Los servicios de inteligencia israelíes aseguran que Irán no retiró sus reservas de uranio enriquecido de las instalaciones nucleares atacadas durante la reciente guerra de doce días con Israel, lo que refuerza la preocupación sobre una eventual reconstrucción del programa atómico iraní. La denuncia fue realizada por un alto funcionario israelí a la agencia Reuters, quien reveló que unos 400 kilogramos de uranio enriquecido al 60% permanecen en las plantas de Fordow, Natanz e Isfahán, incluso después de los bombardeos llevados a cabo por Estados Unidos el mes pasado.
“Las reservas no fueron retiradas y, en parte, siguen siendo accesibles para Teherán”, afirmó el funcionario, quien habló bajo condición de anonimato. Aunque se desconoce la magnitud exacta de los daños, las sospechas recaen sobre la posibilidad de que Irán aún conserve capacidad para avanzar en su plan nuclear desde las instalaciones parcialmente dañadas.
Israel endurece su posición y exige evitar la reconstrucción nuclear iraní
El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, pidió aprovechar los resultados de la operación militar para impedir que Irán recupere su infraestructura atómica: “Tenemos que formular un programa concreto para evitar que la República Islámica recupere las capacidades que tenía antes de la guerra. El enemigo se prepara, y nuestro desafío es anticiparnos”, afirmó.
Durante la ofensiva lanzada el 13 de junio, Israel no solo bombardeó instalaciones estratégicas sino que también asesinó a once científicos nucleares iraníes. El conflicto finalizó tras un alto el fuego mediado por Estados Unidos, aunque las tensiones persisten.
Inteligencia francesa: el programa iraní sufrió un fuerte retroceso
En línea con la advertencia israelí, el jefe de la inteligencia exterior francesa, Nicolas Lerner, declaró que los ataques “afectaron muy seriamente” cada fase del desarrollo del programa nuclear iraní, desde el enriquecimiento hasta el diseño de una ojiva. Según Lerner, el proyecto fue “muy, muy retrasado”, aunque advirtió que aún se requieren evaluaciones más precisas.
“El consenso indica que parte del uranio altamente enriquecido permanece bajo control iraní. Tal vez una pequeña parte fue destruida, pero el material sigue en manos del régimen”, explicó el funcionario al canal LCI.
El Pentágono, por su parte, estimó que los ataques podrían haber demorado el programa entre uno y dos años. Esta evaluación contradice un informe clasificado de inteligencia estadounidense que sugería un retraso de apenas unos meses.
Irán endurece su postura y suspende cooperación con el OIEA
La respuesta de Teherán no tardó en llegar. El presidente iraní, Masud Pezeshkian, afirmó que la cooperación con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) solo se reanudará si el organismo corrige su “doble rasero” y retoma una actitud “neutral”. Irán acusa a la agencia de mostrar indiferencia ante los ataques y de no actuar con profesionalismo.
El Parlamento iraní aprobó una ley que suspendió formalmente la cooperación con la ONU en materia nuclear, y los inspectores del OIEA abandonaron el país el 4 de julio. Esta decisión complica cualquier intento futuro de verificación y control internacional sobre las actividades nucleares iraníes.
Una escalada con efectos inciertos
Aunque Irán sostiene que su programa nuclear tiene fines pacíficos, el impacto de los recientes bombardeos y la creciente opacidad en la supervisión internacional abren interrogantes sobre la dirección que tomará la República Islámica. La acusación israelí sobre la permanencia del uranio enriquecido, combinada con el cese de cooperación con el OIEA, eleva el nivel de desconfianza global.
Mientras tanto, el conflicto en pausa mantiene en vilo a la comunidad internacional, que observa con preocupación cómo las tensiones entre Israel e Irán amenazan con reactivar una carrera nuclear en Medio Oriente.