El país todavía no había sido sacudido por el impactante intento de asesinato de Cristina Kirchner. La ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, recibió a Infobae en las oficinas ubicadas en el barrio Padre Mugica -la ex villa 31 de Retiro- para una extensa entrevista en la que habló sobre la gestión, la actualidad política y su vocación por competir por la jefatura de gobierno porteño.
Se hablaba de las repercusiones por el vallado de Recoleta, la discusión entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich sobre cómo enfrentar las manifestaciones callejeras y la insólita controversia sobre la autonomía porteña que había planteado la vicepresidenta. Con el arma a centímetros de la cabeza de Cristina Kirchner, la Argentina experimentó un giro dramático en su agenda pública de corto plazo, aunque persistan la misma crisis económica, la falta de horizonte y una sociedad castigada por años de retroceso.
(foto Gastón Taylor)
Durante casi una hora, la funcionaria habló sobre ante las cámaras de Infobae sobre las consecuencias de la pandemia entre los chicos y chicas de la ciudad de Buenos Aires y de las provincias, como así también su mirada sobre el presente en materia educativa y política. Sin medias tintas, advirtió que los gremios docentes “tienen de rehén a los políticos” y acusó a Roberto Baradel, el jefe de SUTEBA -el sindicato bonaerense de maestros- de ser “parte del problema” del declive de la educación pública.
Pero el dato quizá más impactante, fue la revelación de que en una encuesta inédita realizada entre alumnos de quinto año de las escuelas porteñas, el 70% de los chicos reconocieron que, si pudieran, se irían de la Argentina. “Eso es ‘no hay futuro para mí en este país’. Esa desesperanza, esa incertidumbre, está generada por este gobierno”, afirmó Acuña.
Para la ministra porteña, “este es el momento de crisis política y económica más grande desde el 2001 a la fecha” y, si bien consideró que “la época kirchnerista se agotó, porque se agotó el modelo”, afirmó que “hay cortinas de humo que buscan tapar el ajuste, la inflación y la inseguridad”.
Las frases más destacadas del reportajeLa ministra Acuña confirmó su intención de ser jefa de gobierno.
1- “Hicimos una encuesta y el 70% de los chicos de quinto año se quieren ir de la Argentina. Eso es “no hay futuro para mí en este país”. Esa desesperanza, esa incertidumbre, está generada por este gobierno”.
2- “La época del kirchnerismo ya se agotó. Se agotó el modelo. Está terminado tanto en lo social, como en lo económico y en la representación política. Por eso hay tantas cortinas de humo, por eso difaman, mienten, insultan, pero creo que la sociedad está yendo hacia otra cosa”.
3- “Este es el momento de crisis política y económica más grande desde el 2001 a la fecha. Es un momento donde la economía está explotada, donde la inflación está descontrolada, donde no se sabe quién gobierna: si gobierna Massa, si gobierna Fernández, si gobierna Cristina”.
4- “Hay cortinas de humo que intentan tapar la realidad de la inflación, la inseguridad, la quita de subsidios y el tarifazo. Del recorte enorme que se está haciendo en educación, mientras Aerolíneas Argentinas sigue recibiendo todos los subsidios, gastando como si fuese una empresa eficiente”.
5- “Me gustaría como mujer porteña poder conducir la ciudad. Uno nunca trabaja para ser segundo. Las mujeres también podemos ocupar los primeros lugares”.
6- “Si Horacio Rodríguez Larreta considera que para el proyecto es mejor que yo esté trabajando en un eventual Ministerio de Educación de la Nación, iré con toda mi energía y mis ganas”.
7- “Los gremios docentes tienen de rehén a los políticos y, por ende a la educación. Pero fundamentalmente a los políticos, porque los condicionan en sus decisiones”.
8- “No todos los docentes son Baradel, ni piensan como Baradel, ni le creen a Baradel ni a los “Baradel de la vida”, porque hay un Baradel en cada provincia. Tenés provincias absolutamente cooptadas por los sindicatos docentes”.
9- “En las provincias los docentes me dicen que tienen miedo, porque si se oponen a las medidas de los sindicatos y no se suman a los paros, si quieren hacer algo distinto en las aulas,, no pueden crecer en la carrera, no logran acceder a cargos, se quedan sin trabajo. ¿Por qué? Porque la política de la carrera la definen los sindicatos”.
10- “Yo no les pregunto a los sindicatos cuestiones que no tengan que ver con las condiciones laborales, porque la política educativa la decide el jefe de gobierno que fue electo por los vecinos, delegado en mí, que soy la ministra de Educación”.
11- “Tenemos planes sociales eternos, eliminamos la repitencia y flexibilizamos los criterios de evaluación. Ponemos a contradecir la equidad con la calidad, porque decimos ‘para que todos estén adentro, hay que exigir menos’. Cuando empezás con ese populismo educativo, estás creando generaciones de chicos y chicas que no valoran el esfuerzo y que no tienen herramientas reales para enfrentar los desafíos del siglo XXI”.
