Las petroleras YPF y Petronas (Malasia) han seleccionado a Río Negro como la provincia donde se desarrollará el proyecto “Argentina LNG” para el procesamiento, transporte y licuefacción del gas natural de Vaca Muerta. Esta decisión representa una inversión de entre 30.000 y 50.000 millones de dólares, que Buenos Aires, con su infraestructura en el puerto de Bahía Blanca, ha perdido.
Este movimiento genera un terremoto político en Buenos Aires, afectando al gobernador Axel Kicillof, quien es visto como un potencial candidato presidencial del peronismo en 2027. La decisión de las empresas se tomó tras evaluar las condiciones técnicas y económicas, donde Río Negro mostró una clara adhesión al Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), a diferencia de Buenos Aires.
El presidente y CEO de YPF, Horacio Marín, señaló que sin el RIGI no sería posible llevar a cabo el proyecto de GNL. Kicillof, sin manifestar expresamente su apoyo al RIGI, insistió en la Ley de GNL, menos generosa que el régimen nacional. Río Negro, en cambio, apoyado por su gobernador Alberto Weretilneck, ofreció amplias exenciones fiscales, inclinando la balanza a su favor.
El proyecto se desarrollará en Punta Colorada, frente al Golfo San Matías, y se espera que las operaciones comiencen en 2031. Este proyecto incluirá exportaciones de 460 barcos anuales y requerirá casi duplicar la producción actual de gas natural en Argentina en los próximos siete años.
La decisión, tomada con la ayuda de la consultora estadounidense Arthur D. Little, y a pesar de las ventajas técnicas de Bahía Blanca, se centró en las condiciones regulatorias y fiscales ofrecidas por Río Negro. La elección también refleja una estrategia política, en la que el presidente Javier Milei influye significativamente, favoreciendo a una provincia sobre otra en un contexto de rivalidad política.