Debate y Convergencia

Tensión entre Sergio Massa y Alberto Fernández: Una disputa que pone en riesgo la estabilidad política antes de las elecciones

En una serie de encuentros tumultuosos durante el cierre de listas, Sergio Massa, líder del Frente Renovador, confrontó al presidente argentino Alberto Fernández. Estos enfrentamientos se produjeron en medio de la inminente reorientación política liderada por Cristina Fernández de Kirchner. Hace diez días, el miércoles 21, la vicepresidenta dio su bendición a la verdadera fórmula: Wado-Manzur.

Sin embargo, todo cambió después. Los gobernadores aliados se opusieron al “dedazo” de Cristina. En una tarde convulsionada, el presidente y su ministro se enfrentaron. Massa reprochó la falta de gobernabilidad y la insistencia de Fernández con Daniel Scioli. Acusó al presidente de ser “irresponsable” al involucrar la interna en la gestión. Por su parte, Alberto culpó a Massa de tener ambiciones ilimitadas. Massa finalmente amenazó: “Si no cambias de posición, vuelvo a Economía y me voy”.

Esto enfureció a Alberto, quien le gritó: “Ve a Economía, que yo renuncio detrás de ti, y que Cristina se haga cargo. A ver qué hace tu loca amiga con el gobierno”. Juan Manuel Olmos intentó mediar entre ambos, pero Massa jugó todas sus cartas, arriesgando su propia candidatura. Regresó al Ministerio de Economía sin renunciar. Cuando le preguntaron sobre el encuentro, respondió taciturno: “Fue tremendo”.

Estas reuniones tensas se repitieron varias veces durante el tumultuoso cierre de listas. Ninguna fue pacífica, estando marcadas por obstáculos, engaños, insultos y traiciones. Ahora, en medio de este caos, las fórmulas presidenciales ya están definidas y ha comenzado la recta final hacia la elección de un nuevo presidente.

Después del enfrentamiento que los separó, Alberto Fernández trató de mostrarse distendido con Massa durante la convención anual de la Cámara Argentina de la Construcción. En Wall Street, están al tanto de esta trifulca política, pero también están conformes con un aspecto clave: las cuatro principales fórmulas presidenciales están alineadas con Washington y el mercado.

Según informes secretos de Manhattan, no se habla de euforia, pero hay consenso en que cualquiera de las cuatro fórmulas garantizaría un gobierno un poco más racional que el actual. Los informes del JP Morgan, UBS y HSBC destacan el aumento en los bonos y acciones argentinos. Morgan Stanley afirmó: “Argentina se encamina hacia una nueva administración pro-mercado”. Simon Waever, autor de uno de los informes, incluso recomienda invertir en los “bonos basura” de Argentina, Zambia y Nigeria.

El jueves por la noche, toda la atención se centraba en el cierre del acuerdo con el FMI. Se trata de un “plan puente” para los próximos seis meses. Massa decidió hacer una última concesión al pagar con fondos propios el vencimiento de $2.700 millones el viernes. Esta medida busca facilitar el

cierre del acuerdo con el personal del FMI en Washington. La fecha para tratarlo en el Directorio Ejecutivo sería el 7 de julio.

Aunque aún no se conocen los detalles exactos del convenio, se sabe que se trata de un acuerdo liviano, sin compromisos mayores que puedan poner en riesgo la estabilidad del mandato de Alberto Fernández ni generar un colapso económico. En otras palabras, es un préstamo puente que permitirá negociar con mayor tranquilidad una vez que haya un nuevo presidente en el poder.

El acuerdo contempla un mecanismo de intervención cambiaria limitado y establece una estrategia para una devaluación gradual, sin anunciar abiertamente una devaluación. Como adelantó el diario Clarín, se considera la implementación de un impuesto de emergencia llamado “impuesto PAIS” o un arancel de urgencia sobre las importaciones, que se estima aumentaría los costos en un 30%.

En paralelo, se ha discutido la posibilidad de una rebaja temporal de las retenciones a las exportaciones, entre otras medidas ortodoxas solicitadas por los técnicos del FMI. Gita Gopinath, una de las figuras influyentes del FMI, mantuvo negociaciones directas con Massa. La posición del organismo internacional fue determinante para que Cristina cediera y apoyara la candidatura de Massa como presidente.

Cristina elaboró una narrativa ficticia para justificar por qué no pudo imponer a Wado. Aseguró que Máximo le ofreció el cargo a Agustín Rossi, a pesar de que el propio jefe de Gabinete afirmó en televisión: “Alberto me llamó y me ofreció la vicepresidencia”. En realidad, todos saben que fueron los gobernadores quienes se opusieron y bloquearon la elección de Cristina. Wado contaba con el respaldo de la vicepresidenta y estaba convencido, hasta la tarde del viernes, de que era el único elegido. Sin embargo, Cristina lo sorprendió con una llamada telefónica y se dio cuenta de lo que estaba sucediendo. No podía creerlo y expresó su furia a sus allegados: “Me decían ‘Wadito’ por aquí, ‘Wadito’ por allá, pero al final me traicionaron”.

El anticipado anuncio en el programa de televisión TN, el jueves por la mañana, de que Cristina había elegido a la dupla Wado-Manzur permitió a sus detractores activar y acelerar un bloqueo antes de que se hiciera oficial. Fueron horas clave en las que Massa colaboró estrechamente con los gobernadores. Ese mismo mediodía, tuvo una reunión con Máximo y se produjeron insultos mutuos.

Además, hubo una interacción inusual entre empresarios y el Senado y la Casa Rosada. El mensaje que prevalecía era claro y similar a las advertencias de Massa. Alberto Fernández afirmó que todo esto provenía de una única fuente: su propio ministro. En un chat privado, un banquero consultó directamente a Massa sobre el respaldo de varios empresarios a su candidatura. Massa respondió: “CGT y G-6 a fondo”.

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