El mercado desafía al peso: suben las tasas reales, crece la demanda de dólares y el carry trade entra en revisión
Las últimas semanas dejaron una señal contundente: el peso volvió a quedar bajo presión. En un contexto de creciente incertidumbre electoral y desconfianza cambiaria, los inversores exigieron mayores rendimientos para mantenerse en moneda local. La consecuencia fue una suba en las tasas reales, que el lunes pasado llegaron a rozar el 16%. Sin embargo, hacia el final de la semana la tensión comenzó a ceder levemente, y las tasas iniciaron un proceso de descompresión.
El fenómeno refleja una marcada volatilidad en la curva de pesos, alimentada por factores estructurales, como la inminente eliminación de las Letras de Estabilización Financiera (LEFI), y por tensiones coyunturales: el fallo judicial por la expropiación de YPF, un tipo de cambio apreciado y la proximidad de las elecciones.
“La incertidumbre electoral y el fallo por YPF, junto con el FX apreciado, llevaron a que la demanda por dólares creciera en detrimento del tramo medio y largo de la curva en pesos”, explicó Andrés Reschini, analista de F2 Soluciones Financieras. “Habrá que ver en qué punto los rendimientos se vuelven lo suficientemente atractivos como para que el mercado deje de mirar al dólar”.
A ello se suma un factor de presión estacional: las liquidaciones de exportaciones del agro anticipadas por la finalización de la reducción en los derechos de exportación (DEX) para soja, maíz y girasol, que impactarán en la oferta de divisas en el corto plazo.
El «carry trade» en la cuerda floja
Durante el primer semestre, el carry trade —la estrategia de invertir en pesos para obtener rendimientos por encima de la devaluación esperada— fue la estrella del mercado financiero argentino. Pero su sostenibilidad en la segunda mitad del año genera crecientes dudas. La reciente aceleración en la demanda de dólares, alimentada por el cobro del aguinaldo y un menor incentivo para permanecer en moneda local, refleja un cambio de clima.
“El objetivo de sostener tasas reales elevadas es doble”, afirmó Reschini: “por un lado, contribuir a desacelerar la nominalidad de la economía; por otro, mantener atractivo el carry trade para evitar una corrida hacia el dólar y facilitar el ingreso de divisas financieras”.
La licitación del 25 de junio marcó un punto de inflexión. El Tesoro logró apenas un 58,8% de rollover, debió convalidar tasas superiores al mercado y dejó pesos sin absorber, especialmente en el tramo largo. Esto se tradujo en un alza en la tasa de las letras más cortas, como la S15G5, que pagó un 2,88% mensual.
“El riesgo cambiario que percibe el mercado condiciona las tasas. A mayor temor de que los pesos no puedan convertirse en dólares, mayor será la prima exigida”, explicó el economista Joel Lupieri. Y agregó: “Si vuelve la calma cambiaria y crece la oferta de dólares, las tasas pueden bajar. Pero mientras tanto, se deben sostener rendimientos reales positivos para contener la presión”.
Tipo de cambio y licitación clave
En paralelo, el tipo de cambio retomó protagonismo. El dólar oficial y los financieros subieron con fuerza en los últimos días, consolidando la tendencia vista en junio, cuando el tipo de cambio aumentó un 3%, unos $35.
Frente a este panorama, el Gobierno convocó a una licitación este lunes —con liquidación prevista para el 10 de julio— en un contexto especialmente sensible: ese día el Banco Central dejará de operar las LEFI, un cambio que podría afectar la liquidez bancaria y empujar al alza las tasas reales.
El menú de instrumentos incluye letras y bonos tanto en pesos como en dólares, con especial foco en letras de corto plazo, como la S15G5 (vencimiento 15 de agosto) y la S12S5 (12 de septiembre), que buscarán captar parte de los fondos que queden libres tras la eliminación de las LEFI.
Desde Grupo SBS anticipan que el fin de las LEFI podría reorientar los flujos bancarios hacia Lecaps más cortas, lo que obligará al Tesoro a afinar la estrategia de financiamiento para evitar que la presión sobre las tasas —y sobre el tipo de cambio— se transforme en una bola de nieve difícil de frenar.
El segundo semestre, con menor ingreso de divisas por el agro, más ruido político y menor margen para intervenir, promete ser mucho más desafiante. Y el equilibrio entre tasa, dólar y confianza será clave para evitar que el mercado abandone definitivamente al peso.