El primer ministro británico, Boris Johnson, conservó su puesto gracias al apoyo de una mayoría de diputados conservadores en la moción de censura interna sobre su liderazgo.
De todas formas, el jefe del Ejecutivo, castigado por el escándalo de las fiestas en Downing Street durante la pandemia, sufrió un fuerte varapalo al ver cómo 148 parlamentarios “tories” (de un total de 359) votaron por retirarle la confianza.
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Más del 40% del grupo parlamentario conservador votó en contra de su propio primer ministro, un castigo mayor del que sufrió su antecesora, Theresa May, en 2018, que sobrevivió a un voto de censura para terminar dimitiendo pocos meses después ante la presión del partido.
Johnson celebró su “convincente” victoria, considerando que permite a su gobierno, “pasar a otra cosa”. “Por supuesto, entiendo que lo que tenemos que hacer ahora es unirnos como gobierno, como partido. Y eso es exactamente lo que podemos hacer ahora”, dijo a los periodistas tras sobrevivir a la votación.
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as fiestas celebradas en sedes de gobierno que pusieron contra las cuerdas a Boris Johnson
El “partygate” que comenzó hace seis meses, fue atizado por la publicación el 25 de mayo de un informe interno que detalló la magnitud de las infracciones a las leyes anticovid en Downing Street, lanzando nuevos llamados a la dimisión de Johnson.
Su autora, la alta funcionaria Sue Gray, responsabilizó a los “altos cargos implicados” de la celebración de incontables eventos marcados por los excesos de alcohol en dependencias gubernamentales cuando los británicos estaban privados de ver a familiares y amigos.
No nombró a Johnson, quien solo recibió una multa de 50 libras (63 dólares) por haber participado en una fiesta por sus 56 cumpleaños el 19 de junio de 2020 en la sala del consejo de ministros.