Una nueva mayoría toma forma en Diputados y pone en jaque a La Libertad Avanza

Ya no se esconden. Todo lo contrario: se muestran, se organizan y comienzan a marcarle a La Libertad Avanza (LLA) que el tiempo del acompañamiento acrítico se terminó. Lentamente, en la Cámara de Diputados se está gestando una nueva mayoría. No es político-partidaria, ni electoral —al menos por ahora—, sino temática: responde a agendas concretas y al hartazgo frente al estilo confrontativo del Gobierno.

La escena quedó al descubierto la semana pasada, durante el debate por la conformación de la Comisión Investigadora del caso $Libra. Primero, los referentes se reunieron en un salón contiguo, lejos de las miradas. Pero luego, cuando el empate en la definición de autoridades congeló la discusión, se pararon en el centro del recinto, a la vista de todos. “Fue un mensaje directo”, explicó una fuente parlamentaria que sigue de cerca los movimientos.

Allí estaban Nicolás Massot y Oscar Agost Carreño (Encuentro Federal), Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica), Carla Carrizo (Democracia), Paula Penacca y Julia Strada (Unión por la Patria). Todos conversando de pie, frente a todos, como señal de que algo los une más allá de sus diferencias. “Estamos llegando a acuerdos por temas. La mala praxis del Gobierno, el maltrato, los insultos, y la forma en que cruzaron todos los límites, nos están empujando hacia el centro”, contó uno de los diputados involucrados.

Muchos de los bloques que hasta hace poco se mostraban “dialoguistas” creen que la etapa de sostener a Javier Milei “por responsabilidad institucional” ya quedó atrás. El clima cambió. También el temor a las redes sociales o a las acusaciones de “casta”. “Sumale el maltrato sistemático, y se armó un combo que está uniendo a dos tercios de la Cámara”, sintetizó un legislador con llegada transversal.

Incluso se quebró otro tabú: la vergüenza de votar con el kirchnerismo. “Si el tema lo amerita, se vota. Punto”, afirman.

Monzó, el operador silencioso

En ese nuevo armado, hay una figura que todos miran: Emilio Monzó, expresidente de la Cámara, respetado por oficialistas y opositores, y hombre puente por excelencia. Su rol aparece en el centro de otro movimiento clave que podría asestarle un golpe letal a las aspiraciones parlamentarias de LLA: la renovación de la Auditoría General de la Nación.

Con los mandatos vencidos desde hace un mes, Diputados debe nombrar tres nuevos auditores. Uno le corresponde a Unión por la Patria. Pero los otros dos, que se disputaban entre el PRO, la UCR y LLA, parecen haber encontrado destino sin el oficialismo en la mesa.

Los nombres que circulan son Ignacio Forlón (UxP), Jorge Triaca (PRO) y un “tapado” que podría ser justamente Monzó, en representación de Encuentro Federal. Lo sorprendente es que Mauricio Macri habría dado la orden de apoyar a Monzó, lo que implicaría un nuevo quiebre interno.

Rodrigo de Loredo (UCR) y Pablo Juliano (Democracia), distanciados de Mario Negri —el candidato radical original—, también acompañarían esa jugada. Así, LLA se quedaría sin representación en la AGN, y Macri comenzaría a mover sus fichas para cobrarse viejas cuentas.

Desde el entorno de Negri admiten que están al tanto de la jugada. Prueba de ello fue su recorrida por los despachos de varios excolegas durante la reciente interpelación al Jefe de Gabinete, donde le reiteraron su apoyo —aunque por ahora no alcanzaría.

El “corrimiento” del PRO y la posible fractura

Otra pieza clave de esta dinámica es el comportamiento del PRO, cuyos gestos ya no son los de un aliado incondicional del oficialismo. En la última sesión, Cristian Ritondo llegó tarde, Silvia Lospennato se ausentó, y quien defendió al Gobierno fue Silvia Giudici, alineada con Patricia Bullrich.

“Lospennato responde a Macri; Giudici, a Bullrich. No es lo mismo. Eso lo ve cualquiera”, apuntó un legislador. La diferencia ya no es solo de estilos, sino de lealtades políticas.

Si Macri decide romper del todo con LLA, podría arrastrar consigo a 12 o 14 diputados. Sumados a UxP, Encuentro Federal, la Coalición Cívica, la izquierda y el bloque Democracia, podrían conformar un bloque temático opositor con quórum propio y hasta mayoría especial.

“Si esos doce se suman, podemos llegar a los dos tercios. Eso implica, por ejemplo, la posibilidad de derogar DNU”, deslizó una alta fuente parlamentaria. Por eso, todos miran con atención el resultado de las elecciones porteñas del 18 de mayo. Un revés allí podría ser la chispa final del quiebre.

El fin del blindaje

Lo que alguna vez fueron “los 87 héroes” que blindaban a Milei en Diputados, hoy es un grupo disperso. El hemiciclo se está rearmando y el oficialismo comienza a enfrentar una oposición más cohesionada, pragmática y dispuesta a negociar entre sí si el tema lo justifica.

Y lo más inquietante para LLA: ya no hay vergüenza ni miedo en hacerlo visible.

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