Desinflación y calma cambiaria: ¿A qué costo para los salarios y el empleo

La estrategia económica del equipo de Luis Caputo, enfocada en reducir la inflación y estabilizar los mercados financieros, está dando sus frutos en cuanto a la desaceleración de los precios, pero a costa de otros objetivos clave. Si bien los avances en la contención de la inflación y la calma en los mercados son evidentes, el estancamiento salarial y el aumento del desempleo están limitando la recuperación económica. La actividad productiva sigue mostrando un comportamiento dispar: mientras que en agosto la industria manufacturera registró su segunda mejora mensual consecutiva, la construcción sufrió un retroceso tras cuatro meses de crecimiento.

Los primeros datos de septiembre muestran una tendencia similar. La producción automotriz cayó un 3%, mientras que la de acero creció un 9%, según la consultora Econviews. En el sector de la construcción, a pesar de un repunte del 3,1% en los despachos de cemento, el Índice Construya, que refleja las ventas de insumos a privados, cayó un 5,4%, lo que sugiere posibles problemas futuros en la actividad.

De cara a los próximos meses, el panorama es mixto: en el sector privado de la construcción, el 25% de los empresarios encuestados por el INDEC se muestra optimista, frente a un 9% de pesimistas. Sin embargo, en el ámbito de la obra pública, las expectativas son menos alentadoras, con un 28,7% esperando que la situación empeore.

Inflación en baja, pero salarios y empleo en crisis

La economía argentina atraviesa un “modo serrucho”, con altibajos en diferentes sectores. En septiembre, la inflación fue del 3,5%, la más baja en casi tres años, lo que ha impulsado un repunte en el crédito al sector privado, que ha vuelto a niveles de octubre de 2023. Sin embargo, esta desaceleración inflacionaria no ha sido suficiente para mejorar los salarios ni detener el aumento del desempleo.

Según la consultora Econviews, el Gobierno parece medir su éxito en términos de desinflación, pero advierten que las preocupaciones de la gente han cambiado. Hoy, los principales problemas ya no son la inflación, sino la pobreza y los bajos salarios, según una encuesta de la Universidad de San Andrés. En este contexto, algunos economistas sostienen que es momento de priorizar el crecimiento, incluso si esto implica unificar el mercado cambiario y asumir un repunte temporal de la inflación.

Laura Testa, economista, destacó que la estrategia del Gobierno, centrada en la desinflación y el equilibrio fiscal, está limitando el crecimiento. El ajuste en salarios, jubilaciones y transferencias está logrando una desaceleración de la inflación, pero a costa de una recesión que afecta la demanda de importaciones y el consumo interno.

Los salarios, según el Índice RIPTE, vieron en agosto su primera contracción real en seis meses, una tendencia que también fue confirmada por otros indicadores. La consultora C-P, por ejemplo, mostró que los ingresos de los trabajadores formales cayeron un 0,1% en el mismo mes. Las negociaciones salariales se han estancado, y la inflación, aunque más baja, sigue siendo un obstáculo.

En paralelo, el empleo formal continúa en caída. Según datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), julio marcó la décima caída consecutiva en el empleo asalariado, con una pérdida de casi 200.000 puestos de trabajo desde que Javier Milei asumió la presidencia, afectando principalmente a los sectores de la construcción y la industria manufacturera.

El desafío de mantener la estabilidad cambiaria

El Gobierno ha apostado por dos pilares fundamentales: el ancla fiscal y la cambiaria. La expectativa del mercado es que el Banco Central mantenga el “crawling peg” del 2% mensual en el tipo de cambio oficial. Sin embargo, para sostener la reducción en la inflación, la brecha entre el dólar oficial y los paralelos debería acercarse a cero. Actualmente, esta brecha ronda el 20%, muy por debajo del 60% que alcanzó en julio.

La intervención del Banco Central en las cotizaciones y el blanqueo de capitales han sido factores clave para reducir esta brecha. Sin embargo, el fin del blanqueo y una posible reducción del crawling peg podrían poner en riesgo este equilibrio y presionar las expectativas de devaluación, lo que podría tener un impacto negativo en la estabilidad lograda hasta ahora.

En resumen, si bien el equipo de Caputo ha logrado avances en la contención de la inflación y la calma cambiaria, las presiones sobre el empleo y los salarios siguen siendo una asignatura pendiente. El desafío para los próximos meses será equilibrar estos objetivos sin perder los logros alcanzados en la estabilidad macroeconómica.

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