12- ”Se viene generando hace muchos años una generación que no valora el esfuerzo y que no conoce el mérito. Tenemos hace muchos años en la Argentina una lógica que elimina los valores del trabajo, donde no se propone el esfuerzo y el mérito como valores principales para el desarrollo personal, individual y social”.
13- “Eliminar la repitencia de manera aislada es sólo un parche. Terminan pagando las consecuencias los estudiantes, que pasan de año sin saber, sin aprender. Eso genera mayor pobreza, porque son chicos que no van a tener trabajos calificados ni van a poder ir a la universidad”.
14- “El gobierno nacional no priorizó la escuela durante la pandemia y no priorizó a los chicos. Tenía un discurso mentiroso sobre los vulnerables, sobre los pobres”.
15- “El área más afectada por la pandemia fue Prácticas del Lenguaje: lectura, comprensión y escritura, mucho más que matemáticas. Los chicos que hoy están en cuarto grado fueron los más afectados”.
16- “El problema está en los que no aprendieron porque no se les enseñó, porque no tuvieron la oportunidad, y los que abandonaron. Esa generación es la que viene. Hay que volver a hablar de chicos que aprendan a leer y escribir, que puedan hacer cálculos matemáticos básicos”.
17- “Pensar que por usar la letra e una persona es más inclusiva me parece hipócrita, me parece reduccionista y me parece que no habla de la realidad”.
18- “Hay que generar incentivos para que los chicos no falten a la escuela. Si no hay límite, si no hay consecuencias, entonces da lo mismo y si da lo mismo saber que no saber, cumplir que no cumplir, ir que no ir a la escuela, entonces nada cambia. Y los chicos siguen sin poder salir de esa lógica reproductora de la pobreza”.
– Primero te pregunto cómo está la educación hoy en la Ciudad de Buenos Aires.
Hoy estamos enfrentando dos momentos críticos al mismo tiempo. Uno, el futuro, que se nos vino encima, el siglo 21 y los desafíos que se nos plantean en términos de preparar a los chicos y a las chicas. Y por otro lado, la coyuntura que nos propuso la pandemia, con la emergencia que generó tener a los chicos encerrados dos años en sus casas, no solo en términos de aprendizaje, sino también en lo emocional, en lo social, que hoy todo eso se está viendo en las aulas.
Estamos trabajando mucho, hay mucha tarea en este momento dentro de las aulas de las escuelas porteñas, públicas y privadas. Mucha tarea de enseñanza, de cambio de estrategia de enseñanzas para acelerar procesos, muchas situaciones nuevas que surgen por lo emocional, que no teníamos previsto y que la escuela no conoce. Estamos tratando de investigar cómo abordar esas situaciones y también muchos replanteos sobre cómo enseñar a chicos que van a trabajar en trabajos que hoy no existen.
– ¿Cuáles son esas políticas públicas y los equipos que están trabajando para enfrentar el día después de la pandemia?
Hay varios planos: un plano tiene que ver con las reglas de juego. Cambiar las reglas de juego para adaptarlas a la realidad.
Hemos cambiado normas grandes, como es el régimen académico, que define los sistemas de evaluación y de promoción en secundaria para darle más autonomía a la escuela, que permita que la escuela acompañe mejor cada uno de los perfiles, las trayectorias y los talentos de los estudiantes para dar más libertad.
Hemos cambiado también esas reglas de juego para generar nuevas oportunidades de enseñanza, porque hay chicos que no pudieron aprender y a quienes tenemos que generarles nuevas oportunidades, pero también incluyendo herramientas nuevas, por ejemplo, el inglés, que empezó siendo obligatorio desde primer grado en el 2008 y hoy creamos las primeras escuelas bilingües públicas gratuitas en el nivel primario y lo vamos a seguir extendiendo.
Eso es pensando en el futuro. Eso es pensando en lo que los chicos van a necesitar cuando salgan al mundo adulto. Lo mismo que la programación y la robótica que hoy ya forman parte del día a día de nuestras escuelas.
– Mencionabas recién la pandemia y tuvieron una batalla política con el gobierno nacional y también con el de la provincia de Buenos Aires por mantener las escuelas abiertas durante durante la pandemia. ¿De esa pelea de esa batalla, qué te quedó a vos como reflexión?
Me quedó como el sabor de la alegría de la presencia de las familias en las calles alzando la voz, porque siempre fueron una mayoría silenciosa que acompañaba la educación, pero que se no se animaban a hacerse presente en las decisiones. Hoy la familia son actores claves en todos los procesos decisorios y eso, para mí, es una oportunidad enorme para transformar el sistema educativo, porque son actores que acompañan y que buscan mayor calidad, mejores oportunidades, y nos favorecen a los decisores para las transformaciones.
