muerte y el apoyo a la legalización del aborto y el consumo de drogas. Vargas Llosa, quien visitó la Argentina en numerosas ocasiones, manifestó siempre una profunda admiración por la cultura local, en especial por figuras como Jorge Luis Borges y Victoria Ocampo.
No obstante, Álvaro Vargas Llosa recordó que en los últimos años su padre se mostró preocupado y entristecido por la decadencia institucional de la Argentina, una preocupación reflejada en varios de sus escritos y discursos. Sus visitas al país, además, no estuvieron exentas de polémica: en más de una oportunidad, sus ideas generaron debates en un clima político adverso. Pero lejos de molestarlo, el autor disfrutaba de esos intercambios. “A él le gustaba la controversia; era una persona hecha para ella”, afirmó su hijo.
Tanto Benegas Lynch como Cateriano coincidieron en resaltar las virtudes humanas de Vargas Llosa: su perseverancia, su honestidad intelectual y su valentía para enfrentar los problemas. “No se corría, siempre los enfrentaba”, dijo Cateriano. Y concluyó que el libro busca precisamente comprender todas las acciones políticas del autor desde los años 50, en el marco de su inquebrantable compromiso con el Perú.