Alemania y la falta de armamento: ¿cómo se usará el nuevo presupuesto militar?

Alemania, por su historia, siempre ha rechazado aumentar su gasto armamentístico, lo cual fue durante mucho tiempo un problema para los responsables de seguridad del país, y una molestia para más de un presidente estadounidense. Los embajadores de Washington han presionado, de distintas formas, a sus contrapartes alemanes para que tomaran en serio la defensa de su país.

Esa es una tarea que la actual representante diplomática del presidente Joe Biden en Berlín, Amy Gutmann, tal vez encare de manera diferente. Cuando se estaba instalando en la capital alemana, la invasión de Rusia a Ucrania logró cambiar más las cosas en cuanto a la defensa militar de Alemania que muchos años de discusiones con los aliados.

“Fue una coincidencia notable”, dijo Gutmann en una ponencia en la Universidad Libre de Berlín. “Uno de mis objetivos era instar a Alemania a cumplir con el compromiso del dos por ciento con la OTAN. Eso está listo”, señaló.

El 2% versus el 20%: normas de gasto de la OTAN

En 2014, los miembros de la OTAN acordaron destinar el 2% de su Producto Interno Bruto (PIB) a gastos de defensa militar en un lapso de 10 años. Alemania se abría camino lentamente hacia esa meta, pero en 2021 siguió siendo una de las economías importantes de la alianza que todavía se quedaba corta.

En su discurso ante el Parlamento, en marzo, el canciller alemán, Olaf Scholz, se comprometió a abordar ese déficit, empezando con un presupuesto extraordinario de 100.000 millones de euros (unos 110.000 millones de dólares) para las Fuerzas Armadas. “Ciertamente, eso es algo que un país de nuestro tamaño y nuestra importancia dentro de Europa debería ser capaz de lograr”, dijo.

El canciller alemán, Olaf Scholz, ha prometido 100.000 millones de euros adicionales para las Fuerzas Armadas.

Otra norma de gasto militar del acuerdo de 2014, sin embargo, no recibió tanta atención. Esta prevé que los aliados destinen el 20% de su presupuesto anual de defensa a “nuevo equipamiento importante”. En ese sentido, Alemania también va al rezago, ya que es uno de los cuatro aliados que todavía no cumplieron con ese requerimiento.

Si bien Scholz no mencionó explícitamente esa segunda directriz, la discusión política en las semanas posteriores a su anuncio se han centrado en armas de guerra caras, como el avión caza F-35, con capacidad nuclear, en la defensa antimisiles de fabricación israelí y en drones armados.

“Se trata de invertir en hardware, porque hasta ahora hemos estado abasteciendo, equipando y financiando de manera insuficiente, todo lo que vuela, nada y se mueve”, dijo a DW Thomas Kleine-Brockhoff, vicepresidente del German Marshall Fund. “Diría que el 20% [como punto de referencia] es probablemente un mínimo”.

La simplicidad del objetivo de un porcentaje del PIB para armamento ayudó a que se convirtiera en el tema de conversación más importante, añadió, pero lo que garantiza que el dinero se destine a “inversiones reales” es el objetivo del equipo. Los salarios de los soldados, las cotizaciones sociales y las jubilaciones se llevan por lo general la mayor parte del presupuesto militar. Del presupuesto de defensa de casi 47.000 millones de euros (51.300 millones de dólares) de Alemania, el año pasado, más de 15.000 millones de euros (16.800 millones de dólares) se destinaron a ese tipo de pagos, según cifras del gobierno. Alrededor de 8.000 millones de euros (9.100 millones de US$), o el 18,5 % del gasto total, se destinaron a la adquisición de equipos.

Tanque alemán del tipo “Marder”.

Dudas acerca de compra de armamento

Aunque ahora está intentando cumplir con la pauta referida al PIB, el Gobierno alemán se ha mostrado reacio a comprometerse con la compra de equipamiento militar.

“Como regla general, un presupuesto de inversión debe ser de alrededor del 20% a fin de mantener nuestras capacidades en funcionamiento”, explicó Arne Collatz, portavoz del Ministerio alemán de Defensa, en respuesta a una consulta de DW. “Pero eso no es en absoluto una regla fija. El porcentaje de inversión cambia regularmente dentro de los tramos anuales de gasto militar”, aclaró.

La vacilación del gobierno de Scholz puede estar relacionada con la incertidumbre en torno a los 100.000 millones de euros. Esa suma adicional -que equivale, aproximadamente, a una quinta parte de todo el presupuesto federal anual- fue resultado de una formulación rápida de una medida política del gobierno. Ahora, esta tiene que ser aprobada por el Legislativo.

Ametralladora rápida del Ejército alemán, del tipo MG3.

Si el gobierno logra que se apruebe, el desembolso de esa suma quedará fuera del presupuesto regular, con lo cual estará exceptuado de los límites de deuda constitucionales.

Eso significa pedir prestado el dinero como una “inversión”, sin afectar las tasas impositivas ni aumentar el gasto oficial, al menos en el papel. Esas son las líneas rojas para el Partido Liberal Demócrata (FDP), el socio menor del gobierno de coalición, y el que controla el Ministerio de Finanzas.

El gabinete de Scholz presentó un proyecto de ley a tal efecto al Bundestag en marzo, el cual prevé que los 100.000 millones de euros sean una “asignación suplementaria única” durante cinco años, para “financiar planes de equipamiento plurianuales especialmente relevantes y complejos para las Fuerzas Armadas”. Esos planes son un guiño a la directriz del 20% de la OTAN sobre equipamiento. En base al PIB actual, complementar todos los años el presupuesto de defensa oficial con otros 20.000 millones de euros (21.830 millones de U$S) hace que Alemania supere la meta del 2%.

Lanzacohetes Stinger.

Más dinero, más problemas

Sin embargo, esos trucos de contabilidad podrían ser útiles políticamente, pero también representan un peligro, porque podrían socavar el sentido esencial del gasto militar. Grandes proyectos de defensa, como el avión de combate europeo de la próxima generación, encabezados por Alemania y Francia, pueden tardar años en desarrollarse. Por eso, no queda claro que sucederá si el dinero adicional se agota para 2026, y los presupuestos regulares no aumentan tanto. “Si se quiere comprar equipamiento militar, se necesita un presupuesto confiable a largo plazo”, dijo Thomas Kleine-Brockhoff, vicepresidente del Fondo Marshall Alemán de Estados Unidos (GMF). Un aumento del presupuesto alemán de defensa en 25.0000 millones de euros al año

requeriría un nuevo impulso político, añadió.

En vista de que habrá elecciones generales en 2025, eso sería tarea del próximo gobierno alemán.

Pero aún sin dinero extra, las Fuerzas Armadas alemanas han tenido que luchar para gastar de manera eficiente. Los críticos objetan que los procesos de compra de equipamiento y armamento son lentos y burocráticos. Una serie de proyectos sobre ciberseguridad y actualización tecnológica han superado el presupuesto, o no funcionan según lo previsto, según informaciones de la auditoría federal de esta semana. También las medidas anticorrupción son un problema. Así como las deficiencias de una industria armamentística poco fiable, y sus grupos de influencia, por no mencionar la falta de ideas estratégicas propias del Ministerio de Defensa, dijo un sindicato que representa al personal militar.

El gran desafío del canciller Scholz es revertir esa tendencia. Una vez que el dinero llegue, será más importante ver en qué lo gasta el Ministerio de Defensa, y no la cantidad con la que cuenta.

(cp/ers)

Tags

Compartir post