Massa y Cristina: el “plan A” se empantana, ¿renace un “plan C”?

Al compás de una economía que no mejora, las posibilidades presidenciales de Sergio Massa entraron en un mar de dudas, según explicaban en el Instituto Patria. El ministro juega sus últimos cartuchos en la búsqueda de dólares que calmen la situaicón. Mientras, Wado de Pedro intensificó sus apariciones pero empiezan a ganar terreno quienes creen que sólo Cristina Kirchner podría asegurarle al Frente de Todos el caudal de votos necesario para no quedar afuera del ballotage.

Fue una semana más tranquila en los mercados, pero la preocupación en el oficialismo no se disipa porque los dólares no aparecen y nada hace pensar en una mejora en el corto plazo. La negociación con el FMI se demora y lo de Brasil todavía está por verse. Por eso, el plan “a”, la candidatura del ministro Sergio Massa, se sumerge en un mar de dudas y se comienzan a analizar, de verdad, las otras alternativas posibles. Incluso la que ya estaba descartada: que Cristina Kirchner efectivamente se postule a la presidencia para evitar la debacle de que el Frente de Todos quede afuera del ballotage.

Nadie cuestiona a Massa, ni siquiera sus posibles competidores en la interna. Es evidente que hace todo lo que está a su alcance, pero sólo sirvió para que –por ahora- no salte todo por el aire. Es un resultado intangible, difícil de valorar. Lo que se nota a simple vista es que la inflación no bajará como había prometido y que el Banco Central no para de perder reservas, con lo que la situación del dólar sigue entre algodones. “No hay muchas vueltas, hay 20 mil millones de dólares que no están”, graficaba un importante funcionario respecto a las letales consecuencias de la sequía.

conomía tiene una sala adaptada para los periódicos zoom de sus funcionarios con el staff del FMI. El organismo estaría de acuerdo en adelantar 10.600 millones de dólares correspondientes a los próximos desembolsos, pero hay diferencias en cuanto a las condiciones: discuten en los términos que llegará, si en DEGs o en billetes, y si es necesario una devaluación más acelerada. El viceministro Gabriel Rubinstein y el jefe de asesores Leonardo Madcur iban a viajar a Washington la semana pasada, pero la visita se fue postergando. Una señal de que la cosa viene lenta.

Es lógico, ni los organismos internacionales ni los países trabajan en los tiempos de las urgencias argentinas. El viaje a Brasil de esta semana mostró las dificultades que tiene el Gobierno para capitalizar un hecho positivo, dado el contexto crítico. Lula atendió la llamada de Alberto Fernández un jueves y le propuso una cumbre en Brasilia para el martes. Lo recibió con los gestos de calidez que lo caracterizan y puso la plana mayor de su gobierno a disposición, incluyendo al vicepresidente y ministro de Industria y Comercio, Geraldo Alckmin, referente de la centroderecha. Le dedicaron a Argentina media jornada de trabajo y aseguraron su respaldo político total, con promesa de gestiones ante el FMI y, principalmente, los BRICS.https://d-10209578351674764623.ampproject.net/2304212144000/frame.html

El día previo, el segundo de Economía de Brasil había afirmado en una entrevista a GloboNews el esquema de financiamiento pensado para los exportadores brasileños y desarrolló el argumento de una conveniencia mutua: que la falta de financiamiento le había hecho perder 6 mil millones de dólares a unas 200 empresas brasileras en exportaciones a Argentina en manos de China. Al otro día, mientras la comitiva argentina se encontraba en vuelo, el ministro de Hacienda, Fernando Haddad, aclaraba que todavía faltaba resolver la cuestión de las garantías.

“En el medio entró en juego la opinión del BNDES y de la banca brasileña. No la tiene fácil Lula ahí, el presidente del Banco Central es un bolsonarista y el Congreso está dividido. Ya no puede hacer lo que le parece como en sus anteriores gobiernos”, explicaban en un despacho de la Casa Rosada el repetino cambio de opinión. En el Gobierno aseguraban que habían hecho los deberes y que “las garantías nuestras estaban”.

Hubo una postal de unidad en el avión con tres posibles candidatos presidenciales: Massa, el jefe de Gabinete Agustín Rossi y el embajador Daniel Scioli. “Se trabajó muy bien en equipo”, aseguraba un integrante de la comitiva. Pero tampoco duró porque a la vuelta se publicaron varias notas hablando de discusiones y chismerío. “Casi todo era mentira o una exageración, pero había un par de cosas ciertas. O sea, alguien se puso a contar, y eso es uno de los problemas de este gobierno”, completaba el funcionario. En concreto, Massa seguirá conversando con Haddad y su equipo por el financiamiento a los exportadores, pero también existe la posibilidad que activó Lula de un fondeo de 6 mil millones de dólares a través de los BRICS, que hoy surge como la alternativa más factible. Con todo, ninguna de las dos posibilidades se resolvería antes de fin de mes.

Cuando Cristina arregló con Massa sobre su llegada al ministerio de Economía con funciones extra quedó establecido que, si todo marchaba más o menos bien, él sería el candidato del Frente de Todos. Massa sigue con ese plan en mente y piensa en una definición lo más demorada posible, muy cerca de la inscripción de candidaturas del 24 de junio. El ministro cree que si consigue estabilizar el potro de la economía hasta esa fecha, se convertirá en el candidato de consenso del Frente de Todos. En esa línea, ya consiguió el apoyo de algunos gobernadores, de la CGT y de organizaciones sociales.

