El investigador Svante Pääbo (Estocolmo, 1955) ha sido distinguido con el Premio Nobel de Medicina y Fisiología 2022, según ha anunciado el Instituto Karolinska de Suecia, por sus descubrimientos sobre “los genomas de homínidos extintos y la evolución humana”.
El científico sueco lanzó en 2010 el borrador del proyecto de secuenciación del genoma neandertal y tres años después publicaría su versión definitiva. Mientras trabajaba en el proyecto descubrió, a través de restos procedentes de Siberia, un nuevo tipo de homínido desconocido hasta el momento llamado ‘denisovano’. Demostró que contribuyeron en un 5% al genoma de los actuales habitantes de Australia y otras zonas de Oceanía.
El genetista recibió en 2018 el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica por sus revolucionarios trabajos en torno a los neandertales. En septiembre de 2007 visitó el yacimiento de El Sidrón. “Cuando un niño sueña con convertirse en un peleontólogo este es el tipo de lugar que imagina”, ha señalado. “Está situado en un paraje natural hermosísimo. La entrada a la cueva es pequeña y escondida. Ha servido como refugio al hombre a lo largo de los siglos”.
El biólogo señalaba a El Cultural que aún existen muchas lagunas a la hora de conocer y reconocer los detalles de la larga historia de la evolución humana: “La población ancestral es todavía muy misteriosa para nosotros, aunque creamos que vivía en África y que algunos de sus descendientes acabaron dejando África para convertirse en los ancestros de los neandertales. Los que se quedaron atrás habrían de convertirse en los ancestros de las personas que viven hoy. Calcular cuándo se separaron estos dos grupos utilizando diferencias en las secuencias de ADN es una propuesta difícil, mucho más que calcular el tiempo en que las secuencias de ADN compartieron ancestros comunes”.
“Los neandertales -explica Svante Pääbo en su libro El hombre de Neandertal (Alianza, 2015)- son los parientes evolutivos más próximos de todos los humanos contemporáneos. Estudiar cómo diferimos genéticamente de nuestros parientes más próximos podría permitirnos descubrir qué cambios separaban a los ancestros de los humanos actuales de todos los demás organismos del planeta. Estaríamos estudiando quizá la parte más fundamental de la historia humana”.
El año pasado, el prestigioso galardón fue para los investigadores David Julius y Ardem Patapoutian, los descubridores de los receptores celulares que los humanos usan para sentir la temperatura y el tacto, que en enero habían recibido ya el Premio Fronteras del Conocimiento de la Fundación BBVA.
Los premios Nobel están dotados con 10 millones de coronas suecas (900.000 dólares) por categoría. Los galardones se entregarán en el aniversario de la muerte de Alfred Nobel el 10 de diciembre.
Fuente: El Cultural, Argentina.