Las fuerzas de la oposición, Juntos por el Cambio y Fuerzas Libertarias, personificadas por la irrupción en la escena política de Javier Milei, no solo desarrollan una estrategia para ganar las elecciones, sino que también se están preparando para la posibilidad de gobernar un país en ruinas dejado por el kirchnerismo a partir de 2024. Veamos en detalle: las fichas se mueven rápidamente de un lado a otro en el tablero de ajedrez de la coalición con más posibilidades de gobernar. Tanto los radicales como los del PRO son conscientes de los desafíos que les esperan, pero como buenos políticos (y aventureros en cierto sentido), aspiran a controlar los resortes de la nueva administración, ubicando a sus hombres estratégicamente donde creen que serán más apropiados para su gestión.
Hasta ahora, Mauricio Macri, aunque no sea candidato, parece ser el jugador más hábil y resuelto, siempre tomando la iniciativa cuando llega el momento de mover una de sus fichas. Larreta, su contrincante en la estrategia, lo acompaña siempre uno o dos pasos atrás. El radicalismo juega en ambos bandos con la intención de mejorar su protagonismo en la futura gestión. Martín Lousteau, un gran alfil, habría permitido a Larreta arrebatarle el bastión capitalino a Macri para debilitar su influencia en la futura administración en caso de que Rodríguez Larreta llegue a ocupar la presidencia.
La jugada terminó con la decisión de que el PRO se presente a las internas (LPASO) con un solo candidato. En conclusión, es muy probable que la ciudad de Buenos Aires sea administrada en un futuro gobierno de la alianza opositora por el primo del ex presidente. Todo el aparato y el poder se concentrarán en Jorge Macri, ya que el bastión del fundador del PRO no será entregado al radicalismo, dado que es el sostén electoral más fuerte de Mauricio.
En cuanto a la provincia de Buenos Aires, la situación es diferente. Diego Santilli se adelanto y, aunque aún no le alcanza para vencer a Axel Kicillof, es el único al que las encuestas le son más favorables. Cristian Ritondo venía rezagado, pero ahora, frente a la decisión de Patricia Bullrich de designar a Néstor Grindetti como su candidato a gobernador, Ritondo busca refugio en los brazos de Larreta, quien lo recibe con agrado, dado que el diputado proveniente del peronismo metropolitano ha logrado construir un sólido espacio político.
Por ahora, entre los dos grandes contrincantes Larreta y Macri las movidas van siendo equitativas, aunque el pelado tuvo que ceder su distrito para posicionar a Santilli.
Patricia perdió, pues sabe que a Grindetti no le alcanza para competir con el colorado, fanático del club con sede en Núñez.
Los radicales se van acomodando para ocupar los segundos lugares, ya sea como candidato a vice de Patricia o de Larreta. Macri sabe que para lograr un programa integral y sólido debe limitar las posiciones reformistas y socialdemócratas del centenario partido de Leandro N. Alem. Más que un tema de ideología, dado que esta no es algo que consolide programas de gobierno hoy en día, debido a que predomina el pragmatismo, se debe a que Macri cree que los radicales son un grupo de dirigentes que se pasan discutiendo cargos más que proyectos. Sus internas son interminables y pueden afectar la consolidación de un proyecto a largo plazo, donde las reformas deben ser de fondo y con un marcado sesgo liberal.
Si bien Patricia Bullrich creció inesperadamente, es decir, más allá de lo calculado por Macri, al principio fue solo una piedra en el zapato de Larreta, un hombre que solía ser de su máxima confianza, pero que perdió su consideración hace unos pocos años cuando el pelado creyó que podía sacarlo de un plumazo de la escena política para abrirse camino sin obstáculos.
Esto no se lo perdonará jamás. Todas las fichas que el ingeniero mueve están dispuestas, en mi opinión, por dos razones centrales: 1) Lograr incidir en el futuro programa de gobierno para que este sea exitoso o, al menos, sacarnos de la crisis macroeconomica, manteniendo poder y a sus hombres en lugares clave. 2) Regresar a la presidencia. Mauricio Macri se quedó, como suele decirse vulgarmente, con la sangre en el ojo. A él le iba bien hasta que decidió, por consejo de Marcos Peña y del consultor ecuatoriano, aplicar el gradualismo. La crisis económica se precipitó y ni el FMI pudo rescatarlo de la catástrofe que se avecinaba.
En conclusión, para no cansar, los dos grandes contrincantes en esta contienda ya no son Cristina Kirchner vs Francisco Macri, sino entre el ingeniero y el pelado. Patricia no lo logrará, se avecina una etapa de consenso y acuerdos, amplias reformas y una ductilidad que parece no tener. Lo que no se puede desconocer es que hizo un buen trabajo y estuvo cerca de lograrlo. Macri está conforme y será premiada en el futuro gobierno. Vidal, Fernán Quiroz, Soledad Acuña, Cristian Ritondo, Javier Iguacel, etc., son peones de estos dos estrategas que disputan el poder y, por lo tanto, la capacidad de gestión.
En la próxima ocasión nos dedicaremos a hablar de Javier Milei, seguro será un protagonista en los años venideros.
Osvaldo Gonzalez Iglesias – Editor.