“Demasiado Lejos: Sacheri y Fernández Díaz exploran la guerra de Malvinas desde el silencio de la cotidianeidad y la memoria histórica”

“Durante casi tres meses no hablamos de otra cosa y después del 14 de junio de 1982 hablamos de todo menos eso”, reflexiona Eduardo Sacheri, en una conversación con Jorge Fernández Díaz durante la Feria del Libro. “Eso”, como señala el autor, es la Guerra de Malvinas, el conflicto que marcó a una generación y que, más de cuatro décadas después, sigue siendo un tema que, en muchos casos, se prefiere evitar. La charla comienza con esa referencia porque, precisamente, de eso trata Demasiado lejos, la última novela de Sacheri, y también porque, como señaló Fernández Díaz en la presentación, esa guerra fue la guerra de su propia generación.

El público, que llena la sala, asiente con conocimiento. Saben bien quién es Sacheri, el autor de La pregunta de sus ojos (luego adaptada al cine en El secreto de sus ojos), y conocen su nueva obra, en la que aborda el período de la Guerra de Malvinas, pero no desde el frente de batalla, sino desde la vida cotidiana de aquellos que se quedaron en Buenos Aires “demasiado lejos”, a merced de la propaganda y sumidos en la incertidumbre. Es una mirada distinta a la guerra, centrada en las historias personales, los cambios en la rutina diaria, el sufrimiento callado y el dolor silenciado.

Sin embargo, pronto se revela que Demasiado lejos es solo la primera parte de lo que originalmente iba a ser una novela única. El escritor confiesa que, mientras trabajaba en el texto, se dio cuenta de que la estructura no funcionaba como había planeado, por lo que decidió dividir la historia en dos partes: la primera centrada en Buenos Aires, y la segunda, que se publicará en noviembre bajo el título Qué quedará de nosotros, centrada en las Islas Malvinas. Pero antes de hablar de eso, Fernández Díaz interroga a Sacheri sobre la recurrente presencia de hechos históricos en sus novelas, a lo que el autor responde con una contundente simplicidad: “Me interesa la realidad que me circunda”.

Sacheri amplía su respuesta señalando que, además de la realidad que lo rodea, lo que realmente le interesa es lo que está silenciado, lo que se evita discutir. “Cuando hay un silencio demasiado blindado, me molesta”, dice. Esa molestia es la que lo lleva a escribir, a crear historias que inviten al lector a reflexionar más profundamente sobre ciertos temas. “Escribir una novela es una manera de tocarle el hombro al lector y decirle: ‘Pensá un poco más en esto. Yo no sé para dónde tenés que pensar, pero pensalo un poco más’”, explica.

Y cuando se le pregunta si la Guerra de Malvinas es un tema silenciado, Sacheri aclara que no hay un intento deliberado de ocultarlo, pero que lo que realmente se calló fue la guerra misma, la vivencia, las consecuencias. “De la guerra hablamos poco. Después de esos tres meses, callamos. En ese silencio, me parece que hay una culpa, una vergüenza, una sensación de humillación, una sensación de que nos equivocamos feo y no lo vimos”, apunta. Para Fernández Díaz, este silencio es parte de lo que va a ser la segunda parte de la novela de Sacheri: “El segundo libro va a entrar en la épica que nadie quiere ver como épica”, apunta, haciendo referencia a la complejidad de las emociones y las lecciones que la guerra dejó en la sociedad.

Sacheri tenía apenas 14 años cuando comenzó la Guerra de Malvinas, un recuerdo vívido en su memoria, pero como él mismo dice, “la memoria no es la Historia”. Así, para escribir Demasiado lejos, tuvo que leer, investigar y repensar el contexto histórico. En su novela, no solo recupera los recuerdos de su infancia, sino que también reflexiona sobre la ambigüedad de la guerra, cómo la causa parecía justa, pero los jefes fueron incompetentes, y los héroes permanecieron invisibles. “La causa era buena, los jefes eran malos, los héroes eran invisibles”, concluye Fernández Díaz, sintetizando una de las paradojas centrales que Sacheri aborda en su obra.

Demasiado lejos no solo es un testimonio de una guerra distante en el tiempo, sino también un llamado a reflexionar sobre lo que realmente ocurrió, lo que se ha callado y lo que permanece silenciado en la memoria colectiva. La historia, al fin y al cabo, no solo está en los libros de historia, sino también en las conversaciones que elegimos no tener, en los temas que evitamos tocar. Y la literatura, como dice Sacheri, es una forma de desafiar ese silencio.

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