La larga noche franquista estuvo en los ojos de la CIA. Mientras la dictadura torturaba y fusilaba a militantes políticos, los servicios de inteligencia estadounidense pusieron su radar sobre las actividades que desarrollaban el sindicato CNT o el Partido Comunista, tanto dentro como fuera de España.
La larga noche franquista estuvo en los ojos de la CIA. Mientras la dictadura torturaba y fusilaba a militantes políticos, los servicios de inteligencia estadounidense pusieron su radar sobre las actividades que desarrollaban el sindicato CNT o el Partido Comunista, tanto dentro como fuera de España.
Los informes recopilados por este periódico cuentan en varios casos con extractos tachados, lo que impide conocer íntegramente su contenido. Esto ocurre incluso con documentos que datan de los años cuarenta.
En uno de esos informes, elaborado en febrero de 1947, la CIA revela que había controlado una conversación entre dirigentes del POUM en el exilio y miembros de la dirección de CNT. El organismo de inteligencia aseguraba que ese sindicato había emprendido la “reorganización” de las “acciones terroristas”.
Los informantes con los que contaba en España le habían hecho saber también que las “escuadras” de la organización anarcosindicalista se habían hecho con el control de los “grupos guerrilleros en las zonas de Galicia, Asturias y Catalunya“, e incluso afirmaba que había “colocado en varias fábricas a expertos en sabotaje”.
Un par de semanas antes, otro informe ya había alertado a Washington de que “el proletariado español pertenece a las dos grandes organizaciones sindicales: la CNT, de tendencia anarquista, y la UGT, de tendencia socialista”.
“Actos de violencia”
No obstante, el Partido Comunista también figuraba entre sus grandes obsesiones a la hora de realizar seguimientos en este país. “Los comunistas y simpatizantes comunistas están dispuestos a llevar a cabo actos de violencia en España, aunque no se hacen ilusiones sobre los resultados de tales acciones. Creen que los movimientos huelguísticos, las explosiones y los sabotajes confirmarán la existencia de elementos comunistas activos en España”, afirmaba un agente de la CIA en un documento enviado a EEUU el 23 de enero de 1947.
Tanto en este como en otros informes, la central de inteligencia estadounidense describe la estructura del PCE con todo lujo de detalles: en esos documentos, los agentes daban los nombres de quienes ejercían distintas actividades en los órganos clandestinos del partido.
Paracaídas con armas comunistas
En enero de 1949 la CIA fue aún más allá y aseguró que los responsables del Partido Comunista estaban preparando supuestamente una “primavera” cargada de acciones, aunque “la dificultad para obtener armamento” era su “principal preocupación”. “Cuentan con un gran depósito de armamento en Italia y han estado estudiando posibles formas de lanzar estos suministros en paracaídas sobre España”, afirmaba en otro párrafo.
En otro documento del 18 de junio de 1949 que también cuenta con varios párrafos censurados, agentes de la CIA en España y Francia detallaban las actividades realizadas por las “facciones” de CNT tanto en Toulouse como a este lado de la frontera. Incluso barajaba cifras sobre el número de militantes cenetistas y de la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias que había entonces en ambos países: unos 15.000 en Francia y otros 30.000 en España.
El espionaje estadounidense contra la resistencia antifranquista no cesó. En julio de 1951, los informantes del organismo estadounidense aseguraban que si bien “el Ejército español y las fuerzas de seguridad han sido capaces hasta ahora de hacer frente a la actividad de la guerrilla comunista, las bandas comunistas existentes podrían, en caso de guerra, engrosarse con unos 100.000 simpatizantes y con algunos de los miembros más ardientes de las organizaciones sindicales clandestinas”.
“Con el grupo más eficientemente organizado y las bandas de guerrilleros mejor disciplinadas dentro de España, el PCE podría proporcionar cuadros preparados para una expansión inmediata de las actividades de sabotaje”, sostenía la agencia.
Espionaje a La Pasionaria
En octubre de 1959, la CIA elaboró un documento calificado como “Top Secret” en el que se revelaba el contenido de un encuentro mantenido en Moscú entre la dirigente comunista española Dolores Ibarruri, La Pasionaria, y un representante del Partido Comunista de EEUU.
“Dada la naturaleza extremadamente sensible de algunas de las fuentes de información, se ruega que el contenido de esta comunicación sea tratado con la máxima seguridad y su uso se restrinja a lo estrictamente necesario”, decía una nota que acompañaba a dicho informe y que iba dirigida a Allen W. Dulles, entonces director de la CIA.
Según ese documento, Ibarruri afirmó en aquel encuentro en la capital rusa que “las circunstancias y condiciones de España en la actualidad son tales que cuando el PCE hace una propuesta, la gente escucha y cree a los comunistas porque los comunistas son conocidos como un partido de lucha. En cambio, si el Partido Socialista intentara hacer propuestas similares, el pueblo las rechazaría porque sospecharía de los motivos de los socialistas”.
Preocupación por CCOO
El estrecho control sobre las actividades de los comunistas españoles se prolongó al menos hasta los primeros años de la Transición, ya bajo gobiernos democráticos en Madrid. Así lo demuestra un informe elaborado en diciembre de 1953 por la Oficina de Análisis Europeo de la CIA sobre “el papel comunista en el sindicalismo del sur de Europa”.
Los autores del documento apuntaban que “los sindicatos en España bajo Franco” se caracterizaban como organizaciones “patrocinadas” por la dictadura. En esa línea, señalan que ,”al permitir que sólo grupos aprobados oficialmente participen en los sindicatos”, el régimen franquista “buscó controlar el trabajo y destruir la capacidad de los comunistas y otros opositores para influir en las políticas laborales”.
A continuación destaca que “las organizaciones comunistas formaron clandestinamente Comisiones Obreras (CCOO) dentro de los sindicatos para que sirvieran como centros de formación y reclutamiento”. “La reputación que ganan los comunistas como partidarios de las quejas de los trabajadores les sirvió mucho después del establecimiento de sindicatos libres en 1977”, añade el documento.
De acuerdo a sus datos, la CIA afirmaba entonces que los “prosoviéticos” constituían “minorías” tanto en el PCE como en CCOO, eran “proporcionalmente más fuertes” en la central sindical. Este documento, en el que se describen las actividades del sindicato, cuenta con varios párrafos censurados.
Fuente: Publico, España.