El país nórdico ya forma parte de la Alianza, que extiende su grupo hasta los 32 miembros, tras superar los escollos de Turquía y Hungría sobre su adhesión a la OTAN.
La bandera sueca ondea desde este lunes frente a la sede de la OTAN en Bruselas, convirtiendo a la Alianza militar transatlántica en un club oficial con 32 miembros. El camino acelerado de Suecia hacia la OTAN comenzó poco después de la agresión rusa de Ucrania, pero, a diferencia de Finlandia, el ingreso sueco supuso un laberinto diplomático con Turquía y Hungría.
Dos tercios de los ciudadanos apoyan hoy la decisión del Gobierno
Aunque la neutralidad militar es parte de la identidad y cultura sueca, dos tercios de los ciudadanos apoyan hoy la decisión del Gobierno. “Creo que es muy bueno, porque así tendremos protección si Rusia nos bombardea”, dicen dos jóvenes preguntadas por ‘Euronews’ en plena calle. “Yo personalmente no creo que debamos unirnos a la OTAN. Porque no creo que la guerra sea buena para nadie”, comenta sin embargo otra persona.
Magnus Peterson, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de Estocolmo, afirma que la adhesión de Suecia a la OTAN comenzó a fraguarse inmediatamente después del final de la Guerra Fría cuando, como parte de la Asociación para la Paz, el país nórdico comenzó a participar en operaciones y entrenamientos de la Alianza.
“Lo más importante son las garantías mutuas de seguridad”
“Participaremos plenamente en las operaciones de la OTAN y, en segundo lugar, nos sentaremos en la mesa donde se toman las decisiones y tomaremos decisiones junto con otros aliados. Y, en tercer lugar, por supuesto, lo más importante es el artículo 5: las garantías mutuas de seguridad“, señala Peterson.
Quienes están en contra de la adhesión señalan no obstante que se trata de una decisión de gran calado tomada de manera antidemocrática, sin referéndum. Por su parte, los defensores de la medida explican que la OTAN fue un tema importante en las últimas elecciones y que esa supuso la oportunidad para rechazar la idea.
Kajsa Ekis Ekman, editora de la revista ‘Parabol’, indica que Suecia ha acogido varios referéndums pero ninguno ha abordado la pertenencia a la OTAN. “Pero creo que fue necesaria una gran crisis como la guerra en Ucrania para convencer a la población, porque amamos la neutralidad”.
Mike Winnerstig, de la Agencia Sueca de Investigación de Defensa en Estocolmo, sostiene que, dado que las elecciones generales se celebraron en septiembre, y la decisión de ingresar a la OTAN se tomó en mayo, “esto significa que la opinión popular evidentemente no tenía mucho que decir sobre el profundo cambio de nuestra política de seguridad”.