Pero me quedó la sensación amarga, como contrapunto, de un gobierno nacional que no priorizó la escuela, que no priorizó a los chicos, que tenía un discurso mentiroso sobre los vulnerables, sobre los pobres, sobre los más necesitados y fue a los que más expuso, porque cerrar las escuelas dejó más desprotegidos a los que menos tienen. Eso puso en evidencia un espacio político que dice una cosa pero que piensa y hace otra.
– Las pruebas de calidad y las pruebas de resultados están dando señales de alarma. ¿Cómo se va a revertir esta situación? ¿Y dónde están detectando los mayores problemas?
En la ciudad de Buenos Aires corremos con una ventaja respecto al resto del país, que es que hace 10 años evaluamos. Nosotros hace 10 años tomamos la temperatura de cada una de las estrategias de enseñanza que aplicamos, y sabemos qué es lo que los chicos no están aprendiendo. Eso nos permitió tener información y tener un mapa más claro.
Cuando nos agarró la pandemia, nos permitió apenas estábamos terminando el 2020 poder hacer evaluaciones igual. Pese a que el Gobierno Nacional había decidido que no se hicieran, nosotros evaluamos igual para tener un mapa de los problemas y esa cultura de la evaluación nos permitió obtener información para poder accionar rápido. Accionar rápido, también nos hizo correr con ventaja respecto al resto.
Desde el comienzo del 2021, nosotros ya estamos con Escuela de Verano, con Escuela de Invierno, que son más horas de clase, con extensión de la jornada, con extensión del calendario. Todo eso viene pasando desde el 2021: empezamos antes, terminamos después, agregamos días de clase, con los sábados, que están abiertas las escuelas desde abril del 2021. Todas esas extensiones y generación de espacios nuevos son oportunidades para enseñar y aprender, y lo que hicimos fue no flexibilizar los criterios de exigencia.
Nosotros no bajamos la vara de la evaluación. Dijimos: “tenemos que seguir dando lo que corresponde para cada instancia, pero generando espacios nuevos para que aquellos que vienen más atrás, puedan alcanzar los niveles esperados”.
Las evaluaciones que se hicieron a nivel nacional mostraron lo que nosotros ya sabíamos y habíamos dicho, que es que el área más afectada es la de Prácticas del Lenguaje: lectura, comprensión y escritura, mucho más que matemáticas. En ese área nosotros retrocedimos cuatro años, respecto a lo que veníamos mejorando, pero también sobre eso actuamos.
– Cuando decís retrocedimos cuatro años te referís a los resultados de ustedes….
Claro. A los resultados propios que veníamos mejorando, volvimos a cuatro años para atrás. Pero sobre eso también actuamos muy rápido. Fue un año entero con educación virtual, remota, con desigualdad en función del origen de cada chico.
Si había una familia que podía estar al lado, si había recursos electrónicos, si había recursos pedagógicos en casa, si en casa leen, si en casa escriben, si en casa pudieron acompañar. Todo eso quedó al desnudo, con las escuelas en las casas. Esas diferencias, más otros montón de chicos que, al perder la rutina, la organización familiar, no pudieron aprender de la misma manera.
Una clase virtual no te permite un trabajo de comprensión lectora como se da entre pares, como se da en un aula, entonces el área más afectada claramente fue la de lectoescritura. Ahí es donde más se retrocedió y eso lo pudimos trabajar y lo empezamos a trabajar el mismo en el mismo momento que lo identificamos. Cambiando las estrategias de enseñanza, porque hay otras formas de enseñar que garantizan que se aprende más rápido y efectivo para todos. Más democráticas en términos de que todos aprenden igual. Cambiamos los materiales con los que trabajamos, sumamos más horas de capacitación para estos docentes, para que no sientan que no podían trabajar con el aula heterogénea.
Nosotros estamos viendo una evolución muy fuerte en lo que es el área de prácticas del lenguaje en las escuelas.
– ¿Eso lo están testeando?
Lo seguimos testeando. Aumentamos tipos de evaluaciones distintas para tener procesos. Para ver cómo empezaron y cómo están al finalizar el año. Qué tenemos que ir haciendo en el medio. Acabamos de terminar una prueba que se llama “de fluidez lectora”, en todos los chicos de cuarto grado. Para nosotros, cuarto grado fue el más afectado, porque fueron aquellos chicos y chicas que estaban en segundo y tercer grado, no en primero, en segundo y tercero, que es cuando se empieza a consolidar el proceso de alfabetización, que terminan de consolidar la lectura y la escritura para después pasar a cuarto grado, que es donde empiezan los contenidos de conocimiento del mundo y otras áreas de aprendizaje. Lo que no se aprende hasta tercer grado en términos de alfabetización se arrastra después en toda la trayectoria educativa, por eso el tercer grado es crítico.
