Sin Cristina, sin acuerdos y sin rumbo: el peronismo bonaerense choca en la previa del cierre electoral

A doce días del plazo para la inscripción de alianzas y a poco más de tres semanas del cierre de listas, el peronismo en la provincia de Buenos Aires transita un clima de desconcierto, roces y descoordinación. La falta de una figura de peso que ejerza conducción nacional, sumada a las tensiones entre kirchneristas, axelistas y massistas, ha paralizado incluso los intentos de sentar las bases jurídicas del armado electoral para los comicios del 7 de septiembre.

Mientras el gobernador Axel Kicillof planifica una reunión con intendentes en La Plata para empezar a delinear las candidaturas, el espacio que integran Cristina y Máximo Kirchner, junto con Sergio Massa, avanza en paralelo en la convocatoria a una mesa de apoderados partidarios. Esa cumbre no incluye a representantes cercanos a Kicillof, lo que revela la fisura estructural que atraviesa al peronismo bonaerense.

“Ni idea quiénes fueron convocados”, deslizó una fuente del entorno del gobernador, que esta semana encabezó actividades en Las Heras y Monte. La reunión paralela de apoderados, que se organiza en la sede del PJ nacional (Matheu 130), incluye partidos como el Frente Renovador, Patria Grande, Nuevo Encuentro y el Frente Grande, aunque este último también responde al mandatario provincial a través del intendente Mario Secco.

El histórico partido fundado por Carlos “Chacho” Álvarez y Fernando “Pino” Solanas está ahora atravesado por internas: militantes críticos acusan a Secco de haberlo “aparateado” para alinearlo con el axelismo, mientras que La Cámpora justifica la exclusión del Movimiento Derecho al Futuro (MdF) con una explicación tajante: “Ese es el partido de Kicillof”.

Los desacuerdos no se reducen al plano operativo. En el fondo, lo que se juega es el modelo de liderazgo post-Kirchner. La prisión domiciliaria de Cristina Kirchner y su silencio forzado han dejado un vacío que nadie parece dispuesto —o capaz— de ocupar con firmeza. La tensión quedó expuesta esta semana cuando la esperada reunión entre apoderados impulsada por Máximo Kirchner y Sergio Massa fue postergada dos veces. “Como están las cosas, no se pudieron iniciar las conversaciones”, admitió un operador del espacio.

En paralelo, crecen las señales de rebeldía desde el interior. En Chaco y Corrientes, el gobernador riojano Ricardo Quintela y la diputada Victoria Tolosa Paz lanzaron la agrupación “Renacer Correntino”, en abierto desafío al kirchnerismo local. La jugada intenta consolidar una nueva línea interna capaz de competir por el voto peronista en territorios históricamente dominados por el aparato de Jorge Capitanich y el camporismo.

La situación se agrava con el trasfondo de sospechas e internas sin resolver. Intendentes molestos por el manejo de la ley que habilita reelecciones indefinidas volvieron a reclamar por un acuerdo que incluya también a los jefes comunales, algo que —según aseguran— Kicillof había prometido, pero que luego fue atribuido al “camporismo”.

En este contexto fragmentado, la única convocatoria concreta que avanza es la de este viernes, en la sede del PJ nacional, donde se reunirán espacios que integran Unión por la Patria bajo el lema “Argentina con Cristina, Cristina es inocente, Cristina libre”. Allí, más que construir alianzas, se reafirmará el núcleo duro del relato kirchnerista ante un tablero electoral que se reconfigura aceleradamente.

El peronismo bonaerense, que hasta hace no tanto funcionaba como columna vertebral del poder nacional, hoy se muestra paralizado por su propia falta de consensos y dirección. Sin Cristina en el centro de la escena, la disputa por la conducción dejó de ser táctica y se convirtió en existencial.

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