Convertirse en una empresa unicornio es el sueño de millones de emprendedores en todo el mundo. ¿Por qué? Este término, acuñado por Aileen Lee en 2013, designa a aquellas empresas tecnológicas que alcanzan un valor de 1,000 millones de dólares, en menos de 10 años, sin tener presencia en Bolsa.
Aileen Lee, fundadora de Cowboy Ventures, analizó qué tan probable es encontrar y financiar una de esas nuevas empresas prometedoras, por lo que en 2013 realizó una investigación y descubrió que solo el 0.07% de las empresas respaldadas por capital privado se evaluaron en más de 1,000 millones de dólares. Cuando Lee hizo su primer conteo, había solo 39 unicornios en el mundo.
“Estaba tratando de encontrar una palabra que fuera fácil de usar, una y otra vez, para designar a estas empresas. Jugué con diferentes palabras como ‘jonrón’, ‘mega hit’, y todas sonaban como ‘bla’. Así que puse ‘unicornio’ porque lo son: son empresas muy raras en el sentido de que hay miles de nuevas empresas en tecnología cada año, pero solo un puñado terminará convirtiéndose en una empresa unicornio. Son realmente raros”, explica Lee en su libro Welcome To The Unicorn Club: Learning from Billion-Dollar Startups.
¿Qué es una empresa unicornio y qué la caracteriza?
Generalmente, el poder alcanzar una valuación de 1,000 mdd antes de la primera década de vida, depende de la capacidad de la empresa de desarrollar un modelo de negocio que, literalmente, revolucione una industria. Hay tres características que, según los expertos, comparten los unicornios.
El cliente siempre en el centro:
desarrollan una estrategia comercial consumer centric. Es decir, tienen al cliente en mente antes (ideación), durante (manufactura) y después (posventa). La experiencia de usuario es clave. Antes solo se valoraba el producto, pero ahora se valora tanto o más la experiencia de compra.
Una expansión global y acelerada:
los unicornios nacen con una mentalidad global y siguen una estrategia de ‘hacerse grandes de la manera más rápida posible’. Apostar por la internacionalización y contar con un modelo escalable son claves para alcanzar ambos objetivos.
La diversidad del equipo:
son organizaciones multidisciplinares y multiculturales. Cuentan, por tanto, con perfiles profesionales muy diferentes y esa diversidad es una de sus fortalezas a la hora de generar ideas disruptivas. Además, son compañías jóvenes que valoran el talento y la creatividad.
Aunque, en este momento no existen cálculos matemáticos reales para estimar el valor de las nuevas empresas -las valoraciones se basan en la mayoría de los casos en el potencial comercial de una empresa y son simplemente estimaciones aproximadas-, existe una fuerte diferencia psicológica en la percepción de una empresa cuando alcanza el estatus de unicornio: “Mil millones es mejor que 800 millones porque es el umbral psicológico para los clientes potenciales, los empleados y la prensa”, dijo Lee.
El boom global de los unicornios
Entre los beneficios que tienen las empresas unicornio está el que, al estar respaldadas por fondos de inversión, se pueden mantener privadas por mucho más tiempo. En el año 2000, el plazo medio antes de que una startup hiciera una oferta pública inicial era de tres años, según la Asociación Nacional de Capital Riesgo.
Ese número pasó a seis años en 15 años, en parte porque numerosas empresas prometedoras quieren beneficiarse del entorno amigable de las estimaciones antes de cotizar en la Bolsa. Además, el desarrollo de los mercados privados ha facilitado que los accionistas de unicornios retiren sus inversiones sin presionar a las startups para que se hagan públicas.
México, ¿una tierra de unicornios?
El monto mínimo promedio que requiere una startup para alcanzar la categoría de unicornio es de 300 millones de dólares -según datos de Ignia-. Pero hasta hace cinco años, este era un monto difícil de levantar en México debido a que, en general, “a los inversionistas institucionales locales no les gusta mucho el venture capital (o capital de riesgo), por falta de conocimiento y también por una tremenda aversión al riesgo”, dijo en una entrevista previa, Álvaro Rodríguez Arregui, socio director y cofundador de Ignia.
“En México hay muy poco fondeo para este tipo de proyectos. Mientras que los inversionistas institucionales fuera del país tienen el 5% de su capital invertido en venture capital, en México apenas tienen el 0.15%. Aún les llaman la atención las industrias del siglo pasado, como bienes raíces, infraestructura, energía”, añadió.
En México, antes de 2017, un emprendedor no levantaba más de 20 millones de dólares.“Tenían que salir para levantar rondas de capital superiores a este monto”, dijo en otra entrevista Jaime Zunzunegui, socio director de Mountain Nazca, una firma de capital de riesgo enfocada en inversiones tecnológicas en Latinoamérica. Esto provocó que México se quedara atrás respecto a otros mercados de la región, como Brasil o Argentina. Brasil, por ejemplo, tiene cerca de una decena de unicornios.
Hasta octubre de 2020, en este club no había ninguna stratup mexicana. Pero la llegada de SoftBank a la región detonó una cascada de inversiones. El holding japonés ha lanzado dos fondos de inversión para startups latinoamericanas: Latin America Fund, creado en 2019 con 5,000 millones de dólares, y Latin America Fund II de 2021, con 3,000 millones de dólares de capital. Con ellos, SoftBank ha invertido en la gran mayoría de los unicornios latinoamericanos, entre los que se destacan Kavak, Rappi, Bitso, Clip y Konfío, entre otros.