En su entorno descartaban competir en una PASO con varios candidatos que saquen poco. “Si hacemos eso quedaría Milei como el gran ganador porque sería el que más votos obtendría individualmente. Si va Sergio solo, asegurando el piso del peronismo, quedaría fortalecido para la elección general”, imaginaban en Economía en plan ideal. 

La cuestión es que, justamente, en el Instituto Patria ya casi nadie cree que Massa pueda garantizar el piso del peronismo unido. La inflación que se conocerá el viernes, sequía de por medio, será más del doble que aquel tres y algo que el ministro supo prometer en otro momento. Pero tampoco la idea de “estabilidad” que busca instalar ahora se ve plasmada, con la angustiosa búsqueda de fondos por el mundo y un mercado financiero que no da ninguna garantía. En el Patria comenzaron a evaluar alternativas.

El ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, intensificó sus apariciones. El gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, muy probable ganador en las elecciones provinciales de este domingo, le levantó la mano y le pidió que sea candidato. El interbloque de senadores del Frente de Todos lo recibió a pleno para escuchar su Plan de Desarrollo Federal, que plantea como el caballito de batalla de su propuesta.

El viernes se reunió con el jefe de Gabinete bonaerense, Martín Insaurralde, el hombre de Máximo Kirchner en la gestión de Axel Kicillof. Por otro lado, cada vez más equipos vinculados al Patria están trabajando para Wado, tanto técnicos como de comunicación. En caso de que Wado sea el elegido, estimaban que no conseguiría reunir apoyos suficientes para convertirse en el candidato de consenso y que tendría que competir en las PASO contra Scioli. No contaban a Rossi, de quien se dice que está cada vez más convencido de inscribir su nombre en las primarias. Wado, Rossi y el vicejefe de Gabinete, Juan Manuel Olmos, mantienen por estos días contactos frecuentes para organizar el Congreso Nacional del PJ del 16 de mayo, donde esperan fijar las reglas del juego para la competencia interna.

Pero, al compás de la profundización de la crisis y de lo que todavía queda por recorrer hasta el momento de las elecciones, en el Patria son cada vez más los convencidos de que Wado no es el candidato indicado para representar al espacio y que a Cristina no le quedará otra que presentarse para asegurar un resultado decoroso. Más allá de las frases que dejó en su última aparición en La Plata -“yo ya dí todo”-, pretenden que recoja el guante de la crisis en la que llegará el gobierno de Alberto al momento de los comicios y dé la cara para llevar al Frente de Todos al ballotage. Es que, con la división del electorado en tercios con Juntos por el Cambio y Javier Milei, va ganando terreno la visión alarmista de un peronismo afuera de la segunda vuelta, una catástrofe electoral de derivaciones impensables.

Desde hace tiempo, el gobernador bonaerense Axel Kicillof es uno de los principales impulsores de la postulación de Cristina. Por un lado, porque si la vice no se presenta hay voces en el kirchnerismo -una es la de Máximo Kirchner- que entienden que el candidato que mejor la representaría sería él y Axel está totalmente resuelto a ir por la reelección en la Provincia. “Esto no es un lanzamiento, pero es lo natural. Yo estoy trabajando para que sea reelegido este proyecto en la provincia de Buenos Aires”, reiteró el jueves luego de un acto con la organización Somos Barrios de Pie. Axel está muy atento a lo que se resuelva a nivel nacional y mantiene latente la posibilidad de separar el comicio provincial en caso de que la candidata no sea Cristina. “Si no es ella tengo que desdoblar porque podemos perder”, lo escucharon decir días atrás.

Por fortuna para el oficialismo, en Juntos por el Cambio también tienen que resolver sus cuestiones internas. Luego del anuncio de María Eugenia Vidal de desistir de una improbable ambición presidencial, Patricia Bullrich quedó muy cerca de designar al jefe del bloque de diputados del PRO, Cristian Ritondo, como su candidato para la gobernación bonaerense. En esa disputa en la Provincia -en la que Ritondo tendría que enfrentar a Diego Santilli, el elegido por Horacio Rodríguez Larreta- se jugará buena parte de la puja nacional que las encuestas muestran indefinida. Bullrich, Vidal y Ritondo se reunieron en un bar de Palermo para definir la situación. La ex gobernadora también se juntó durante el fin de semana con Rodríguez Larreta y prometió neutralidad en la PASO presidencial, pero avisó que podría hacer campaña por Ritondo si se presenta en la Provincia.

A diferencia de otros postulantes como Javier Iguacel, Néstor Grindetti y Joaquín de la Torre, Ritondo le asegura a Bullrich el apoyo de un armado de legisladores, intendentes y concejales. El respaldo de Vidal podría terminar de definir la situación. Esta semana, además, Bullrich recibirá al titular del Ieral, Carlos Melconian, que viene elaborando un plan económico que busca entregarle, llave en mano, al candidato opositor que gane. La ex ministra tiene al diputado Luciano Laspina como su economista de cabecera, pero quiere que Melconian le explique concretamente qué haría si ella lo designara ministro. En los próximos días se enterará.

Fuente: El Destape, Argentina.

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