Esos chicos de segundo y tercero lo hicieron de forma virtual por eso cuarto grado, de este año, del 2022, para nosotros es el más crítico.
Sobre esos chicos y chicas hicimos la prueba de fluidez lectora. A los chicos que estamos identificando que están en el nivel más bajo, es decir, no están alfabetizados como corresponde, se les están haciendo y se lo está ayudando.
– ¿Qué porcentajes ustedes estiman que están afectados por esto?
Nosotros calculamos que es un tercio de la matrícula total de tercer grado, de escuelas públicas y privadas, porque esto afectó a todos.
– ¿Uno de cada tres chicos tienen problemas con la lectura y la comprensión de texto?
Sí, para la fluidez lectora. La fluidez supone, no sólo la velocidad, sino también la comprensión. Porque como leés, en términos del tiempo que te lleva y la puntuación que utilizás, cómo vas haciendo la entonaciones, te va hablando también de la comprensión.
Esos chicos van a tener un refuerzo de horas adicionales con docentes capacitados específicamente para que lleguen a fin de año con el nivel de alfabetización esperado, porque eso nos garantiza que de ahí en más van a poder seguir el ritmo de la escuela, su trayectoria va a continuar de forma correcta.
– En la provincia de Buenos Aires y en otros distritos están planteando la idea de modificar la forma de evaluar y eventualmente hacer promociones generalizadas ¿qué pensás de esto?
Se plantean medidas aisladas como eliminar la repitencia, como si ese fuera el problema, sin mirar que esa repitencia está reflejando una falta de aprendizaje. No se piensa una medida integral que genere oportunidades de aprender. Medidas así son solamente un parche
Lo que vimos en provincia de Buenos Aires estos últimos años, durante la pandemia no abriendo las escuelas, superada casi la pandemia siguiendo con las escuelas cerradas y luego flexibilizando sus mecanismos de evaluación, lo que vimos fue una evidencia de parches a errores cometidos. Terminan pagando las consecuencias los estudiantes, porque pasan de años sin saber, sin aprender. Eso lo único que genera es mayor pobreza, porque son chicos que no van a tener trabajos calificados, que no van a poder ir a la universidad.
Entonces una provincia que viene sin clases, sin recuperación de esas clases perdidas, que flexibilizó sus mecanismos de evaluación y ahora habla de eliminar la repitencia, me genera dudas de que sea la estrategia correcta. Aunque todos los especialistas dicen que la repitencia -y las evaluaciones así lo muestran- no generan mejoras en las trayectorias, si la discusión no está dada por las oportunidades de aprendizaje, está mal dada. Lo que hay que buscar es que los chicos aprendan.
– ¿Pero no decís hay que mantener la repitencia a como dé lugar?
No. Hay que buscar maneras alternativas para que los chicos aprendan y tengan mejores trayectorias educativas. Si vos eliminás la repitencia, pero no generás nuevas oportunidades para que los chicos aprendan aquello que no pudieron aprender -y por eso repitieron- estás en el mismo error, estás generando lo mismo: chicos que no tienen las herramientas para desempeñarse en el mundo laboral.
– Teniendo en cuenta situaciones de otras provincias, como Chubut, Santa Cruz, Entre Ríos, provincias que tuvieron conflictos sindicales extensos a los que se sumó la pandemia. Te hago la pregunta descarnadamente ¿se está creando una generación de chicos sin conocimientos, de burros?
Se viene generando hace muchos años una generación que no valora el esfuerzo y que no conoce el mérito. Tenemos hace muchos años en la Argentina una lógica que elimina los valores del trabajo, donde no se propone el esfuerzo y el mérito como valores principales para el desarrollo personal, individual y social.
Desde todos lados damos mensajes contrarios a lo que debiera dar la escuela. En la escuela enseñamos determinados valores: debiéramos enseñar que hay un punto de partida que tiene que ser igual para todos, que es la escuela, pero a partir de ese punto de partida igual, todo depende del esfuerzo de cada una de las personas.
Desde el momento en que tenemos planes sociales eternos, eliminamos la repitencia y le sumamos la flexibilización de los criterios de evaluación. Ponemos a contradecir la equidad con la calidad, porque decimos ‘para que todos estén adentro, hay que exigir menos’. Cuando empezás con ese populismo educativo, estás creando generaciones de chicos y chicas que no valoran el esfuerzo y que no tienen herramientas reales para poder enfrentar los desafíos del siglo XXI.
– Te decía eso, de un modo tan brutal, porque hay chicos que no tienen conceptos, contenidos académicos, herramientas mínimas para entender el mundo.
Claro. Para entender el mundo y poder enfrentarlo y para poder desarrollar las habilidades y competencias que el mundo del trabajo exigen.
– Hay ejemplos concretos en Chubut de chicos de quinto grado que no sabe leer y escribir correctamente.
