En plena campaña y en medio de una política internacional cuestionada y crisis interna, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, intensifica su retórica contra los “enemigos” del país. En un evento de recaudación en San Francisco, Biden tildó a Vladimir Putin de “loco hijo de puta” y dejó entrever que otros “innombrados” podrían ser el norcoreano Kim Jong-un y el iraní Ebrahim Raisi, ambos involucrados en programas nucleares sin la aprobación de la OIEA.

Estas declaraciones se producen dos días antes del anuncio de un nuevo paquete de sanciones contra Rusia por la muerte en prisión del líder opositor Alexéi Navalni. A su vez, la Unión Europea aprobó su decimotercero paquete de sanciones, agregando casi 200 entidades e individuos a la lista negra, aunque sin implementar nuevas medidas sectoriales.

La respuesta del Kremlin no se hizo esperar, calificando a Biden como un “viejo inútil”. Dmitry Peskov, portavoz del Kremlin, consideró que el lenguaje utilizado por el presidente estadounidense no afecta al presidente ruso, pero degrada a quienes lo emplean. Acusó a Biden de intentar parecer un “vaquero de Hollywood” y minimizó la amenaza del cambio climático y una posible crisis nuclear, atribuyéndola a “viejos inútiles” como Biden.

Peskov, en nombre de Putin, desestimó las acusaciones de senilidad contra Biden y lo acusó de estar “listo para iniciar una guerra con Rusia”. Desde la invasión rusa a Ucrania en 2022, la animosidad entre ambas potencias ha alcanzado niveles sin precedentes, y estas recientes declaraciones podrían marcar un punto de no retorno diplomático.