Justo antes del feriado por el Día del Trabajador, las cadenas de supermercados y mayoristas sorprendieron al recibir nuevas listas de precios para mayo, marcando una tendencia de rebajas notables en productos esenciales. Esta dinámica no se limita a ofertas puntuales, sino que abarca una parte considerable de las listas de precios. Por ejemplo, se han registrado reducciones de hasta un 12% en fideos, un promedio del 10% en arroces, y magnitudes similares en harinas y aceites, con empresas como Bunge y Molinos Río de la Plata liderando esta baja de costos.
El mercado también refleja rebajas en productos básicos como el azúcar, con una disminución significativa de precios. En el sector de bebidas, se observan descensos de hasta un 50% en algunos productos, especialmente cervezas y energizantes, debido a una caída del consumo que oscila entre el 40% y el 50%.
Este movimiento bajista en los precios de alimentos y bebidas tiene sus raíces en dos factores centrales, según fuentes del Palacio de Hacienda y del sector industrial. Por un lado, las empresas fabricantes habían elevado demasiado los precios previendo una situación cambiaria más compleja, con una brecha entre el dólar oficial y los financieros considerable. Por otro lado, la recesión y la caída en las ventas han sido más profundas de lo anticipado a principios de año.
La desinflación en el sector alimenticio se ha reflejado en los últimos registros de consultoras económicas, que muestran una caída de precios en abril y una inflación núcleo que se sitúa por debajo del 10%. Esta tendencia es vigilada de cerca por el Gobierno, las empresas y el Fondo Monetario Internacional, destacando la importancia de mantener el actual tipo de cambio para seguir controlando la inflación.
El cambio de estrategia del Gobierno, enfocado en asegurar una fuerte tendencia bajista en la inflación, se enfrenta a la pregunta crucial sobre el futuro del cepo cambiario y la posible implicación de un levantamiento de restricciones en el mercado cambiario. La apreciación cambiaria actual, según el ministro de Economía Luis Caputo, parece ser una tendencia duradera, pero la incógnita permanece sobre cómo podría evolucionar esta dinámica en un escenario sin cepo.