2019, 2020 y 2021. En el 19 no había pandemia, el 20 sí y el 21 ponele que un poco también. En esos tres años, 180 días de clases en total tuvieron en la provincia y no hay casi oferta de educación privada. ¿Quién le garantizó a los chicos de Chubut ese derecho a acceder a la educación? Porque las intendencias no pudieron, el gobernador claramente fue parte del problema y el gobierno nacional tampoco les garantizó ese derecho a las familias.
Hay una generación de chicos que no tuvieron clases, que pasaron de grado, que siguieron pasando de año porque siguieron con regímenes flexibilizados de promoción y muchos abandonaron. Estuve hace poco y hablando con sectores productivos de Chubut, lo que decían en fábricas y en empresas es “no consigo chicos que hayan terminado el secundario”.
Que no haya clases, expulsa, no es es que se quedan en su casa esperando a ver cuándo abre la escuela para volver. Ya está. Hay un grupo de chicos que está en situación de vulnerabilidad que cuando la escuela no es un lugar para ir, ya está, lo descartan de su menú de opciones, abandonan.
No es sólo que no saben. Están los que no saben porque no les enseñamos y están los que abandonan, que es un número enorme. Todavía no sabemos cuántos se cayeron durante la pandemia. Hay un número, así, al aire, de 200.000. Doscientos mil que en las provincias no habían logrado que vuelvan a las escuelas, pero eso es un número reconocido, así que imagínate lo que debe ser el verdadero, porque no son estadísticas, son números reconocidos en un informe que firmamos en el Consejo Federal.
El problema está en los que no aprendieron porque no se les enseñó, porque no tuvieron la oportunidad, y los que abandonaron. Esa generación es la que viene. Entonces cuando a veces yo escucho hablar a algunas personas que dicen “Tenemos que pensar las universidades, nuevos ingenieros” yo les digo “paren, tenemos que pensar en una Argentina donde hay que volver a hablar de chicos que aprendan a leer y escribir en tiempo y forma, que puedan hacer cálculos matemáticos básicos y que terminen la secundaria. Luego pensemos cuáles van a ser las carreras superiores y las vocaciones que tenemos que desarrollar para que la Argentina deje de ser un país en vías de desarrollado y sea un país desarrollado.
– Nos falta lo básico.
Nos falta lo básico y por eso te decía antes que para mí una de las cosas más fuertes y más gratas de la pandemia fue ver que las familias se organizaron para poner en voz alta la educación y la educación pasó a ser noticia.
– Ahora se ve a los chicos en una misma dinámica que es la misma de hace 35 o 40 años. Es la misma lógica del profesor o docente frente a los chicos con un pizarrón y una tiza. ¿No hay que modernizar el sistema?
Recién estaba trabajando viendo los planes de educación 2030-2050, en cómo debiera ser para la ciudad de Buenos Aires la educación 2030-2050 y lo primero que planteo es que este es un sistema. No nos imaginemos que en el 2030 vamos a tener platos voladores, escuelas sin paredes, donde va a ser todo informatizado, porque es un sistema y va a seguir siendo muy parecido.
Lo que tiene que cambiar es lo que pasa en esas estructuras parecidas. Porque puede ser que nuestros hijos tengan la misma dinámica, en términos de que van a una misma aula, con un mismo agrupamiento -que eso se puede discutir- con un docente y eso va a seguir existiendo. Por eso siempre digo que la tarea docente es un empleo del futuro, porque siempre va a existir.
Ahora lo que tiene que cambiar es lo que tiene que pasar ahí adentro. En ese aula tiene que haber robótica tiene que haber pensamiento computacional, en ese aula tiene que haber inglés, allí se tienen que hablar de competencias y hablar de habilidades y desarrollar la comunicación. La comunicación verbal y la comunicación escrita, como así también la resolución de problemas.
Entonces hay dinámicas que van a ser muy parecidas en el 2030, pero lo que pasa dentro y las herramientas con las que les llenamos la mochila a los chicos, tienen que ser distinta, eso es lo que tiene que cambiar. Y la forma en que el docente enseña también tiene que ir cambiando, como está cambiando ahora. Ya no es sólo “te doy contenido”, sino “te planteo problemas”. Los contenidos están disponibles en el teléfono, en la computadora, hacés un clic y tenés toda la información. Ahora el desafío es cómo les enseñas a los chicos a usar esa información para resolver problemas.
– La dinámica parece más la acumulación, acopiar conocimientos, incorporar datos.
Eso en la escuela secundaria está cambiando bastante. El modelo de secundaria del futuro que implementamos en la ciudad tiene mucho este enfoque, que es el aprendizaje basado en proyectos. O sea, empezar a mirar la realidad y analizarla desde distintos campos del conocimiento para entender. Ya no importa sólo cuántos son los ríos de Europa y cómo se llaman y cuáles son las capitales, sino ¿Por qué el Brexit? ¿Por qué fracasa o no fracasa el Brexit?
