La decisión inesperada del Banco Central de reducir las tasas de interés ha generado sorpresa en el mercado financiero. Esta movida, que busca acelerar la licuación de pasivos remunerados en pesos, presenta riesgos al dejar la tasa en terreno negativo en comparación con la inflación. La tasa de política monetaria se redujo de 60% a 50%, lo que implica que los bancos pagarán tasas de alrededor del 45% anual o incluso menos para captar plazos fijos.
Esta medida ha generado un rendimiento inferior a 4% mensual, lo cual resulta menos atractivo para los inversores en comparación con posibles movimientos del dólar y para mantener el poder adquisitivo del ahorro. Esta situación ha tenido un primer impacto en el mercado cambiario, donde el dólar contado con liquidación superó los $ 1.100, mostrando un aumento de más del 2% en comparación al día anterior.
Aunque la reducción de tasas podría impulsar una mayor oferta de crédito por parte de los bancos, también podría provocar una caída en la demanda de dinero por parte del público y las empresas. Además, esta medida afectaría el incentivo para que los exportadores liquiden divisas.
El Banco Central, aprovechando el cepo cambiario, ha optado por dejar las tasas en terreno negativo. Esto se debe a que las empresas enfrentan restricciones para acceder al mercado cambiario, lo que limita la posibilidad de comprar dólares.
La desaceleración inflacionaria es un factor clave detrás de esta decisión, ya que se espera que en abril el índice vuelva a un dígito después de cinco meses. Con un mejor panorama fiscal y la postergación de subas tarifarias, se proyecta que la inflación de mayo podría ubicarse en un rango de entre 5% y 6%, con una caída aún mayor en la inflación núcleo.
Fuente: Infobae