El estoicismo en la era digital: ¿Filosofía milenaria o manual de autoayuda?

En un mundo hiperconectado, donde la ansiedad y la incertidumbre parecen dominar el panorama emocional, una filosofía nacida hace más de 2.300 años experimenta un renacimiento inesperado. El estoicismo, que guió a emperadores como Marco Aurelio y esclavos como Epicteto, hoy se reinterpreta en libros de autoayuda, podcasts y hasta en la cultura empresarial de Silicon Valley. Pero ¿qué queda de su esencia original?

En entrevista con Historia National Geographic, Iker Martínez Fernández, profesor de Historia de la Filosofía en la UNED, desentraña las claves de este resurgimiento y advierte sobre las distorsiones del “neoestoicismo” moderno.


Del ágora a LinkedIn: ¿Por qué vuelve el estoicismo?

HNG: El estoicismo nació en la Atenas helenística y floreció en la Roma imperial. ¿Qué paralelismos ve entre aquel contexto y el nuestro?

IMF: El estoicismo surgió en una época de crisis, cuando el individuo ya no encontraba seguridad en la polis griega ni en los grandes imperios. Hoy vivimos algo similar: las instituciones tradicionales pierden peso, y muchos buscan respuestas en filosofías que enfatizan el control personal ante lo incierto.

La gran diferencia es que los estoicos antiguos veían la razón como un puente hacia la naturaleza y los demás. Hoy, en cambio, el “neoestoicismo” a menudo se reduce a una herramienta de productividad o resiliencia individual.


Las cuatro virtudes en el siglo XXI

HNG: Sabiduría, justicia, fortaleza y moderación suenan abstractas. ¿Cómo se traducen hoy?

IMF: Los romanos ya las adaptaron:

  • Sabiduría: No es acumular datos, sino discernir qué está bajo nuestro control (nuestras acciones) y qué no (el clima, los algoritmos).
  • Justicia: Hoy incluiría desde el trato ético en redes sociales hasta la responsabilidad ecológica.
  • Fortaleza: No es aguantar callado, sino persistir en valores ante la polarización.
  • Moderación: Un antídoto contra el consumismo y la sobreexposición digital.

El peligro del “estoicismo de gimnasio”

HNG: Usted critica ciertas versiones modernas. ¿Dónde está el límite entre el estoicismo auténtico y la distorsión?

IMF: Hay tres niveles:

  1. El académico: Recupera el sistema completo (lógica, física, ética), como hacen Pigliucci o Sellars.
  2. El práctico: Usa las virtudes para la vida cotidiana, pero sin rigor histórico.
  3. El comercial: Lo vacía de contenido. Elon Musk habla de estoicismo mientras promueve una cultura laboral antiética. ¡Es como usar a Buda para vender zapatillas!

El verdadero estoicismo nunca fue “aguantar como un macho”. Epicteto, que era esclavo, enseñaba que la libertad interior exige coherencia, no indiferencia.


¿Filosofía o placebo?

HNG: ¿Puede el estoicismo ayudar frente a problemas sistémicos como la desigualdad o el cambio climático?

IMF: Los estoicos romanos actuaban en la esfera pública. Séneca criticó la corrupción; Marco Aurelio gobernó en guerra. Su lema era: “No te quejes. Haz lo correcto”.

Hoy, un estoicismo auténtico debería impulsar acción colectiva, no justificar pasividad. La razón (logos) no es solo para meditar: es para construir un mundo más justo.


En definitiva: El estoicismo sigue vigente, pero su versión más profunda —ética, conectada con la naturaleza y comprometida— compite con un “fast estoicismo” que lo reduce a frases motivacionales. Como escribió Marco Aurelio: “Lo que no es útil para la colmena, no es útil para la abeja”. La pregunta es: ¿estamos usando esta filosofía para mejorar la colmena o solo para sobrevivir en ella?

Fuente: Historia,

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