Los trece legisladores oficialistas que se negaron a apoyar el acuerdo afirmaron en el comunicado: «Esta artificial encrucijada a las que nos pretenden someter, de aceptarse, se transformaría en la derrota no solo del pueblo, que sufrirá las consecuencias de este pacto, sino que, además, se transformaría en la dolorosa derrota de la política, verdadera y vital herramienta que desde nuestras bancas pero fundamentalmente como militantes, no estamos dispuestos a aceptar«.
En el documento, que fue publicado en redes sociales al finalizar la sesión en la que se aprobó el acuerdo con el FMI con 56 votos a favor, los senadores estimaron de «de difícil cumplimiento a las metas fijadas en el entendimiento” y afirmaron que “no permitirían el crecimiento económico”.
Los legisladores que votaron en contra son: Mariano Recalde, María Eugenia Duré, Anabel Fernández Sagasti y Matías Rodríguez, Oscar Parrilli, Juliana Di Tullio, María Eugenia Catalfamo, Adolfo Rodríguez Saá, Martín Doñate, Nora del Valle Giménez, Ana María Ianni, la María Inés Pilatti Vergara y Guillermo Snopek. Hubo tres que se abstuvieron: Silvina García Larraburu, Lucila Crexell y Silvia Sapag.
En el texto titulado «Crecer para pagar. ¿Es posible con este pacto?» aseguran que su posición «no es espasmódica ni repentina, sino que es el resultado de un proceso, no exento de tensiones y debates, que se vienen desarrollando desde el primer momento en el que comenzaron las negociaciones con el FMI y los resultados a los que se arribó en la negociación de la deuda externa que condiciona al país y la vida de las familias argentinas».
Los legisladores de la Cámara alta afirmaron que la deuda del 2018 fue un préstamo político a Macri y que «se hizo bajo múltiples irregularidades para la legislación y la institucionalidad de nuestro país y para el propio FMI».
En ese sentido aseveraron que: «Aquí radica, creemos, la cuestión institucional y política más grave de toda la operación. En lo que constituye quizás el hecho más pernicioso de los últimos años para la salud y la calidad institucional de la Argentina, la toma de deuda de Macri fue hecha de forma irregular, informal, y de espaldas al pueblo».
Después de detallar una serie de irregularidades en la toma del préstamo, aseguraron que «toda la operación de esta deuda fue violando el propio estatuto del Fondo. Cuando la cifra por fuga de capitales alcanzó los 86 mil millones de dólares, el propio FMI debió solicitarle al expresidente Macri que coloque controles de salidas de capitales, cosa que terminó haciendo, dejando el Gobierno con un nuevo cepo, el cual habían prometido que no volvería más». Al respecto enfatizaron que “hoy se está frente a la aprobación de un nuevo pacto con el Fondo, que dada la experiencia de nuestro país, sabemos que no logrará cumplir con el objetivo de ‘crecer para poder pagar’».
Asimismo, afirmaron que no son «ingenuos» y que «nunca esperaron que el FMI se volviera keynesiano, ni que dejara de promover planes de ajuste». En tal sentido, agregaron, «más allá de la aprobación de esta renegociación, creemos que el centro del debate político en Argentina es cómo tener un programa de crecimiento económico que supere las recetas fallidas de programas de ajuste y recesión».
Destacaron además que: «tras cuatro años de ‘doctrina de shock’ macrista, dos años de la peor pandemia internacional del último siglo y transitando una guerra que afecta el precio internacional de las materias primas, la economía argentina necesita fuertemente crecer».
Los legisladores que responden al movimiento La Cámpora subrayaron: «Creemos firmemente que las deudas deben ser honradas, y nuestro movimiento político así lo ha demostrado en los hechos pagando deudas que no contrajo, y que fueron contraídas por Gobiernos de signo ideológico opuesto. Pero a pesar de nuestra voluntad de honrar las deudas, también sabemos que ajustar a los sectores de ingresos medios y bajos es por definición contraproducente con los propios objetivos de crecimiento económico que cualquier programa necesita para no fracasar».
En otro de sus párrafos, el documento retoma una definición de Máximo Kirchner al afirmar que «los números tienen que ‘cerrar con la gente adentro’», advirtiendo así que si se mira con lupa los detalles económicos, el acuerdo generará una caída del consumo y de la actividad económica que activarán aún más el crecimiento inflacionario.
En este marco señalaron que: «con estas premisas resulta imposible impulsar el crecimiento económico. Sin crecimiento económico no hay industria, ni autoabastecimiento energético, menos aún cambio tecnológico y diversificación exportadora que son las bases reales de un modelo de desarrollo sostenible con distribución de la riqueza».
De esta manera concluyeron: «Por todo lo expresado, entendemos que los números tienen que ‘cerrar con la gente adentro’ y, lamentablemente con este pacto, millones de compatriotas seguirán afuera y otros tantos más, quedarán excluidos».