Un día después de ser declarado culpable de 34 delitos graves de falsificación de registros comerciales por un jurado de Nueva York, el expresidente Donald Trump se presentó en una rueda de prensa en la Torre Trump de Manhattan para abordar el veredicto y anunciar que apelará.
Trump comenzó criticando las políticas impositivas y de inmigración del presidente Joe Biden antes de referirse a su propio caso. “Si pueden hacerme esto a mí, pueden hacerle esto a cualquiera”, afirmó.
Durante la conferencia, Trump calificó a las personas responsables de su condena como “gente mala” y acusó al tribunal de estar alineado con la Casa Blanca y el Departamento de Justicia. También atacó al fiscal Alvin Bragg, a quien llamó “enfermo”, y reiteró que el juez Juan Merchán es “muy conflictivo”.
“Estoy bajo una orden de silencio desagradable, donde tuve que pagar miles de dólares en multas y me amenazaron con la cárcel”, dijo. “Vivimos en un Estado fascista”, sentenció Trump, defendiendo que el pago mediante un acuerdo de confidencialidad es legal y común, aunque su condena se basa en la falsificación de documentos contables y la violación de leyes de financiación de campañas.
Biden respondió rápidamente a través de las redes sociales, instando a sus seguidores a contribuir a su campaña y acusando a Trump de amenazar la democracia.
Trump, quien no testificó en su juicio, argumentó que fue tratado injustamente y criticó severamente al juez Merchán y al testigo clave, su ex abogado Michael Cohen. A pesar de la orden de silencio, continuó desafiándola durante su discurso, que tuvo lugar en el lujoso vestíbulo de la Torre Trump.
La condena y el juicio sin precedentes de un expresidente y candidato a la presidencia han marcado un momento histórico en la política estadounidense. Mientras su equipo legal considera retrasar la sentencia, Trump planea mantener sus problemas legales como un punto central de su campaña electoral.