El expresidente y actual candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, causó revuelo este domingo al realizar un acto de campaña fuera de lo común en un McDonald’s de Pensilvania, uno de los estados clave en las elecciones del 5 de noviembre.
Trump, conocido por su afición a la comida rápida, no dudó en ponerse un delantal y ensuciarse las manos. Se sumó al equipo del restaurante cocinando papas fritas y atendiendo pedidos. Con esta movida, buscó atraer la atención de los votantes locales y de los medios, destacando su intención de conectarse con la clase trabajadora.
El expresidente, con la mirada de empleados y clientes sobre él, tomó el control de la freidora, preparó las papas y las entregó en la ventanilla de autoservicio. Este acto, además de ser una estrategia electoral, le dio la oportunidad de lanzar ataques directos contra su rival demócrata, Kamala Harris.
Un golpe estratégico en un estado clave
La elección de Pensilvania para este peculiar acto no fue casualidad. Este estado, conocido como un campo de batalla electoral crucial, podría definir los resultados de la contienda. Consciente de esto, Trump se mostró dispuesto a realizar trabajos comunes, en un esfuerzo por acercarse a los votantes locales y retratarse como un líder cercano a las preocupaciones de la clase trabajadora.
A lo largo de su visita, Trump atendió a clientes, entregó pedidos y se tomó fotos con trabajadores y familias presentes. En cada interacción, insistía en que había trabajado más en ese McDonald’s en un día que su rival demócrata en toda su vida. Esto buscaba reforzar su imagen como alguien familiarizado con las luchas de los estadounidenses promedio.
Respuesta directa a Kamala Harris
El acto de Trump también sirvió como respuesta a las afirmaciones de Kamala Harris sobre haber trabajado en un McDonald’s durante el verano de 1983. El equipo de campaña de Trump ha cuestionado la veracidad de estas declaraciones, desafiando a Harris a demostrar su experiencia. Trump aprovechó su aparición para ironizar: “Amo McDonald’s, amo los empleos, y me parece una falta de respeto que alguien diga que trabajó aquí y no pueda demostrarlo”.
Impacto en la campaña
Las imágenes de Trump friendo papas se viralizaron rápidamente en redes sociales, generando tanto elogios como críticas. Sus seguidores vieron el gesto como una muestra de humildad y conexión con el pueblo, mientras que sus detractores lo tildaron de superficial, calificándolo como una táctica para desviar la atención de temas más relevantes.
Sin embargo, la jugada parece haber tenido el impacto deseado: atraer la atención de los medios y del electorado, en especial en un estado tan disputado como Pensilvania. Los expertos coinciden en que estas tácticas, aunque inusuales, le permiten mantenerse en el centro de la conversación pública y podrían ser clave para consolidar su apoyo en la recta final de la campaña.
(Foto: Donald Trump como vendedor de McDonald’s, AP)