Cómo -desde esa información que te da la geografía y la historia- vos podés sacar conclusiones socioeconómicas, de geografía política. Ese enfoque es el de aprendizaje basado en proyectos y es el enfoque que se está trabajando en las escuelas secundarias -no en todas y no de la misma manera- pero es la tendencia y es lo que, además, muestra más interés de los chicos, que desarrolla más vocaciones y que les permite tener las competencias que luego el mercado laboral exige para distintos rubros.
Pero también soy un poco más generosa con las miradas que señalan que “la escuela es la misma”. No. La escuela puede que sea la misma. Nosotros en la ciudad de Buenos Aires tenemos tres mil escuelas, entre públicas y privadas. Tenemos 860 edificios escolares públicos, solamente, 60.000 docentes, 750.000 estudiantes. Es difícil que en 10 años todo eso sea muy distinto.
Ahora lo que tiene que pasar en esa “experiencia escolar” es lo que tiene que cambiar y que está cambiando de a poco. ¿Tendría que ser más rápido? Sí. ¿Tendría que ser más extendido en términos de que todas las experiencias cambian al mismo tiempo? Sí. Pero ese proceso está en marcha.
– Tenés una mirada muy a contrapelo de la ideología dominante. No llevarte del todo bien con el lenguaje inclusivo, controlar las asistencia de los chicos y hablar del tema de cómo relacionar eso con los planes sociales. Te dicen barbaridades. ¿Cómo te llevás con eso?
Yo lo que estoy muy en contra, más que con la ideología dominante, que no sé si es dominante, es con la hipocresía. Pensar que por usar la letra e una persona es más inclusiva me parece hipócrita, me parece reduccionista y me parece que no habla de la realidad.
El lenguaje, la lengua española, es una lengua viva, es una lengua riquísima, que si uno tiene un vocabulario amplio, tiene muchas posibilidades de utilizarla para incluir, para mostrar la diversidad, para desnaturalizar situaciones. Depende de la intencionalidad de las personas, no de la lengua. La lengua española nos da todas las herramientas.
A mí lo que me molesta es la hipocresía de que alguien se crea más progre o más inclusivo que yo porque habla con la letra e. La verdad es que yo siento que soy mucho más progresista y mucho más inclusiva que muchos de los que me insultan, porque pedí que en las escuelas los docentes enseñen la lengua española.
– Con respecto al tema del control de las asistencias y el retiro de planes sociales. ¿En caso de efectivamente se compruebe la falta de asistencia, ratificás que se va a aplicar esta decisión de retirar los planes sociales?
El tema de la asistencia tiene que ver con el derecho a la educación. La Constitución, la Ley Nacional de Educación, garantizan el derecho de los niños y las niñas a la educación y obligan al Estado y a los padres y las madres a garantizar el ejercicio de ese derecho.
Desde nuestra primer Ley de Educación y todas las posteriores y la Constitución, todas hablan de la obligatoriedad de los adultos responsables de los niños y niñas por garantizar ese derecho. Entonces yo no quiero controlar las faltas porque me gusta controlarlas. Lo que quiero es que garanticemos que los chicos tengan la oportunidad de aprender. El Estado tiene las escuelas, el Estado tiene los docentes, el Estado abre las puertas: las familias tienen que llevar a los chicos a las escuelas.
Lo que estamos viendo en los últimos años, por esto que te decía de lo que se perdió por los valores del trabajo cuando reemplazamos el trabajo por asistencia social es que no hay organización familiar, no hay rutinas, no hay horarios y entonces los chicos no van todos los días, todo el tiempo a la escuela.
Llegan tarde, se van más tarde o no van todos los días y esto era una tendencia que veníamos viendo antes de la pandemia y que claramente se profundizó en pandemia. No en la ciudad de Buenos Aires, en Argentina y en la región, porque Chile tiene el mismo problema y Uruguay tiene el mismo problema, hablé con mis colegas de ambos países y en ambos lugares está el mismo problema.
– Los chicos no van a la escuela…
No van. Dejan de ir. De la misma manera que en el mundo del trabajo tuvieron que adecuar las normas para que haya regímenes de presencialidad combinada, la escuela es cinco por cinco. Son los cinco días de la semana, con el horario de clase que tenés. Esta misma desorganización familiar y nuevos hábitos tenemos que ordenarlos para que los chicos aprendan.
Lo que nosotros decimos es: la escuela está abierta, los padres y las madres tienen que traer a los chicos a la escuela. Lo que controlamos, no es que los chicos vayan, sino que los padres garanticen ese derecho al acceso a la educación. Si no vienen, el hecho de medirlo y tener alertas, lo que nos permite es intervenir para entender si hay situaciones objetivas de la pobreza, de la organización familiar, que necesiten una intervención del Estado para revertir la situación.
