Tenemos otro país; todos percibimos que hay cosas que parecen estar quedando atrás, por ejemplo, el famoso mamarracho del idioma inclusivo.
Esa distorsión del vocabulario que solo comprendía un minúsculo grupo que se hacía oír sobre las mayorías silenciosas, esos grupos que solo intentaban satisfacer sus caprichos con una imposición autoritaria.
Aunque el resto de la vida en comunidad nada cambie, pero la ‘x’ parecía resolver todos los problemas de inclusión. Absurdo, para que dar ejemplos que agrandarían este texto inútilmente, ya todos sabemos a qué nos referimos; las mujeres seguirán siendo maltratadas y asesinadas, los bares seguirán sin estructura para dar lugar a personas con dificultades de movilidad, etc.
Pareciera ahora que una catástrofe como la sucedida en Bahía Blanca por cuestiones climáticas es considerada por el gobierno y moviliza todas las fuerzas para estar en el lugar, presencia y estructura al servicio de los ciudadanos.
Los vuelos secretos y los privilegios desmedidos envueltos en un halo monárquico ya no parecen pasar desapercibidos, se venden coches y aviones. La reina se quedó sin trono y ya no podrá disponer del estado para satisfacer sus excentricidades y lujos que usó y abusó por años. Ya no.
¿No se han dado cuenta que se ve gente trabajando todo el día, incluso los fines de semana? El anterior Presidente no lo podías sacar de la cama hasta las diez de la mañana, llegaba tarde a todos lados (un vago, ademas de inútil) no tenía agenda y solo disfrutaba de sus privilegios participando en todas las cumbres mundiales, aunque no lo invitaran. Nada más lindo que pasear por el mundo con el dinero de otro.
El estado ya no se reparte por fracciones de acuerdo a los aliados políticos circunstanciales, en donde el Ministro no tenía gente propia y en sus escalas inferiores, gente de La Cámpora con otra terminal hacia lo que creía su jefe, Máximo Kirchner, lugares en donde no existía gestión sino solo distribución de caja para sostener a su militancia e imponer su protagonismo de ahí en adelante en las decisiones a tomar. Si no hay coherencia de equipo no hay políticas públicas posibles; cada Ministro hoy arma su equipo con los mejores en sus temas y apelando a un bagaje de profesionales conocedores y exitosos en sus áreas. Solo un ejemplo, el canciller anterior Santiago Cafiero, o hoy Diana Mondino, esta última apeló a hombres de carrera en su mayoría o a aquellos que han hecho buena gestión, como el caso de Daniel Scioli.
¿Han notado por otro lado que todas las mañanas nos informan sobre las medidas a tomar, que todas las mañanas se convoca a reunión de gabinete? Está claro, estamos en una profunda crisis que requiere trabajar y transmitir; la gente tiene que estar informada, todo transcurre a la luz del día. ¿Recuerdas a la anterior vocera que maltrataba, mentía con marcado cinismo intentando esconder la realidad, acompañando al mundo de Alberto que nadie conocía y que era producto de una fantasía que solo ellos, los privilegiados de la casta, podían usufructuar?
Es mucho lo que nos pide el actual gobierno, pero es cierto también que nos advirtió, y así y todo lo votamos, es evidente la madurez de nuestra gente al comprender la crisis en la que nos encontramos, de visibilizar a los responsables y reconocer el sacrificio para poder encausar el país, pero ¿por qué la gente está dispuesta a realizar ese sacrificio? Porque entendía que de seguir así tarde o temprano el país se iba a desmadrar pero en ese caso, no existía un plan predecible en que sostenerse para poder saber que el sacrificio vale la pena. Si ellos nos trajeron hasta aquí, ¿por qué creer que ahora todo iba a cambiar con Massa?
El pueblo, en la que me incluyo, estamos dispuestos a realizar los sacrificios necesarios porque pudimos a tiempo comprender la magnitud de la crisis, solo que pensamos que ahora existe por fin una oportunidad, quizás la última oportunidad de hacer de nuestra nación un país viable, esto quiere decir, en donde la gente pueda vivir en un rango al menos mínimo de dignidad.
Osvaldo González Iglesias – Editor, Escritor