Trump, proteccionismo y las demandas de competitividad del sector industrial argentino

Probablemente, sin reparar en ello, Donald Trump les hace un favor a los industriales argentinos al dotarlos de un potente discurso sobre el futuro del comercio mundial. En un contexto en el que el gobierno de Javier Milei –principal aliado del republicano en América Latina– promueve la apertura económica para reducir precios, las declaraciones de Trump sobre los aranceles encuentran eco en el debate sobre la competitividad de la economía argentina.

El presidente electo de Estados Unidos compartió en su cuenta de X un mensaje donde celebraba los aranceles como la clave para la riqueza de su país, citando gráficos históricos que muestran cómo la recaudación por aranceles alcanzó sus mejores momentos antes de 1930. Este discurso proteccionista, que ha acompañado su enfrentamiento con China en diversos frentes comerciales, resuena en el país, particularmente entre el sector privado y el gobierno de Milei. La discusión sobre la apertura de la economía se intensificó a fines de 2024, cuando el Ministerio de Economía facilitó las compras de productos importados a través del sistema courier, además de eliminar otros mecanismos de protección comercial.

El sector industrial argentino, representado por la Unión Industrial Argentina (UIA), ha mostrado su preocupación por la apertura, aludiendo a los efectos del atraso cambiario y la presión tributaria. En un encuentro a fines de 2024, la UIA cuestionó la falta de atención del presidente y del ministro de Economía, Luis Caputo, a las demandas del sector.

El año 2025 comenzó con nuevas solicitudes del empresariado, que exigió acciones urgentes para reducir la presión impositiva y mejorar la competitividad, especialmente en comparación con países de la región. A través de un informe respaldado por cámaras empresarias como Techint, se destacó que la carga tributaria en Argentina es el doble que en Brasil y México, lo que pone en riesgo la capacidad del país para competir en igualdad de condiciones a nivel global.

Este llamado a una “integración inteligente” al mundo se basa en la necesidad de eliminar impuestos distorsivos y ajustar la carga fiscal con la misma velocidad con la que se busca abrir el mercado argentino. De lo contrario, los empresarios advierten sobre el riesgo de desindustrialización y pérdida de empleo, un escenario que la UIA también mencionó anteriormente.

El informe resalta que más de un tercio de los impuestos que enfrentan las industrias argentinas son distorsivos y afectan especialmente a sectores clave como el metalúrgico. Además, la carga laboral y los altos costos financieros empeoran la competitividad del país. En este sentido, las políticas de Trump, que apuestan por el proteccionismo y la defensa comercial, se presentan como un contraste con la apertura que impulsa el gobierno de Milei.

El análisis señala que mientras el mundo avanza hacia medidas de defensa comercial, con ejemplos de políticas industriales exitosas en países como Estados Unidos, la Unión Europea, Brasil y México, Argentina parece ir en dirección opuesta, con un creciente enfoque en la apertura económica. La crítica se extiende también a la relación comercial con China, uno de los principales socios de Argentina, y el principal competidor de Estados Unidos en el ámbito del comercio internacional.

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