Lo que no puede pasar, es que por un cambio cultural, por desorganización o por nuevos hábitos los chicos pierdan el derecho a aprender. Si vos mirás, aquellos estudiantes que más faltaron son los mismos estudiantes que menos saberes pudieron adquirir y que están en las condiciones de promoción acompañada o con materias pendientes.
Desnaturalizar esa situación lo que permite es recuperar el derecho a que los chicos aprendan y generar las oportunidades.
– ¿Pero no es un doble castigo para el niño, que la amenaza sea quedarse sin un plan social para sostener a su familia?
Hay varias cosas. Primero que los planes sociales, todos, desde la AUH -que fue pensada por Lilita Carrió, no por Cristina Kirchner- hasta Ciudadanía Porteña -que como dijo Gabriela Cerruti fue gestionado en su época- los planes tienen dos componentes: un componente de atención a la emergencia, para garantizar la cuestión alimentaria y habitacional, y un componente que se llama de corresponsabilidad, de compromiso del beneficiario, que es con dos cosas mínimas: salud (vacunas) y educación (escuela, que es un componente aparte, que se paga aparte, es un bono aparte).
Lo que nosotros decimos es: a los dos meses, por bimestre, los vamos a controlar. No es el alumno regular en el año, sino por bimestre. ¿Cumplieron el 85% del presentismo vinieron la cantidad de días necesarios? Si vinieron, bien; si no vinieron se dispara una alerta.
¿Qué hace Ciudadanía Porteña? Va con los trabajadores sociales a las familias de aquellos que no hayan cumplido para ver cuál es la situación objetiva que hizo que los chicos no fueran. ¿Es una situación habitacional, una situación de organización familiar, un tema de salud, un tema de inundación, cuál fue el problema? Es para poder intervenir, no hay ninguna quita de nada, es una intervención como una primera alerta. Un segundo bimestre, donde sigan los chicos sin ir a la escuela todos los días que deben, recién ahí se quita el primer componente de la corresponsabilidad por educación, porque no están cumpliendo con su parte.
– ¿Esa acción, esa sanción, no genera un daño extra?
Esa acción genera un incentivo a cumplir un compromiso, porque si estamos hablando de cuestiones objetivas, había una instancia anterior donde se intenta solucionar. Si hay cuestiones objetivas, obviamente no hay una sanción. Ahora si no hay cuestiones objetivas y tiene que ver con rutinas u organización familiar, eso es lo que hay que organizar y eso es lo que hay que ordenar.
Hay que generar incentivos para que eso suceda, porque si no hay límite, si no hay consecuencias, entonces da lo mismo y si da lo mismo saber que no saber, cumplir que no cumplir, ir que no ir, entonces nada cambia. Y los chicos siguen sin poder salir de esa lógica reproductora de la pobreza.
– Hablabas recién del populismo educativo. Con los sindicatos tenés una relación tensa.
Correcta.
– Vos le ponés correcta, yo le digo tensa. Esa relación ¿Cómo es en el día a día? ¿Te hacen la vida imposible?
No. La ciudad tiene 17 sindicatos distintos, que representan distintas áreas de la educación. Técnica, especial, artística, lo que eran los anteriores comerciales. Un gremio representa a un partido político de izquierda o a un grupo colectivo de izquierda y un sindicato que representa al kirchnerismo o es el kirchnerismo representado en un sindicato.
La realidad es que en el día a día convivimos con mesas constantes de diálogo, hablamos, discutimos, escuchamos. La diferencia enorme respecto a lo que pasó durante muchos años en la Argentina es que yo no les pregunto a los sindicatos cuestiones que no tengan que ver con las condiciones laborales, porque la política educativa la decide el Poder Ejecutivo, el jefe de gobierno que fue electo por los vecinos de la ciudad, delegado en mí, que soy la ministra de Educación.
¿Podemos conversar sobre los temas? Por supuesto, tienen una mirada, representan un sector, pero de la misma manera, yo hablo con estudiantes, con las familias, con especialistas, con el sector productivo. Son miradas para tomar mejores decisiones, ahora yo no pido permiso.
La otra diferencia enorme con lo que pasa a nivel nacional, es que no hay ninguna silla del Ministerio de Educación de la Ciudad que esté ocupada por sindicalistas. Las decisiones no las consultamos ni pedimos permiso a los sindicatos. Por eso digo que es correcta, porque para mí es el rol que corresponde a los sindicatos, como organización de trabajadores para defender los derechos laborales y discutir las condiciones laborales. Sobre política educativa opinan como un actor más, no son el actor definitorio o el actor principal para definir las políticas educativas.
– Porque en el ámbito nacional esto no sucede y, es más, la educación como política está conducida, controlada y administrada por el gremio, por los sindicatos.
