Villa Allende seguirá siendo “pituquita”: ganó el PRO y Cornet es el nuevo intendente

El PRO retuvo Villa Allende con el triunfo de Pablo Cornet, secretario de Gobierno promovido por la intendenta María Teresa Riu-Cazaux De Vélez, quien lo escoltó como candidata a la presidencia del Concejo Deliberante. Se impuso este domingo con 27,45% de los votos a la lista patrocinada por el gobernador electo, Martín Llaryora, y encabezada por Nicolás García, también funcionario de la administración municipal y mano derecha del fallecido intendente Eduardo Gato Romero.

El nuevo experimento transversal de Hacemos Unidos por Córdoba sólo alcanzó para el segundo puesto del podio, con el 21,50% de los votos, con el 100% de las mesas escrutadas. La elección no desentonó con los bajos niveles de participación que se vienen registrando en distintos puntos del mapa provincial. La concurrencia apenas superó el 59%, cuando el histórico de la localidad orilla el 65%, según estimó el futuro intendente.

García no pudo y frustró el deseo del sucesor de Juan Schiaretti de arrebatarle una ciudad próspera al partido amarillo y equilibrar el mapa político en el estratégico departamento Colón. De las 16 localidades que gobernaba el PJ, los procesos eleccionarios de 2023 dejaron al oficialismo provincial con un puñado de 10 localidades.

En el tercer lugar, casi en empate con el segundo, con 21,45%, quedó Julio Loza, de Elegí Villa Allende, una alianza entre una parte de la UCR y el Frente Cívico. El radical es el presidente del recinto legislativo de la ciudad y una de las voces que lideró, desde allí, una férrea oposición a la gestión de De Vélez, quien controla el Ejecutivo desde la muerte de Romero, en febrero de 2022.

Amor amarillo

Ubicada a 20 kilómetro de la capital, Villa Allende es un enclave político paradigmático. Es la ciudad que presenta un gran desafío para las encuestadoras “puerta a puerta” para medir el pulso social en los countries impenetrables, exactamente la mitad de los 30 barrios registrados. La ciudad que inicia el corredor de las Sierras Chicas va en contra, también, de las luchas por la equidad en la participación política: compitieron este domingo 12 listas, todas encabezadas por hombres.

Otra rareza: los impedimentos de las reelecciones indefinidas, tan discutidos durante todo el año pasado en la provincia, aquí son puro cuento. De Vélez empezará el 10 de diciembre su tercer mandato consecutivo en la casa de leyes del bastión. Presidirá una bancada de cinco ediles. Con los resultados, García, logró dos escaños; y Loza, otros dos más. Será un recinto donde se necesitará buscar los consensos en un abanico donde abundarán expresiones filocambiemistas.

Siguen los elementos a contrapelo de las tendencias. La unidad de Juntos por el Cambio (JxC) jamás estuvo en consideración. Sus expresiones siempre supieron que la atomización sería total. Incluso, con Llaryora dispuesto a reivindicar al más herido de esas pulseadas inconducentes en el staff de gobierno municipal que formó el exgolfista internacional, que llegó al poder con el empuje de Mauricio Macri en 2015 y logró su reelección en 2019.

Gestión mata transfuguismo

Lo que no cambia es que una gestión aprobada por la comunidad tiende a mantenerse en el poder. La atomización de la oferta electoral o el cruce de figuras del oficialismo a la oposición, como ocurrió con García, pueden hacer mella a Ejecutivos en problemas, en general, con administraciones por debajo de la línea del 45% de evaluación positiva de lo hecho.

Ese es un discurso que utilizó Llaryora para justificar las derrotas municipales en los superdomingos electorales, pero también para ensalzar el triunfo de Daniel Passerini en la Capital, hace exactamente una semana.

Cierto es que, en el caso de Villa Allende, Llaryora dividió su tiempo en la campaña mediática nacional a favor del candidato de Hacemos por Nuestro País y en la elección que terminó consagrando al hombre del exministro de Transporte Guillermo Dietrich en el poder municipal.

La militancia fue intensa, pero la particularidad socioeconómica de Villa Allende impide las astucias propias del sprint final de la campaña. Cornet, el sobrino del presidente de la Bolsa de Comercio de Córdoba, Manuel Tagle, quedará al frente, pero se puede dar por descontado que no será un problema para Llaryora.

Pitucos con buena onda con el PJ

De Vélez y Cornet se mostraron permeables a una buena relación con el peronismo cordobesista. Lo hicieron durante la administración en curso con la integración de la ciudad al Ente de Gestión Intermunicipal que comanda la gobernadora electa, Myrian Prunotto. Es más, continuaron la misma sinergia que Romero mantuvo con Schiaretti durante su primer gobierno y la etapa en la que estuvo al frente de su segundo período.

Cierto es que la buena relación del entonces presidente Macri con su “amigo, el Gringo”, imponía la modalidad colaborativa de trabajo en el primer municipio que el PRO le arrebató al PJ el año de la gestación de Cambiemos en Córdoba y el país.

Como sea, en su proyecto del “gran partido cordobés”, Llaryora incluye a Villa Allende en sus planes.

El discurso de Cornet en el búnker dio algunas pistas de la continuidad del diálogo multimodal. “Tenemos que armar un gobierno en el que todos seamos Villa Allende. Queremos armar el plan para los próximos 20 años, por eso vamos a invitar a todas las fuerzas que se sumen”, abrió el juego.

La catarata de saludos de la primera línea del PRO no tardó en derramar por las redes sociales, incluso con el candidato reacio a reconocerse ganador. “Hasta que no esté el 94% escrutado no voy a decir nada”, dijo a una radio local. La ansiedad nacional no le permitió jugar al misterio. La precandidata a presidenta de JxC, Patricia Bullrich, fue una de las primeras en saludar por redes y por videollamada.

Fuente: LetraP

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