Es el Ceterismo educativo, que viene desde hace años generando la declive de la educación en la Argentina. Empezó a caer el nivel educativo en el momento en que empezamos a hacer contraponer, como te decía al principio, equidad con calidad.
Para que entren todos, dejemos de exigir, para que estén todos adentro y los contengamos, dejemos de evaluar. Si no evaluamos, no sabemos y no conocemos la realidad. Estamos bien, todos por arriba: esto es populismo educativo.
Segundo motivo, los ministerios ocupados por sindicalistas, ¿qué pasa en ese momento? Perdés la visión general, para pasar a tener una visión corporativa de los intereses de un sector de la comunidad educativa, no de la comunidad educativa y no de los chicos, fundamentalmente.
Todo esto, frente a una sociedad que tiene una coyuntura que hace que te preocupe la inflación todos los días, te preocupa la seguridad, te preocupa el trabajo y la educación no forma parte de los principales temas de tu agenda. Este contexto hizo que todo fuera transcurriendo de así durante los últimos años y llegamos a estos niveles.
– ¿Creés que los gremios docentes tienen de rehén a la educación pública argentina nacional, por lo menos?
Tienen de rehén a los políticos y, por ende a la educación. Pero fundamentalmente a los políticos, porque los condicionan en sus decisiones. Y no siento que seamos todos iguales.
– ¿Baradel puede ser parte del problema o parte de la solución?
Es parte del problema, claramente.
– ¿Y cómo se resuelve?
Se resuelve con mucha pedagogía sobre el resto de los docentes. No todos los docentes son Baradel, no todos los docentes piensan como Baradel, ni le creen a Baradel ni a los “Baradeles” de la vida. Porque hay un Baradel en cada provincia, porque tenés provincias absolutamente cooptadas por los sindicatos docentes en todas las provincias y no es Baradel, más allá de que respondan o no a CTERA. Son esos perfiles, pero no representan a la docencia. Entonces para mí es mucho trabajo de docencia para darles libertad, para devolverles dignidad, para generar carreras que no dependan de los sindicatos.
– Pasó cuatro años Mauricio Macri como presidente y cuatro años María Eugenia Vidal como gobernadora y a Baradel no se le movió un pelo. Y es más, Vidal reconoce que uno de sus errores fue haber mantenido ese conflicto…
Por eso yo no te dije que la solución no es el conflicto, el enfrentamiento. Te dije que es al revés, es la pedagogía, el trabajo con los docentes para que sientan que son libres. Para que sientan que pueden tomar decisiones, para que se sientan respaldados en esas decisiones por un Gobierno por un Ministerio, para que haya una carrera docente libre de las decisiones y del dedo de los sindicatos.
Todas las cosas que fuimos haciendo acá en la Ciudad de Buenos Aires, con tiempo, porque no se hacen de un día para el otro. La Argentina no va a transformar su sistema educativo y esta lógica populista, de populismo educativo, en un año, en dos años o cuatro años. Es un proceso, donde se tienen que ir cambiando las reglas de juego para que los docentes sientan el cambio. ¿Qué me dicen en las provincias? Cuando recorro las provincias los docentes me dicen que tienen miedo, porque si se oponen a las medidas de los sindicatos y no se suman a los paros, si quieren hacer algo distinto en las aulas o marcar una diferencia sobre los enfoques, no pueden crecer en la carrera, no logran acceder a cargos, se quedan sin trabajo. ¿Por qué? Porque la política de la carrera, la definen los sindicatos.
– ¿Cómo rompés esas estructuras y esas lógicas?
Como hicimos en la ciudad de Buenos Aires. Cambiamos el Estatuto Docente, cambiamos los sistemas de concurso, cambiamos el sistema de acto público, que es el momento cuando acceden a los cargos.
– Digo porque, como ocurrió en el gobierno de María Eugenia Vidal, hicieron paro por la demora en un día en el pago del salario, y ahora han pasado un montón de cosas y los gremios no han hecho ni un paro.
Absolutamente. Pero es cambiando las reglas de juego, mostrando al resto de los docentes, que son la enorme mayoría, que quieren trabajar y que quieren hacer las cosas bien, que hay otros caminos, que van a ser respaldados en esos caminos, que va a haber posibilidades de crecimiento y de acceso a cargos sin necesidad de estar con un sindicato o no, que van a recibir servicios iguales.
El problema de la provincia de Buenos Aires también era que todos los servicios dependían del sindicato. Había un Estado que se había retirado para darle lugar al sindicato para ocupar esos lugares. Eso es lo que hay que ir recuperando y dándole certezas y seguridad a los docentes para que se sientan tranquilos, ejerciendo su tarea, sabiendo que no va a depender de su opinión política las posibilidades de desarrollo profesional o no.
Fuente: Infobae, Argentina.